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Entre el miedo y la angustia

Ser mamá buscadora implica indagar con uñas y dientes la ubicación de sus hijos, invertir recursos, ya que lo único que les brindan las autoridades es la “seguridad”

‘Nosotros vivimos día con día la angustia de pensar: ¿estarán bien? ¿ya estarán con Dios?, ¿dónde estarán? ¿pasarán hambre?, ¿pasarán frío?”, dijo María Eduviges Rojas, de 41 años de edad, una madre buscadora que vive entre el miedo y la angustia.

María Eduviges Rojas, de 41 años de edad, una madre buscadora que vive entre el miedo y la angustia.Entre el miedo y la angustia

Yo no le tengo miedo a esa gente. Yo les digo a las otras compañeras, pues hablamos, hablando se entiende la gente; nosotros lo que queremos es encontrar a nuestros hijos, eso es lo que queremos nosotros; ya no nos interesa si fue aquél, lo que queremos es encontrarlos”. María Eduviges Rojas, madre buscadora

LLEVA 4 AÑOS DE BÚSQUEDA

María busca a sus dos hijos, Gil Manuel y José Ignacio, de 13 y 14 años, respectivamente, que en el 2019 desaparecieron en la ciudad de Matamoros cuando fueron a un centro de conveniencia y ya no regresaron.

“Ha sido un gran vía crucis; puse la denuncia en Matamoros, nunca me sacaron a búsqueda, hasta después yo, con mis propios medios, empecé a salir a búsquedas, andar con los colectivos buscando a mis hijos. Ha sido muy duro encontrar a otros seres, ha sido muy difícil el encontrar un cuerpo y estar con el miedo, la angustia de será o no será tu hijo, y las autoridades tardan mucho en darte las respuestas, que te están matando por dentro”, platicó la angustiada madre.

En entrevista con EL MAÑANA de Reynosa, María explica que siempre, acompañada de su otro hijo, ha acudido con los colectivos a buscar en las brechas, en los ranchos, en las fosas de Nuevo Laredo y Monterrey.

“Gracias a Dios no los he encontrado, pero estoy satisfecha que he encontrado a más personas y no son mis hijos; pero les puedo ayudar a las demás mamás a encontrar a sus familiares, es lo que vivimos día con día y siempre estamos con lo mismo, y no tenemos respuesta de nadie, nunca tenemos quien nos diga que están bien, nadie entiende nuestro dolor hasta que lo están viviendo”, recalcó.

Señala que nadie se les acerca y pasan solas por estos momentos de dolor e incertidumbre y son juzgadas; incluso, sus familiares, también los abandonan.

“Antes de conocerme ya somos juzgadas por la gente, por los familiares; que si andaban mal, que si lo otro. El que hayas vivido con ellos, sus tíos, ellos mismos te juzgan, porque juzgar sin conocer, sin saber, también hace daño, porque se alejan de nosotros. Las madres buscadoras solamente entre nosotras nos entendemos”, dijo la madre originaria de esta ciudad.

UNA BURLA LOS 300 PESOS

Ser madre buscadora implica buscar con uñas y dientes a sus hijos, invertir recursos, ya que en el área de víctimas les apoyan con 300 pesos para la comida, agua y refrescos, recalcando que lo único que les brindan las autoridades es la “seguridad”.

“Sería una grosería decir: tenemos que buscar en la orilla de la ciudad, al centro de la ciudad, tomar dos o tres peseras y luego de ahí, transporte para seguirle; en lo único que nos apoyan, según ellos, es en la seguridad que nos brindan; nos dejan andar entre el monte solas, ellos andan acá, detrás de la licenciada, de la fiscalía, y a nosotros las madres nos dejan que recorramos el monte; ellos no nos andan cuidando a nosotros, están detrás de los trabajadores, de la fiscalía, del grupo de la fiscalía; es mentira que nos cuidan a nosotros”, recalcó.

María explica que no les ha tocado vivir situaciones de inseguridad mientras realizan las búsquedas, y no van a juzgarlos ni a buscar culpables, solamente van a buscar a sus desaparecidos.

“Yo no le tengo miedo a esa gente. Yo les digo a las otras compañeras, pues hablamos, hablando se entiende la gente; nosotros lo que queremos es encontrar a nuestros hijos, eso es lo que queremos nosotros; ya no nos interesa si fue aquél, lo que queremos es encontrarlos, descansar de todo este proceso que estamos viviendo. Es muy duro, tampoco quisiéramos que más madres vivieran eso que estamos viviendo”, apuntó.

María Eduviges Rojas señala que diariamente hay de tres a cinco desaparecidos, y quisiera que todo este problema acabara, pero la cadena se puede cortar, pero siempre se vuelve a unir y pide a las autoridades respuestas y trabajo.

“Que se pongan a trabajar para poder actuar en las vigilancias, que no nos salgan siempre con que las cámaras no sirven, entonces ¿para qué las ponen si sólo van a servir para la conveniencia de ellos?, y a la conveniencia de nosotras, las víctimas, nunca sirve una cámara, y sí puede salir en las noticias que están dando el apoyo...no es cierto, nunca voltean a ver a una madre que es víctima, nunca voltean a ver una familia que tenga un hijo desaparecido”, dejó en claro la entrevistada.

La madre buscadora dice que nunca se oye el apoyo a las madres buscadoras, no se les menciona y las autoridades se hacen sordas y ciegas a lo que están pasando.

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A diario hay desapariciones forzadas y las autoridades parecen estar ciegas y sordas. 



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