Un ebrio ahogado en el río Bravo, el caso de Bárbaro Salinas, 1917
Bárbaro le expresó de improviso a su acompañante abrazándolo: “chin… a la madre el que no vaya para el otro lado con todo y ropa”. En ese momento le dio un fuerte estrujón a Eustasio y ambos cayeron al agua. En esa parte el río era muy profundo, por lo que hicieron nado, agarrando Salinas la manga derecha del saco de Eustasio. En esas circunstancias se dirigieron hacia la orilla izquierda del río, por lo que Eustasio le suplicó a Salinas que lo soltara
Cronista Municipal de Reynosa
Serían como las 3:30 de la tarde del 7 de diciembre de 1917 en la cantina propiedad de la Sra. Narcisa Anzaldúa en Reynosa, cuando Bárbaro Salinas se encontraba en compañía de su amigo Eustasio Fonseca. Ese establecimiento estaba al cuidado de Rosauro Cantú. Para entonces Salinas se encontraba bastante ebrio y su compañero no se quedaba atrás, pues habían tomado algunas copas de mezcal.
Ambos salieron juntos del local y se dirigieron para la orilla del río, que se encontraba a más de dos cuadras hacia el norte de la taberna. Bárbaro le dijo a su amigo que iba al río a echarse agua en la cabeza. En ese lugar la margen del río estaba formada por un barranco. Antes que existieran las represas a lo largo del cauce del río Bravo, grandes cantidades de arcilla y arena eran depositadas en sus márgenes, formando altos barrancos que eran esculpidos por la corriente del propio río durante el período de lluvias.
Bárbaro le expresó de improviso a su acompañante abrazándolo: “chin… a la madre el que no vaya para el otro lado con todo y ropa”.
En ese momento le dio un fuerte estrujón a Eustasio y ambos cayeron al agua. En esa parte el río era muy profundo, por lo que hicieron nado, agarrando Salinas la manga derecha del saco de Eustasio. En esas circunstancias se dirigieron hacia la orilla izquierda del río, por lo que Eustasio le suplicó a Salinas que lo soltara.
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En efecto, Bárbaro lo soltó logrando cruzar su compañero el río. Pero éste último antes de salir a la orilla opuesta vio al primero que se hundía en el agua. Bárbaro ya no volvió a salir, solo se vio su sombrero que se lo llevaba la corriente. Su compañero no vio a otras personas que presenciaran la desgracia en esos momentos.
Unos instantes después, Eustasio se repasó a nado de la izquierda del Bravo para este lado. Dando aviso del incidente, diciendo que desconocía el nombre de los padres de Bárbaro. Según Eustasio, su compañero tenía bastante tiempo de vivir en Reynosa, pues sabía que era originario del municipio de Méndez, de ocupación jornalero. Lo describió de color blanco, pecoso del rostro, de complexión fornida y como de 23 años de edad. Eustasio dio también información sobre las prendas que vestía.
Como a las tres o cuatro de la tarde, el comandante de la policía de Reynosa, Antonio R. Guerra, fue notificado de la situación, quién avisó al alcalde Pedro Palacios. Lo ocurrido fue participado a los hermanos de Salinas, para que se hiciera la búsqueda del cadáver. En caso de ser encontrado, el Juzgado pedía se le avisase para hacer la identificación.
A la una de la tarde del siguiente día, el 8 de diciembre de 1917, se dio la noticia al Juzgado de haber sido extraído del río el cadáver de Bárbaro. Por lo que el personal del Juzgado se constituyó en el límite oriental de una propiedad y solar de don José Tárrega, situado en la orilla del río. El terreno es muy probable que haya sido del padre de don José Tárrega, su homónimo. El hijo era el presidente municipal de Reynosa en ese año de 1917.
Según el primer Cronista Municipal de Reynosa, don Donato Palacios, José Tárrega (padre) había llegado en 1875 a Reynosa. Según el censo de 1890 era de nacionalidad española, nacido en Carcagente, en la provincia de Valencia. Estuvo casado en primeras nupcias con Guadalupe (Facunda) Castillo. Nos narra el primer cronista que don José tuvo su comercio en la esquina sureste de las calles Hidalgo y Matamoros, donde en el siglo pasado estuvo casualmente la Presidencia Municipal.
Don José Tárrega fue el dueño de una despepitadora de algodón que se encontraba por la calle Juárez en lo que es la manzana de la primera Escuela Secundaria, José de Escandón, y después Preparatoria del mismo nombre. Esa maquinaria funcionó hasta 1912, al inicio de la Revolución Mexicana. Don José fue el padre de tres alcaldes sobresalientes de Reynosa durante el siglo XX: José Tárrega Castillo (1917), Jesús (1929-1930) y Manuel Tárrega Guevara (1963-1965). Los dos últimos fueron hijos de su segundo matrimonio con Carolina Guevara.
Identifican cuerpo
Según los manifiestos de la Serie de Presidencia del Archivo Municipal de Reynosa, la sucesión de don José Tárrega contaban con una serie de solares en la villa de Reynosa, uno de éstos colindaba con el río Bravo, donde se había ahogado Bárbaro Salinas. El 8 de diciembre de 1917, ahí se encontraba un gran grupo de vecinos, los cuáles informaron al Juzgado de haber presenciado la extracción del cuerpo del ahogado.
Con auxilio de una lancha, cables y ganchos habían extraído el cadáver desde las aguas a mediación del dicho río, enfrente del lugar donde estaba parado el personal del Juzgado. Este dio una descripción de Bárbaro, muy parecida a la dada por su compañero Eustasio. El personal lo presentaba como un varón de tez color blanca, con un rostro con pecas y “pinta en roso”. Su pelo era castaño, de complexión robusta y de 1.70 m de estatura. Estimaban que tuviera entre 20 y 22 años de edad. El cuerpo presentaba una notable inflamación del abdomen y abotagamiento en el rostro, mostrando un ligero derrame de sangre por las fosas nasales. En el cuerpo no se percibió ninguna lesión.
Bárbaro vestía al momento de su deceso una camisa de lana de color aceituna, estilo americano. El pantalón de cotonada era de color café y los zapatos eran colorados con botones, también al estilo americano. Al ser examinadas las ropas no se encontró ningún objeto que cargara el occiso.
Se nombraron testigos de identificación a los Sres. Antonio R. Guerra y Tomás Salinas bajo protesta de Ley. Ante el reconocimiento del cadáver dijeron que, pertenecía al individuo que en vida se había llamado Bárbaro Salinas, a quién conocieron personalmente. El segundo de los testigos era su hermano carnal, quien añadió que el fallecido era originario de Méndez, de este Estado. Sus padres eran el Sr. Ricardo Salinas y la Sra. Manuela Villanueva de Salinas, entonces vecinos de la villa de Reynosa.
Según el acta de defunción en el registro civil, la muerte del Sr. Bárbaro Salinas ocurrió el 7 de diciembre como a las tres o cuatro de la tarde por asfixia por inmersión en las aguas del río Bravo, frente a una calle de esta población, al arrojarse con las ropas y calzado que portaba al caudal.
Importantes sucesos ocurrieron en la región fronteriza ese año que falleció Bárbaro Salinas. Las tropas de la Expedición Punitiva que persiguió a Francisco Villa, así como el gran número de soldados americanos que patrullaban el río Bravo en la línea fronteriza entre Texas y Tamaulipas serían enviados a Europa, en donde participarían en la Primera Guerra Mundial.
El 31 de enero de 1917, El Primer jefe, don Venustiano Carranza, rindió protesta “solemnemente guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.” El 5 de febrero se promulgó la nueva Constitución, publicándose en el Diario Oficial, órgano del gobierno provisional de la República Mexicana. Esta entraría en vigor a partir del 1º de mayo de ese mismo año, dándole finalmente el poder constitucional como presidente de México a Carranza, después de cuatro años de lucha armada.
Casi desde el inicio del año 1917, la rebelión de Juan Andreu Almazán mantuvo su presencia en las áreas rurales de los municipios de Nuevo León y al sur poniente del municipio de Reynosa. El suministro del armamento y municiones provenía de Texas, introducido entre Camargo y Mier, financiado por el grupo felicista, que lo conformaba hacendados de México refugiados en Texas. El territorio afectado por las guerrillas rebeldes era controlado por los rurales y militares federales carrancistas.
Al siguiente año, Juan Andreu Almazán tomaría por las armas la villa de Reynosa de momento, el 2 de julio de 1818. Para entonces, los efectos de la pandemia de la influenza española ya habían empezado con las primeras víctimas en Reynosa en ese año de 1918, un poco más de dos meses después que se ahogara Bárbaro Salinas en el río Bravo.
José Tárrega Castillo era el presidente municipal de Reynosa en 1917, cuando sucedió esta historia. Sus dos hermanos Tárrega Guevara serían también presidentes municipales de Reynosa, años más tarde.