Éxodo michoacano rumbo a la frontera
Sin alcanzar a preparar una maleta un hombre, su esposa y sus cuatro hijos, dejaron ese mismo día la comunidad de Tierra Caliente y se dirigen a EU en busca de asilo
Hidalgo, TX.
‘Me quitaron mi casa’
Joel huyó de Michoacán cuando le apuntaron con un arma afuera de su casa, de la que tuvo que salir huyendo.
Sin alcanzar a preparar una maleta, el hombre de 39 años, su esposa y sus cuatro hijos, dejaron ese mismo día la comunidad de Tierra Caliente en la que vivían y se dirigieron a la frontera en busca de asilo en Estados Unidos.
A Joel, quien se dedicaba a la pesca, lo querían obligar a integrarse al crimen organizado, lo cual rechazó.
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Al igual que él, una gran cantidad de michoacanos, víctimas de la violencia, han arribado a Ciudad Juárez con el propósito de cruzar hacia el país vecino.
Actualmente, más de la mitad de la población albergada en sitios de acogida son familias mexicanas, principalmente de Michoacán.
Sin embargo, se desconoce el número real de los desplazados debido a que no todos se encuentran en refugios.
Otros residen en hoteles o casas de renta, esperando que Estados Unidos reabra la frontera totalmente para solicitar el inicio de su proceso de protección internacional.
Este es el caso de Joel, quien aguarda la reapertura de la frontera entre Ciudad Juárez, Chihuahua y El Paso, Texas, para exponer su caso ante las autoridades norteamericanas.
“Yo salí de allá porque me desalojaron de mi casa, me la quitaron”, comenta entrecruzando las manos.
“Ellos (el crimen organizado) allá quieren que uno se meta con ellos a trabajar y pues no está impuesto a ese trabajo”, precisa en un espacio del albergue donde ha encontrado techo y comida.
LES QUITAN SUS CASAS LAS AMENAZAS DE CRIMINALES
Comenta que fueron dos veces a su casa para decirle que los apoyara.
“Pero pues yo les dije que no, que pues yo no sabía ni agarrar un arma. Y ya me dijeron que no, que lo pensara bien. Y me dejaron, que lo pensara, que me iban a dejar unos días para que lo pensara”.
Volvieron, y les reiteró que no deseaba irse con ellos.
Fue cuando uno de los sujetos le apuntó con un arma. No le dispararon, pero le advirtieron que lo matarían a él y a su familia si lo veían ahí.
En ese mismo momento, se fue.
Al llegar a Juárez, le pidió a un taxista que lo llevara al albergue para migrantes y ahí permanece. Dice que mientras reabren la frontera, se encomienda a la Virgen de Guadalupe para que pronto la vida de él y su familia mejore.
En los puertos de entrada de El Paso, algunos migrantes esperan ser ingresados.