Agenda de derechos

En este 2024 nos enfrentamos, nuevamente, a decidir qué proyecto político conducirá al país. Sin filias ni fobias, es necesario abrirnos a la escucha y analizar las distintas propuestas de gobierno de las personas candidatas, así como observar si estas personas están dispuestas a dialogar y trabajar mano a mano con los diferentes sectores que conforman a la sociedad mexicana.

En medio de una creciente polarización, se han abierto espacios para que las personas candidatas expresen la manera en la que pretenden conducir al país, den a conocer sus propuestas y pongan en la mesa una agenda de derechos. 

Agenda de derechos

No obstante, es importante ir más allá de las campañas y tener presente las acciones concretas implementadas durante las respectivas gestiones de cada persona. En otras palabras, es importante cuestionar planteamientos "utópicos" y, observar quiénes son sensibles a las problemáticas que atraviesan al país y han buscado garantizar la inclusión de los grupos sociales, sexuales, raciales y de la diversidad en sus programas de gobierno.

El contexto actual de México es complejo, pero no nuevo: nos atraviesa una interminable ola de extrema violencia, impunidad e indiferencia ante un gobierno federal que, si bien ha tenido aciertos en algunas materias, ha ignorado a las víctimas y aquellas personas que exigen un cambio de paradigma y la reparación de daños históricos. 

Es por ello que es indispensable priorizar a aquellas candidaturas con propuestas claras que contemplen la perspectiva de derechos humanos y que vayan más allá de lo inmediato y urgente hacia problemas sistemáticos como la violencia de género, la exclusión, la criminalización del consumo de drogas, la desaparición de personas, el desplazamiento forzado y la crisis climática.

Como sociedad podemos exigir cambios y decidir quién puede o no estar frente a los puestos de toma de decisión. También tenemos la obligación de exigir una agenda de derechos que no recurra a las mismas respuestas de siempre: cortoplacistas, punitivistas, militaristas, estigmatizantes y jerárquicas. Quizá lo más importante: tenemos que recordar que la voz de la ciudadanía debe escucharse más allá de las campañas, debe tener un asiento permanente en los espacios de toma de decisión. La organización social debe encaminarse a construir, con y a pesar del Estado, una sociedad más justa, igualitaria y pacífica que garantice el bienestar de las personas que vivimos en ella.

Frente a este proceso electoral en el que nos encontramos, desde la Ibero se ha conformado un Grupo de Trabajo que se encargará de coordinar los encuentros de las personas candidatas a la presidencia y jefatura de gobierno de la Ciudad de México con la Comunidad Universitaria, bajo una lógica de respeto, inclusión y pluralidad democrática. Esta serie de encuentros ha sido denominada #IberoDialoga.

Ejercicios como #IberoDialoga demuestran la necesidad de compartir ideas, propuestas y preocupaciones con las personas que aspiran a liderar un proyecto de nación y de ciudad. La escucha activa, el diálogo y la garantía de derechos para todas las personas deben ir al centro de espacios de encuentro a nivel nacional. 

Al ejercer nuestro voto, será clave evaluar aquellas propuestas que den respuesta a las preocupaciones de las personas y a las necesidades del país y trasciendan de las promesas y buenas intenciones a proyectos viables que se ejecuten involucrando a todos los sectores de la sociedad mexicana.