Materializa sus pesadillas
La pesadilla de dos niños que despiertan en plena noche sin poder encontrar a sus padres ni escapar, porque las puertas y ventanas de la casa desaparecieron, mientras se enfrentan a una presencia extraña, se volvió realidad en la película “Skinamarink: El Despertar Del Mal”
Ciudad de México
La pesadilla de dos niños que despiertan en plena noche sin poder encontrar a sus padres ni escapar, porque las puertas y ventanas de la casa desaparecieron, mientras se enfrentan a una presencia extraña, se volvió realidad en la película “Skinamarink: El Despertar Del Mal”, del director Kyle Edward Ball, cuyo trabajo fue puesto al nivel de “El Proyecto de la Bruja de Blair” (1999).
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“Cuando la gente empezó a compararla con ‘El Proyecto de la Bruja de Blair’ estaba sobre la Luna, porque la película de terror es un punto de referencia en los 2000. Personalmente, tengo una gran historia con esa película cuando salió en cinta (VHS); en parte me encantó, pero no le entendía. Después la vi cuando era adolescente, pero no le di ese respeto que merece porque la vi en la televisión, no podía oír nada”.
- Terror a la pantalla.
TERROR Y CALIDAD
“Como adulto cambió por completo mi perspectiva y es una película de consuelo. La puse hace un par de semanas, me sentí cómodo y seguro con el poder de la película, porque la gente encuentra similitudes sobre cómo fue hecha esa cinta y la mía. Por ejemplo, la fotografía, el rodaje de varios días, las primeras veces como directores”, dijo Ball, en entrevista por videollamada.
Basado en “Heck”, su primer cortometraje de 2020, su proyecto está ambientado en 1995 y cuenta con un aspecto lo-fi (del inglés low fidelity, de baja calidad) inspirado en los filmes de terror de los años 70, ya que incluye una calidad granulada y sobresaturada de la imagen, además de un sonido de baja fidelidad.
“Por accidente, tuve ciertas coincidencias. Puedo definir mi estética como parecida a la de ‘El Proyecto de la Bruja de Blair’ porque tengo personajes con cabello largo y la idea de crear miedo con espacios cerrados, monstruos y elementos minimalistas”, agregó.
- Enfrentan a una presencia extraña.
GRAN RETO
Al ser un proyecto independiente, uno de los mayores retos que enfrentó el cineasta fue tener un presupuesto de 15 mil dólares.
Para apelar a la sensación de claustrofobia del espectador cuando los niños ven caricaturas en la sala mientras algo los asusta, sin que nadie los pueda proteger, Ball filmó su largometraje en la casa de su infancia en Edmonton, Canadá.
La película tuvo éxito gracias a TikTok, donde se viralizó, a tal grado, que en Estados Unidos se triplicaron sus ingresos en taquilla.
De la mano de la distribuidora Tulip Pictures, la cinta ya llegó a cartelera nacional.