Debido a sequía China cava más profundo para regar cultivos
Debido a que el nivel del lago de agua dulce más grande de China ha caído a sólo el 25% de su tamaño habitual debido a la grave sequía
BEIJING, China.
La drástica disminución del nivel del agua en el lago Poyang, ubicado en la provincia suroriental de Jiangxi, había cortado el flujo en los canales de riego de las tierras de cultivo aledañas. Los operarios de las excavadoras sólo trabajan después del atardecer debido a las altas temperaturas diurnas, informó la agencia de noticias oficial Xinhua.
Una severa ola de calor está causando estragos en gran parte del sur de China
Las altas temperaturas han provocado incendios en las montañas que han obligado a evacuar a 1.500 personas en el suroeste del país, y las fábricas tienen órdenes de reducir la producción debido a que las centrales hidroeléctricas no generan tanta energía debido a la sequía.
El calor extremo y la sequía han marchitado los cultivos y encogido el cauce de los ríos, incluyendo el gigantesco río Yangtsé, interrumpiendo el tránsito de mercancías.
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Alimentado por los principales ríos del país, el lago Poyang tiene una superficie media de casi 3.500 kilómetros cuadrados (1.400 millas cuadradas) en temporada alta, pero ahora cuenta con apenas 737 kilómetros cuadrados (285 millas cuadradas) en medio de la reciente sequía.
Determinada según el nivel de agua, el lago entró oficialmente en la temporada de estiaje de este año el 6 de agosto, antes que en cualquier otro momento desde que se empezaron a tomar registros en 1951. Los estudios hidrológicos anteriores a esa fecha son incompletos, aunque parece que el lago puede estar en su nivel más bajo de la historia reciente o cercano a él.
Además de suministrar agua para la agricultura y otros usos, el lago es una escala importante para las aves migratorias que se dirigen al sur para pasar el invierno.
China está más acostumbrada a lidiar con el problema opuesto: las lluvias estacionales que provocan deslizamientos de tierra e inundaciones cada verano. Hace dos años, las aldeas y los campos de arroz, algodón, maíz y frijol que rodeaban el lago Poyang se inundaron tras las lluvias torrenciales.
Este año, una amplia franja del oeste y el centro de China ha registrado días con temperaturas superiores a los 40 grados Celsius (104 °Fahrenheit) debido a las olas de calor que han comenzado antes y han durado más de lo habitual.
Es probable que el calor esté relacionado con el cambio climático provocado por el hombre, aunque los científicos aún no han realizado los complejos cálculos ni las simulaciones de computadora necesarias para asegurarlo.
“El calor es sin duda un récord, y ciertamente es agravado por el cambio climático causado por el hombre”, dijo Maarten van Aalst, director del Centro Climático de la Cruz Roja y la Media Luna Roja en los Países Bajos. “La sequía es siempre un poco más compleja”.
Según Jennifer Francis, climatóloga del Centro de Investigación Climática Woodwell, en Falmouth, Massachusetts, las “temperaturas verdaderamente asombrosas que están asando a China” están relacionadas al estancamiento de la corriente en chorro, el flujo de aire que mueve los sistemas meteorológicos de todo el mundo.
Señaló que una zona alargada de presión atmosférica relativamente alta estacionada sobre el oeste de Rusia es la responsable de las olas de calor de este año tanto en China como en Europa.
En el caso de China, el sistema de alta presión está impidiendo la entrada de masas de aire frío y de precipitaciones en la zona.
“Cuando las condiciones de calor y sequía se atascan, el suelo se seca y se calienta con mayor facilidad, lo que refuerza aún más la cúpula de calor en lo alto”, dijo Francis.
En la ciudad de Chongqing, se ha pedido a algunos centros comerciales que abran sólo de 4 a 9 de la tarde para ahorrar energía. Los residentes han buscado un respiro en la frescura de los refugios antiaéreos que datan de la Segunda Guerra Mundial.
La situación en China es similar a la que ocurre en Europa y otros puntos del hemisferio norte, donde las altas temperaturas están pasando factura en la salud pública, la producción de alimentos y el medio ambiente en general.