Confesiones mortales
Este thriller, que inquieta y cuestiona la moralidad humana, cuenta con un cuadro de reconocidos actores
Monterrey, N.L.
Una familia acomodada, que en apariencia y ante los ojos del mundo parece perfecta, recibirá la visita de un misterioso "vengador" que los dejará en paz hasta obtener las "Confesiones" de cada uno de ellos.
La nueva película, del director Carlos Carrera ("El Crimen del Padre Amaro") se adentra en las entrañas de un núcleo familiar que esconde oscuros secretos y desentraña los sentimientos de culpa, miedo y desesperación que tienen.
Este thriller, que inquieta y cuestiona la moralidad humana, cuenta con un cuadro de reconocidos actores encabezado por Juan Manuel Bernal (El Vengador), Claudia Ramírez (Sara), Luis Gnecco (Ramiro) y Emilio Treviño (Juan Pablo).
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YA EN CINES
"Confesiones" tuvo su premier oficial en el Festival Internacional de Cine de Morelia y ya está en cartelera nacional.
El director, cuatro veces galardonado con el premio Ariel, busca a través de su cinta entregar al público el mejor trabajo posible minuto a minuto, llenar el tiempo en pantalla, compartir emociones y que la experiencia del espectador al ver "Confesiones" resulte plena.
La película cuestiona la moralidad humana.
LA TRAMA
Ser "El Vengador" le exigió a Bernal despojarse de los prejuicios y dejar fluir su intuición. Esta es la segunda vez que el actor se pone a las órdenes de Carrera; la primera fue en la serie "Capadocia".
La trama de "Confesiones" se desarrolla la noche posterior a la desaparición de una menor, cuando "El Vengador" irrumpe en la casa de la familia.
Más allá de un rescate millonario, lo que el hombre busca es exponer los secretos de los miembros de esta familia acomodada, quienes se ven atrapados en un torbellino emocional y son obligados a enfrentar las consecuencias de sus pecados.
Lo que el cineasta mexicano espera con la historia es promover el diálogo entre la audiencia, a quien invita a asistir al cine, disfrutarla en pantalla grande para que sientan la emoción colectiva.
Un torbellino emocional.