El complejo Cuatro Cuartos es uno de los miradores más hermosos de México
Conforme se acerca la noche, cada sorbo a la copa de vino se disfruta más. No sólo es la calidad del merlot, el escenario que se tiene ante los ojos juega un papel muy importante para esta grata experiencia.
El Océano Pacífico se halla de frente, acompañado de un paisaje desértico en donde, a veces, aparece algún borrego cimarrón.
A un costado está la Escénica, la autopista que une Ensenada con Tijuana y cuya fama se debe a las vistas que regala.
Sin duda, el Bar Bura, parte del complejo turístico Cuatro Cuartos, puede presumir que posee uno de los miradores más hermosos de México.
Resulta casi imposible que al viajero no exprese un "guau" al llegar a este sitio en el poblado de El Tigre, a 10 minutos de Ensenada.
La decoración cautiva con su sencillez: unas cuantas mesas de madera, bloques de pastura de caballo que sirven como sillones y un antiguo vehículo de la década de los 40 propiedad de los dueños del complejo. No se necesita más.
Aquí, se viene a disfrutar la vista, especialmente cuando en el horizonte todavía resplandecen algunos rayos de sol. Un instante de magia.
Quizá, por eso, en meses recientes, este mirador se ha convertido en el rincón más romántico de Baja California, pues nunca falta una pedida de mano. Ahí, las parejas se acurrucan para gozar el atardecer.
Las nubes descienden hasta que se siente que uno está sobre ellas, que basta con estirar la mano para tocar esas suaves figuras de algodón.
El cielo cambia de tonalidad cada cinco minutos, de un azul pastel a uno más eléctrico, luego aparecen algunas pinceladas rosas y anaranjadas hasta quedar completamente coloreado de morado.
El anochecer está pronto a llegar, justo es cuando llama la atención que en el Pacífico se crea una gran cantidad de neblina. Ésta comienza a subir hasta combinarse con las nubes, imposible adivinar cuál es cuál.
El bar entonces comienza a llenarse, especialmente por personas de entre 25 y 35 años que buscan tener un rato agradable para cerrar el día.
Y los pasillos se iluminan con cientos de velas y candiles.
Aquí, el tiempo se disfruta lentamente con amigos, copas de vino y una buena plática.
Dulces
sueños
Técnicamente es una tienda de campaña, pero no hay que preocuparse por la lluvia o que toque dormir sobre alguna piedra.
El complejo Cuatro Cuartos se suma a la tendencia del glamping (término que surge al unir la palabra glamour con camping) con 14 "cabañas".
Instaladas entre viñedos, ofrecen las comodidades a las que está acostumbrado un viajero que ama los hoteles cinco estrellas, pero en un escenario diferente.
Todas cuentan con calentadores, aire acondicionado, frigobar, terraza y vista a este lugar que se extiende a lo largo de 700 hectáreas.
No debe sorprender si, a media madrugada, alguna cierva merodea la zona juntos con sus crías. Aquí, hay espacio para todos.
Durante el día las actividades no faltan: se puede montar a caballo, practicar yoga o incluso navegar en velero.
Otra opción en la zona es Viñas del Tigre; cuenta con siete casas campestres en su área vinícola, junto a un arroyo y a la sombra de árboles de olivo.
Por las mañanas, el despertar viene con el canto de las aves.
Amantes
del vino
Dedicación y pasión por igual, no importa si se trata de la más pequeña vitivinícola familiar o un productor a gran escala que exporta a distintas partes del mundo.
Al norte de Baja California se aloja la Ruta del Vino, que comprende los valles de Guadalupe, Calafia y San Antonio de las Minas, Santo Tomás, San Vicente y Ojos Negros.
En este recorrido, que se puede por cuenta propia, se conocen viñedos, restaurantes campestres y hasta hoteles boutique.
Aunque resulta imposible negar que Valle de Guadalupe es la parte más visitada, ya que produce el 90 por ciento del vino de todo el país.
Pues aquí se localiza L.A. Cetto Valle de Guadalupe, una de las vinícolas de mayor tradición y que ha ganado varios reconocimientos en Nueva York, Londres y Zúrich.
Tiene recorridos guiados, degustaciones, además de una coqueta boutique en la que se pueden adquirir quesos y carnes frías.
Si se desea probar un vino más exclusivo, hay que darles oportunidad a los de Cuatro Cuartos. No se venden en tiendas de departamentales, sólo en sus instalaciones y en algunos restaurantes cercanos.
El complejo también cuenta con recorridos guiados por sus vides que provienen de Sonoma y Napa Valley, en California.
Más información:
cuatrocuatros.mx