¿Qué hacen unos tuiteros viendo películas de hace más de 100 años?
Más de 60 cinéfilos, en su mayoría jóvenes, se organizan para ver y evaluar cine anterior a 1920.
En el mes de marzo y los primeros días de abril, el scroll en Twitter se ha enrarecido. No ha sido solo por la aparición en la pestaña Para ti de personas a las que uno no sigue o incluso tiene bloqueadas por obra y gracia del nuevo algoritmo: a poco que uno se encuentre en el radio de acción de la cinefilia más entusiasta, es muy posible que se haya topado con más de una captura de películas antiquísimas, gente charlando sobre los códigos de la narración cinematográfica de principios del siglo XX o finales del XIX e incluso memes de Llegada del tren a la estación de La Ciotat (1896), de los hermanos Lumière, o de los seriales de Feuillade.
La explicación del fenómeno es sencilla, relativamente. El colectivo TopFilmTuiter, cuya organización integran diez personas, ha pasado estas últimas semanas viendo y eligiendo sus títulos favoritos de entre todo el cine realizado hasta 1919, inclusive, para publicar un ranking de los 100 mejores. Un total de 66 personas (en su mayoría, de entre 24 y 35 años, según indica uno de los organizadores) han participado en una votación que ha encumbrado Intolerancia (1916), de D.W. Griffith, como la película número 1 del periodo.
“Hablar de cine mudo previo a los años veinte es antisistema dentro de lo antisistema. Está más excluido y olvidado, se ve como una curiosidad”, cuenta a ICON Juan Javato, cacereño de 26 años y miembro de la organización de TopFilmTuiter. “Se ve como algo arqueológico, como cuando vas al Louvre y visitas la sección de arte inca, una cosa simpática para hacer tiempo antes de la Gioconda”, coincide su compañero Guillermo Martínez, abulense de 31. Ambos se han incorporado al equipo en la actual edición, que es la segunda: en verano de 2022, hubo una votación inaugural de las 100 mejores películas de toda la historia, que ganó Vértigo (De entre los muertos) (1958), de Hitchcock. Aquella vez, al tratarse de un top más genérico, votaron 117 personas. El resultado fue un híbrido entre el canon establecido y propuestas más heterodoxas, como Speed Racer (2008), de las hermanas Wachowski, o Corrupción en Miami (2006), de Michael Mann.
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En la etapa estudiada en esta ocasión no se daba tanta influencia de ningún canon y, sobre todo, había más lagunas que cubrir: salvo espectadores muy especializados, poca gente tiene una base tan amplia de cine de esa época como para atreverse a elaborar una lista de preferencias, por lo que el esfuerzo requería una labor de investigación y exploración. “Casi todos hemos hecho un intento de ver películas que no conocíamos o que nunca habíamos visto. Sé de alguno que ha visto 400 películas”, dice riendo Martínez, aclarando que, de esa cifra, muchos eran cortometrajes de pocos segundos. En la votación podía participar toda persona a la que siguiesen en Twitter dos o más organizadores (lo que dejaba un censo cercano a 800 usuarios), a fin de que el resultado sirviese, a su manera, como foto de una comunidad cinéfila concreta.
“Queríamos que hubiese un círculo, pero no por un tema elitista”, puntualiza, “sino porque tiene que haber un límite en algún lado para que represente algo. La gracia está en los sesgos. Un top de películas hecho por todo el mundo, como pudiera ser el de IMDB, no tiene interés más allá de reflejar cuáles son las tendencias de consumo masivas”.
Un tejido común y popular
El grupo de organizadores de TopFilmTuiter no tiene vinculación con la industria del cine, tampoco en cuanto a formación. Los entrevistados Guillermo Martínez y Juan Javato son, respectivamente, graduados en Física y en Derecho y Administración de Empresas. Ambos consideran que la posibilidad de “pensar el cine desde fuera de la academia” es otro aliciente de su ranking. “Todo esto ha sido un trabajo creativo y popular, de tejer una red común entre cinéfilos. Cinéfilos que disfrutan profundizando, investigando tal o cual etapa o director”, describe Javato. Ambos están de acuerdo en que el afán divulgativo, aunque no sea el punto central de la iniciativa, era una motivación. No solo hacia gente de fuera a la que TopFilmTuiter le llamase la atención y se animara a seguirlo: también desde dentro, con recomendaciones, seguimiento de las votaciones de amigos y colaboradores o facilitando el acceso a muchas películas. Desde la cuenta principal, se compartieron enlaces para descargar más de un centenar de trabajos libres de derechos y de diversas nacionalidades, incluyendo a españoles como Segundo de Chomón, así como libros, artículos y ensayos sobre cine de la época.
“Se dice mucho esto de que la gente va al cine o ve en plataformas lo que quiere, pero también ve lo que conoce. Creo que lo positivo de iniciativas así, y no lo digo con un fin didáctico, es que ayuda a mucha gente a descubrir películas que le van a gustar”, argumenta Martínez. Además de un top 3 que han completado el serial Los vampiros (1915), de Louis Feuillade, de un total de 420 minutos, y El presidente (1919), el primer largometraje de Carl Theodor Dreyer, la exploración también ha permitido al grupo reivindicar a directoras pioneras casi invisibilizadas, como la estadounidense Lois Weber. “No tiene ningún sentido que no sea más conocida. Fue la directora más innovadora de la época junto con Griffith”, apunta Javato. Su colega desarrolla: “Suspense [1913], de Lois Weber, parece un cortometraje de Hitchcock. Lo ves y se te caen los esquemas, utiliza puntos de vista delirantes, planos cenitales… Sus películas son completamente vanguardistas”.
Los dos, en cualquier caso, preveían la victoria de Intolerancia. “Es del director más conocido de la época y es también su película potable más famosa”, razona Javato. Con la película famosa pero no potable se refiere, evidentemente, a El nacimiento de una nación (1915), la infame superproducción racista de Griffith a mayor gloria del Ku Klux Klan y fundadora, a su vez, de la narrativa cinematográfica moderna. Dada su insoslayable relevancia sobre el medio, sí ha entrado en la lista, pero no en los primeros puestos. “Es una película que genera rechazo a cualquier persona decente. Hizo renacer al KKK, que se encontraba en estado comatoso o directamente muerto, y hasta cierto punto creó su imaginario. La quema de cruces, por ejemplo, viene de ahí”, indica el cinéfilo cacereño.
- “Y no es que ahora la veamos así por la época, ¡en su día ya fue un escándalo!”, agrega Guillermo Martínez. “Es perversísima, cuenta la Guerra de Secesión sustituyendo al sur por los blancos y al norte por los negros. El sur en la película son los buenos, claro.
Hay un momento en el que un intertítulo habla del “derecho ario a existir”. Griffith inventó tantas cosas que se adelantó 20 años a Leni Riefenstahl [la cineasta de cabecera de la Alemania nazi]”.
La actriz Lillian Gish en un fotograma de ‘Intolerancia’, de 1916, dirigida por D.W. Griffith y elegida por TopFilmTuiter como la mejor película previa a 1920.