El hospital embrujado. [LEYENDAS URBANAS]

Foto temática.

En la Zona Centro, abundan sitios en donde los vecinos afirman han sido blanco de actividad paranormal, sucesos que desafían la explicación lógica y que se han ubicado en el anecdotario de leyendas que enriquecen el folclor de Reynosa.

Desde la leyenda de la mujer de blanco o el fantasma de la Sierrita, que se documentan en el libro “Leyendas de Reynosa“ escrito por el excronista de la ciudad, Cesar Humberto Issasi Cantú (qepd).

Por estos rumbos desde hace muchos años corre una leyenda tiene como protagonista al antiguo Hospital Peña Vidaurri, ubicado en la esquina de la calle Porfirio Díaz y Madero.

Cerrado desde mediados de la década de los 90, el Hospital Peña Vidaurri se ha mantenido a la vista de quienes pasan a diario frente a sus tapiadas puertas, pero son muchos los rumores que se ciernen alrededor del mismo, según la leyenda urbana, se dice que fue cerrado a causa de que ocurrían cosas extrañas y sin aparente lógica.

Lo cierto es que el edificio fue sellado, tapiaron sus acceso y así se ha mantenido por casi 20 años, hay quienes presumen que han escuchado ruidos y golpes desde su interior, en las noches la actividad paranormal trasciende sus paredes y asustan lo mismo a peatones que a automovilistas, quienes juran haber visto sombras o ruidos, sin aparente origen.

Jaime Fernández, es propietario de un comercio por el sector y afirma que desde hace tiempo ha sabido de que ahí pasan cosas extrañas, se escuchan fuertes golpes en las paredes del interior o gritos espeluznantes que asustan al más osado.

Aparentemente el abandonado hospital pareciera cobrar “vida“ en ciertas noches y sus manifestaciones han sido percibidas por vecinos y transeúntes, quienes han sufrido sustos y el temor ante lo desconocido, que saben que ocurre, pero que nadie ha fundado las razones de esa actividad extranormal.

Nadie ha comprobado la veracidad de estos rumores y dichos, pero lo que si es cierto es que por las noches nadie quiere pasar frente al viejo y abandonado hospital, mucho menos hacerlo a solas y detenerse a comprobar la veracidad de esta leyenda de Reynosa…¿Usted se atrevería?