Supremacismo blanco no cesa
Tras la matanza, el racismo y el odio no han disminuido; algunos estudios y observadores indican que han empeorado
El 3 de agosto de 2024 marca el quinto aniversario de la trágica masacre en El Paso, Texas, que dejó una profunda cicatriz en la comunidad hispana y en Estados Unidos. Este ataque, en la tienda Walmart de Cielo Vista, resultó en la pérdida de 23 vidas y dejó a 22 personas heridas, convirtiéndose en el peor ataque contra la comunidad hispana en la historia estadounidense; sin embargo, tras la matanza, el racismo y el odio de los supremacistas blancos no han disminuido, algunos estudios y observadores indican que han empeorado.
El atacante Patrick Crusius fue sentenciado a 90 cadenas perpetuas después de declararse culpable de delitos de odio.
Líderes de grupos contra el odio hacia migrantes y judíos han señalado que el lenguaje utilizado por el atacante, que describía la inmigración como una “invasión”, se ha vuelto más común y ha sido amplificado por figuras públicas y políticas, especialmente republicanos encabezados por Donald Trump. Esta retórica ha contribuido a un aumento en la visibilidad y la aceptación de ideologías supremacistas blancas en EU, indican.
“Este ataque, motivado por teorías de conspiración racistas, nos habla del racismo persistente en el país. Las autoridades y la comunidad debemos trabajar juntos para enfrentar y combatir estos problemas”, comenta a este medio un residente mexicano-estadounidense de El Paso, que el día de la masacre había estado en Walmart, pero más temprano; “sólo pensar que pude estar ahí a la hora de la masacre me pone mal, porque además iba acompañado de una de mis hijas”. Lamentablemente los incidentes de violencia racialmente motivados siguen ocurriendo, “lo que deja claro la enorme necesidad que aún tenemos para una vigilancia y educación comunitarias que ayuden a la tolerancia y el respeto”, dice.
Informes de vigilancia han mostrado un aumento en el supremacismo blanco. Hace un año, en mayo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que el supremacismo blanco es la “amenaza terrorista” más peligrosa del país e hizo un llamado a frenar la violencia política ante las elecciones.
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No obstante, la masacre ha servido como un catalizador para debates más amplios sobre el odio racial y la violencia en la sociedad estadounidense. Veronica Escobar, representante de El Paso, ha sido una de las voces más destacadas. José Rodríguez, senador estatal, también ha resaltado la necesidad de reformas para prevenir la violencia armada y combatir el racismo.
“Trabajo para que me afecte menos”
Varios de los sobrevivientes han seguido enfrentando serias dificultades para seguir adelante con su día a día. Jocelyn Atilano y Génesis Dávila, quienes estaban recaudando fondos frente al Walmart durante el tiroteo, han tenido que estar en terapias de grupo para manejar la depresión, ansiedad y estrés.
Jocelyn describió pesadillas en las que el atacante iba a su casa para matarla, mientras que Génesis recuerda el último abrazo de su entrenador, Guillermo Memo García, quien murió en el tiroteo.
Memo García, después de ser mortalmente herido ese día, luchó por su vida durante nueve meses antes de fallecer. Jessica García, su esposa, describe la dificultad de superar la pérdida de su esposo aun cinco años después y cuenta que “la ausencia de Memo pesa mucho todos los días en mi vida y en la de mis hijos”.
Génesis reconoció que “siempre va a estar presente en mi vida, lo que vi y lo que sentí, pero sigo trabajando para que cada vez me afecte menos”. Luis Juárez es una de las víctimas junto con su esposa; su hijo Luis Juárez Jr. afirmó que el crimen es imperdonable.