Impulsa acción climática global
La voz de Kerry empieza a sonar ronca por su labor para impulsar las iniciativas globales
John Kerry está en todas partes y no se detiene un momento en una difícil cumbre climática de Naciones Unidas.
Hacia el final de la primera de las dos semanas de cumbre, la voz de Kerry empezó a sonar ronca por su labor para impulsar las iniciativas climáticas globales, que amenazan con chocar contra un muro en su país.
“La alternativa es no hacer nada, no decir nada” sobre el clima, dijo Kerry a la prensa en la cumbre. “No hay promesas, no hay compromisos. Y uno se queda sentado esperando al desastre”.
Hablaba de una lucha climática que se torna más urgente conforme el calentamiento global por la quema de combustibles fósiles se intensifica, y más tensa, porque la cambiante política interna en Estados Unidos pone en peligro los esfuerzos climáticos de Biden y amenaza de nuevo el impulso global sobre el tema.
En plena cumbre, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó el viernes una paralizada ley de infraestructuras que contiene importantes medidas para reducir las emisiones estadounidenses.
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Pero el menguante apoyo político a Biden y las victorias republicanas en las elecciones de la semana pasada aumentaban la incertidumbre sobre que el gobierno estadounidense pueda cumplir algunas de las promesas más importantes de Biden en materia de clima.
Kerry, exsenador y que fue secretario de Estado durante la presidencia de Barack Obama, volvió al plano internacional tras el mandato de Donald Trump como enviado climático de Biden.
El puesto ha implicado disculparse por el caos global desatado por Trump, que se burla de la ciencia sobre el cambio climático, cuando sacó a Estados Unidos del Acuerdo Climático de París de 2015, que Kerry ayudó a negociar. Los científicos señalan que el terreno perdido durante el gobierno de Trump hace que esta década sea la última oportunidad para impedir que el calentamiento global alcance niveles más catastróficos.
La misión que tiene Kerry ahora es en parte diplomática y en parte de animador. En la conferencia climática de Glasgow, Kerry negocia para concretar cada posible detalle del esfuerzo climático de países y negocios, y después pide más. Aunque el regreso de Estados Unidos a las negociaciones climáticas globales ha ayudado a presionar a sus aliados para que prometan más recortes de emisiones, los otros grandes emisores, además de Estados Unidos -China, Rusia, India y otros países- hacen pocas promesas, en el mejor de los casos.
Para Kerry, de 77 años, esta es otra campaña en una cruzada personal iniciada hace décadas para combatir las emisiones de combustibles fósiles que calientan el planeta.
Kerry “aporta un profundo conocimiento sobre lo que está en juego”, dijo Jennifer Morgan, directora ejecutiva de Greenpeace International y veterana de negociaciones climáticas. “Aporta una larga relación con estas negociaciones y espíritu de colaboración”. Sin embargo, añade, “se ve limitado por lo que ocurre en su país”.
Si no hay “un plan creíble de Estados Unidos para cumplir sus objetivos y abandonar los combustibles fósiles, sólo puede llegar hasta cierto punto aquí”, dijo Morgan.
Los grupos conservadores señalan en internet a Kerry y hacen bromas en medios sociales sobre su fortuna -en Glasgow presentó a un orador como su vecino en la acomodada isla de Martha’s Vineyard- y supuesta afición por recorrer el mundo en avión privado.
Su apuesta por la diplomacia para intentar que China, muy dependiente del carbón, acelere sus objetivos de reducción de emisiones, también son un contraste con Biden y algunos de los miembros del gobierno, que han criticado abiertamente a China, el mayor emisor de dióxido de carbono. Estados Unidos es el segundo mayor emisor.
Antes de marcharse de la cumbre de Glasgow, donde coincidió con más de 100 líderes mundiales, Biden dijo que el presidente de China, Xi Jinping, había cometido un “gran error” al no asistir.
“Han perdido la capacidad de influir en gente de todo el mundo”, dijo Biden.
Los observadores veteranos de las negociaciones climáticas hablan de forma positiva de la labor más discreta de Kerry como enviado climático.