Una pesadilla humanitaria
Una nación dividida no puede ponerse de acuerdo sobre cómo debería ser una solución a largo plazo para el sistema de inmigración, creando un caos fronterizo
La Corte Suprema sopesa si mantiene los poderes vigentes luego de meses de enfrentamientos jurídicos iniciados por estados gobernados por republicanos después de que el gobierno del presidente Joe Biden decidió poner fin a la política de la era de Donald Trump, que iba a caducar esta semana hasta que la corte accedió a examinar el caso.
- WASHINGTON, DC
La prolongada saga del Título 42, el conjunto de poderes de emergencia que permite a los funcionarios fronterizos de Estados Unidos rechazar rápidamente a los migrantes, ha sido caótica en la frontera con México. En Washington no se ha desarrollado mucho mejor.
La Corte Suprema sopesa si mantiene los poderes vigentes luego de meses de enfrentamientos jurídicos iniciados por estados gobernados por republicanos después de que el gobierno del presidente Joe Biden decidió poner fin a la política de la era de Donald Trump, que iba a caducar esta semana hasta que la corte accedió a examinar el caso.
Los demócratas, por su parte, dicen que quieren políticas que reflejen la reputación de Estados Unidos de ser un refugio para quienes huyen de la persecución. Pero no pueden ponerse de acuerdo sobre cuáles deben ser dichas políticas.
El senador demócrata Dick Durbin ha trabajado en el tema durante 20 años. Esta semana se paró en el pleno del Senado y sonó abatido mientras hablaba acerca de que el Congreso no podía aprobar la reforma.
“Es una pesadilla humanitaria y de seguridad que sólo empeora”, dijo. “Estamos siendo inundados en la frontera por personas que quieren estar en Estados Unidos, estar seguras en Estados Unidos”.
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¿Por qué no puede Washington dilucidar una manera mejor?, cuestionó.
El gobierno aún tiene que establecer cambios sistémicos para gestionar un aumento esperado de inmigrantes si las restricciones llegan a su fin. Y un proyecto de ley bipartidista de inmigración en el Congreso ha sido enterrado justo cuando los republicanos están por tomar el control de la Cámara de Representantes.
En resumen, Estados Unidos está de vuelta en donde ha estado ya. Una nación dividida no puede ponerse de acuerdo sobre cómo debería ser una solución a largo plazo para el sistema de inmigración. Preguntas básicas —por ejemplo, ¿debería permitirse la entrada a más inmigrantes, o a menos?— siguen sin respuesta. Mientras tanto, el sistema de asilo continúa bajo intensa tensión por el creciente número de migrantes que arriban.
El gobierno de Biden ha sido renuente a tomar medidas de línea dura que se parezcan a las de su predecesor. Eso resultó en un aluvión de críticas de los republicanos, que están utilizando el Título 42 para acusar al presidente de ser ineficaz en lo que respecta a la seguridad fronteriza. Las reglas fueron introducidas como una medida de salud de emergencia para evitar la propagación del COVID-19.
“Los demócratas han perdido la guerra de la narrativa sobre esto”, dijo Charles Foster, un abogado de inmigración de Texas que fue asesor de política migratoria del presidente republicano George W. Bush, pero que ahora se considera independiente. “La tragedia es que los demócratas, más que nadie, deberían centrarse en este tema, porque a menos que sea arreglado y hasta que eso ocurra, y la percepción cambie, nunca conseguiremos que el Congreso apruebe nada”.
Quienquiera que venga a Estados Unidos tiene derecho a solicitar asilo, pero las leyes establecen un margen estrecho sobre quién lo obtiene realmente. En el gobierno de Biden, los migrantes que llegan a la frontera a menudo ingresan al país y se les permite trabajar mientras sus casos se resuelven. Ese proceso se lleva años en llegar a una conclusión debido a una acumulación de 2 millones de casos en el sistema judicial de migración que se vio exacerbada por las reglas de la era de Trump.
El Título 42 le permite a los funcionarios fronterizos negarle a las personas el derecho a solicitar asilo, y lo han hecho 2,5 millones de veces desde marzo de 2020. La autoridad sanitaria de emergencia ha sido aplicada desproporcionadamente a las personas de países que México accedió a recibir de vuelta: Guatemala, Honduras, El Salvador, y más recientemente Venezuela, además de los mexicanos.
“No habrá un buen momento, políticamente hablando”, para poner fin a las restricciones, dijo Jorge Loweree, del organismo activista American Immigration Council. El gobierno debería haberse estado preparando todo este tiempo para crear un mejor sistema para quienes solicitan asilo, agregó.
“Ha permitido que la otra parte convierta este problema en un arma. Y cuanto más tiempo permanezca vigente, más tiempo será efectiva el arma”, destacó.
Los republicanos dicen que habrá aún más caos si se levanta. Pero incluso con el Título 42 en vigor, los funcionarios fronterizos han estado topándose con más migrantes que nunca antes. En el año presupuestario que finalizó el 30 de septiembre, se detuvo a inmigrantes 2,38 millones de veces, un 37% más que las 1,73 millones de veces del año anterior.
EL CONFLICTO DE JOE BIDEN
La autoridad del Título 42 fue invocada por primera vez en el punto álgido de la pandemia de COVID-19 por Trump, cuyas políticas de migratorias estaban enfocadas en mantener fuera a la mayor cantidad de migrantes posible.
También redujo drásticamente el número de refugiados a quienes se les permitía ingresar al país, agregó restricciones al proceso de asilo que obstruyeron el sistema, mantuvo a los inmigrantes detenidos y redujo las vías para poder inmigrar legalmente.
Biden ha trabajado para expandir la inmigración legal y ha eliminado algunas de las políticas más restrictivas de Trump. Pero su gobierno mantuvo la política vigente hasta esta primavera, e incluso amplió su uso después de anunciar que terminaría.