El papa Francisco llega a Hungría en una visita abreviada
El papa Francisco instó a Hungría el domingo a “extender sus brazos hacia todos”, en una crítica velada a las políticas del primer ministro Viktor Orban contra los migrantes, al iniciar el pontífice una visita de cuatro días a Europa Central, su primera gran salida internacional desde que se sometió a una cirugía intestinal en julio
El papa solo pasó siete horas en Budapest antes de trasladarse el domingo por la tarde a una gira de cuatro días por la vecina Eslovaquia. El itinerario desequilibrado sugería que Francisco no quería darle a Orban, el tipo de nacionalista populista que el pontífice critica con frecuencia, el reflector político que acompaña el recibir a un papa previo a las elecciones de primavera.
Francisco se reunió a su llegada con Orban, cuyas políticas de refugiados chocan con el llamado del papa de acoger a los inmigrantes que buscan una vida mejor en Europa.
Orban ha descrito con frecuencia a su gobierno como un defensor de la civilización cristiana en Europa y un baluarte contra la migración de países de mayoría musulmana. El Vaticano dijo que la reunión se llevó a cabo en una “atmósfera cordial” y duró más de lo esperado: 40 minutos.
En Budapest, Francisco ofició la misa de clausura de la conferencia internacional sobre la eucaristía. Orban estuvo en primera fila.
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Los organizadores prevían una asistencia de hasta 75.000 personas en la misa en la Plaza de los Héroes que se efectuó bajo pocas restricciones por el coronavirus a pesar de que Hungría, al igual que el resto de Europa, registra muchos contagios a causa de la muy contagiosa variante delta.
A pesar de las peticiones de la Cámara de Médicos de Hungría, los organizadores de la conferencia decidieron no exigir a quienes asistan a la misa vacunarse contra el COVID-19, hacerse pruebas, utilizar mascarillas ni guardar la sana distancia.
Sin embargo, los organizadores señalaron que habían ordenado distribuir 30.000 mascarillas y sanitizante para manos. Pidieron además al público que fuera precavido.
Durante su vuelo desde Roma, Francisco lució aparentemente en buena forma y saludó a periodistas en la parte posterior del avión hasta que un colaborador le indico que regresara a su asiento porque ya iban a aterrizar.
Dijo estar contento de reanudar sus giras al exterior tras una pausa por el coronavirus y por su recuperación este verano después de que le quitaran 33 centímetros (13 pulgadas) de colon. “Mala yerba nunca muere”, dijo en broma el pontífice.
El Vaticano y los organizadores de la gira han subrayado que Francisco fue invitado a Hungría a oficiar la misa, no para que cumpliera una visita propia de Estado ni pastoral a diferencia de su viaje a Eslovaquia.