Gran estética visual en Dune Parte 2
La segunda parte de esta épica, retoma del punto donde se quedó la cinta anterior
Ciudad de México.- Desde siempre, el ser humano ha sido marcado por mitos y profecías. La necesidad existencialista de encontrar nuestro origen y definir nuestro presente. pero, sobre todo, orientar nuestro futuro.
Y son las profecías las que dan color a Duna: Parte 2.
Han pasado sólo unos días desde que dejamos a Paul Atreides (Timothée Chalamet) en el planeta Arrakis, escapando de los malvados Harkonnen. Ahora está con los Fremen, quienes conforman la resistencia en contra de los explotadores. Pero la profecía ha hablado y las señales, se están acomodando.
La segunda parte de esta épica, retoma del punto donde se quedó la cinta anterior; al tener cierta complejidad la historia -entre diversos planetas, razas y genealogías- no está de más darle una repasada a la primera entrega para tener frescas las narrativas.
Y justo la narrativa es de belleza abrumadora: Villeneuve es experto en crear un estilo visual, en el que los hilos de los efectos digitales se entrelazan en un tapiz cinematográfico terso y sin costuras; imposible detectar en donde termina la fotografía y entra la digitalización.
- En ese sentido y pese a las múltiples escenas de acción, batallas y gusanos de arena, hay momentos pausados y oníricos, que nos permiten sumergirnos en esas imágenes y reflexionar sobre sus significados.
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Pero mucho del interés reside en la ambigüedad ética de personajes como Lady Jessica (Rebecca Ferguson), portadoras del oráculo espiritual y sanguíneo; una hermandad cuyo poder inmenso, está presupuesto en su feminidad: la capacidad de engendrar a otros seres.
Son esas parcas cósmicas las que encarnan y dan seguimiento a la profecía, que contiene el poder del destino: bendición o maleficio.