Hay Negro para rato
Define el 4.40 el cuadrilátero como un lienzo donde él pinta su mejor accionar en cada día
Guadalajara, Jalisco
Asisto a las arenas de lucha libre desde los 6 años. Mi mamá le decía a mi papá que me llevara con él, porque así estaba segura de que yo iba a llegar a casa y así nació mi pasión por la lucha libre desde niño. Mi sueño era ser luchador¨.
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Su nombre remite a uno de los grandes luchadores mexicanos, aunque a él no le gusta que lo llamen leyenda.
A los 63 años, Negro Casas aún tiene sueños por perseguir en el ring, aquel que define como “Un lugar sagrado es un lienzo donde tengo que llegar a pintar lo mejor de mí cada noche”.
“Ya no pretendo nada (en la lucha libre), inquietar a nadie, sorprender a nadie. Lo único que me resta es disfrutar el que todavía me pueda trepar a un ring y hacer una lucha, disfrutar al público y disfrutar a mi rival”, aseguró el 4.40.
Negro Casas vivió la lucha libre desde la cuna. Su padre, Pepe Casas, fue luchador y réferi, por lo que desde niño aprendió los secretos del pancracio al acompañarlo a las arenas.
Aunque estudió hasta el bachillerato, siempre supo que su destino sería la lucha libre, deporte que practica desde que era adolescente.
“Todavía tengo pila para rato, mientras no tenga una lesión muy grave creo que puedo estar un rato más. Tengo que tener los pies en la tierra no despegarlos, y agradecerle a Dios que me permita todavía esto, que el público se me entregue así”, dijo.
Negro Casas tiene más de 40 años como luchador, gracias al sacrifico, a la dedicación y su trabajo sobre el ring.
“Gracias a Dios he tenido la fortuna y la suerte de poderme adaptar a los diferentes estilos. Si se trata de luchar clásico lo hago, si hay que correr o brincar, también lo hago; quizás no con la espectacularidad de los nuevos luchadores acrobáticos, pero sí para mantener una lucha que le llegue al público”, relató.
Tras hacer prácticamente toda su carrera en el Consejo Mundial de Lucha Libre, Negro Casas ha decidido emprender una nueva aventura. Se unió a inicios de este año a la Triple A y estará como juez en la “Lucha Libre World Cup”, que se llevará a cabo el sábado 19 de marzo en el Estadio Panamericano de Beisbol.
“Yo voy a ser muy estricto. El luchador moderno tiene que estar más preparado que el de antes, tanto físicamente como psicológicamente, hay luchadores más completos, y eso es algo que vamos a calificar. Es algo nuevo para mí, pero la esencia no se debe de perder”, aseguró el Negro.
‘UN PAN DE DIOS’
(La lucha libre) me ha dado muchas satisfacciones personales, viajar, conocer otras culturas, otros países. Me ha dado a mi familia; por la lucha libre conocí a mi esposa, que es panameña y tenemos 3 hijas, 9 nietos. Me ha dado a ganar dinero, la oportunidad de llevar una vida desahogada”.
El luchador extrovertido y muchas veces temido que hay sobre el ring es alguien muy diferente fuera de él.
Cuando no está en la arena, José Casas trata de dejar a un lado el personaje del ‘Negro’. Es un tipo serio, quizás hasta introvertido, aunque buen charlador.
Al llegar a casa, ese personaje de aspecto rudo se transforma en un ser humano que se derrite por sus hijas y nietos, que disfruta de las visitas y hasta goza de cocinar.
“No puedo ser una persona mediodía (Negro Casas) y después ser José Casas otro mediodía. Esa dualidad siempre está. En mi vida todo el tiempo está la lucha libre, con mi esposa, con mis nietos, con mis yernos. Es muy difícil separar.
“Lo que sí es que en mi casa soy un pan de Dios, como dicen algunas de mis hijas. Yo atiendo a la (persona) que entra, desde a quien hace el aseo o hasta quien llega de visita. Me gusta atender a la gente que va a mi casa”, relató.
Una de las grandes pasiones de ‘El Negro’ Casas es la cocina, la cual descubrió hace algunos años.
“Me encanta cocinar, verlos que comen, disfruto mucho de eso”, confesó, “he aprendido a hacer algunas cosas, quizás no tengo mucha sazón, pero disfruto de cocinar”.
Incluso, José Casas suele acompañar a sus nietos a la escuela y hasta de vez en cuando darse algún gustito saltándose la dieta y disfrutar de algún pastelito en su compañía.
AÚN SIENTE NERVIOS
Lo que sí es que en mi casa soy un pan de Dios, como dicen algunas de mis hijas. Yo atiendo a la (persona) que entra, desde a quien hace el aseo o hasta quien llega de visita. Me gusta atender a la gente que va a mi casa”, relató. Yo sé qué tan lastimadas tengo mis lumbares, mis cervicales, mis rodillas, pero llego a la arena y cuando empiezo a calentar, a ponerme mis pomadas, el cuerpo va agarrando energía¨. ¨Soy ajeno a que me llamen leyenda, pero el público nos llama así, los diferentes medios, los periodistas, pero leyendas, yo conocí la leyenda de La Llorona¨. ¨El ring es un lugar sagrado para mí, es un lienzo donde tengo que llegar a pintar lo mejor de mí cada noche¨. NEGRO CASAS LUCHADOR
Pese a los más de 40 años que tiene sobre los cuadriláteros, ‘El Negro’ Casas aún se estremece al llegar a la arena en la que va a luchar.
“Todavía me pongo nervioso, yo sé que voy a luchar y desde un día antes me estoy preparando mentalmente, viendo qué equipo me voy a llevar, mis botas, mi chamarra. Eso todavía me pone nervioso”, confesó.
El “4.40” hace un ritual para saber sobrellevar las ansias previas a cada contienda.
“Puedo ir a un ring, darme una vuelta unas horas antes de la función y empiezo a soñar, empiezo a sentir el ring, a tocar las cuerdas, sentirlas cómo están tensadas; es como un ritual que llevo haciendo desde hace mucho tiempo”, mencionó.