¿Acabará desinformación tras fallo contra A. Jones?
Las teorías conspirativas tienen raíces profundas en la historia de Estados Unidos
NUEVA YORK
¿Se acabará la desinformación tras veredicto contra Alex Jones? Difícilmente. La sentencia por la que se indemnizará con casi mil millones de dólares a los padres de las víctimas de la masacre en la escuela primaria Sandy Hook por las nefastas mentiras difundidas por Jones, un promotor de las teorías de la conspiración, seguramente no ayudará a frenar la desinformación, lamentan los expertos. Las teorías conspirativas tienen raíces demasiado profundas en la historia de Estados Unidos y, como demostró Jones, ahora se gana mucho dinero difundiendo mentiras.
Un jurado en Connecticut le ordenó el miércoles a Jones que pague 965 millones de dólares a los familiares de las víctimas en Sandy Hook. El fallo fue el segundo más cuantioso en contra del conductor del programa Infowars por propagar el mensaje de que la balacera escolar de 2012, la más cruenta en la historia de Estados Unidos jamás sucedió, y las que familias en duelo de las coberturas noticiosas eran actores contratados como parte de una supuesta confabulación para despojar a los estadounidenses del derecho a la portación de armas.
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La decisión fue alentadora para las personas furiosas por la basura que difunde la desinformación, pero los especialistas advierten que no hay que esperar que el castigo haga desaparecer las teorías de la conspiración. El apetito por estas patrañas y lo limitado de las sentencias contra Jones prácticamente garantizan que estas y otras mentiras seguirán pululando, dicen los expertos.
“Es fácil deleitarse con el castigo contra Alex Jones”, afirmó Rebecca Adelman, profesora de Comunicación en la Universidad de Maryland. “Pero hay cierta miopía en esa celebración”.
A lo largo de la historia de Estados Unidos, existe una profunda tradición de credibilidad por las teorías de conspiración, desde personas que no creen en la explicación oficial del asesinato de John F. Kennedy hasta varias acusaciones de encubrimiento de visitas extraterrestres y acusaciones infundadas de manipulación de las elecciones presidenciales de 2020. Incluso los juicios que llevaron a la muerte de las presuntas brujas de Salem en 1692 fueron anteriores a la formación del país.
¿DIFERENCIA AHORA?
Las redes sociales y otros medios permiten que tales narraciones se difundan rápida y ampliamente, ayudando a los adherentes a encontrar comunidades de ideas afines. Eso, a su vez, puede llevar tales teorías falsas a la política.
En la actualidad, la voluntad de difundir hábilmente mentiras en línea ha llegado a los gobiernos, y la tecnología que permite manipular fotos y videos da a los promotores instrumentos para hacer que la desinformación sea más creíble.
En el mundo actual de los medios, Jones descubrió que se podía ganar mucho dinero, y fácilmente, alimentando una comunidad dispuesta a creer mentiras, sin importar cuán extravagantes sean.
Durante un juicio por difamación en Texas el mes pasado, un economista testificó que la operación Infowars de Jones generó 53.2 millones de dólares en ingresos anuales entre 2015 y 2018. Complementó su negocio de medios vendiendo productos como equipos de supervivencia. Su empresa, Free Speech Systems, se declaró en quiebra en julio.
Para algunos, la desinformación es el precio que paga Estados Unidos por el derecho a la libertad de expresión. Y en una sociedad que popularizó el término “hechos alternativos”, el esfuerzo de una persona por frenar la desinformación es el intento de otra persona por aplastar la verdad.
Ciertamente, las personas que creen que Jones y otros como él son voces de la verdad reprimida por la sociedad no se dejarán disuadir por el veredicto del jurado, dijo Howard Polskin. De hecho, es probable que ocurra exactamente lo contrario.
Los demandantes que recibirán una compensación por daños en el caso de Sandy Hook eran todos ciudadanos particulares, una distinción importante al considerar su impacto más allá de este caso, lamentó Nicole Hemmer, profesora de la Universidad de Vanderbilt y autora de “Partisans: The Conservative Revolutionaries Who Remade American Politics in the 1990s” (Partisanos: Los revolucionarios conservadores que rehicieron la política estadounidense en la década de 1990).
Negocio
- ¿Persuadirá el fallo de Connecticut a quienes estén dispuestos a difundir desinformación de no hacerlo? “Parece que ni siquiera le ha dado escalofríos (a Jones)“, opinó Mark Fenster, profesor de Derecho de la Universidad de Florida.
- “Esto no afectará el flujo de historias llenas de mala fe y opiniones extremas”, expresó Howard Polskin, quien publica The Righting, un boletín que monitorea el contenido de los sitios web de derecha. Polskin dice que las historias falsas sobre las elecciones de 2020 y las vacunas contra el COVID-19 siguen siendo particularmente populares.
- “Me parece que quienes venden esta información con fines de lucro pueden considerar esto como parte del costo del negocio”, opinó Adelman. “Si hay una audiencia para ello y hay dinero qué ganar, alguien va a satisfacer la demanda”.