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Óscar y Valeria íconos de una frontera cruel

El drama migratorio centroamericano quedó plasmado en una imagen que ya ha dado la vuelta al mundo

El drama de la crisis migratoria centroamericana ha quedado plasmado en una foto. El hallazgo este lunes de los cuerpos sin vida de Óscar y Valeria Martínez, un hombre salvadoreño de 25 años y su hija de casi dos años ahogados a orillas del río Bravo, ha sacudido al mundo y retrotraído a la imagen del niño sirio Aylan muerto en las costas turcas durante la crisis de los refugiados de 2015. La tragedia se produce en medio de un recrudecimiento de la política migratoria mexicana, tras el acuerdo del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador con la Administración de Donald Trump.

Los cuerpos de Óscar y Valeria Martínez, en el río Bravo.Óscar y Valeria íconos de una frontera cruel

El director de la agencia migratoria del Estado de Tamaulipas, Enrique Maciel, precisó que la familia decidió atravesar ilegalmente la frontera cuando les dijeron en el punto de acceso de Matamoros-Brownsville que tenían que inscribirse en una lista de espera para optar al asilo. No hay indicios de que fuesen ayudados por grupos dedicados al tráfico de personas, precisó el Gobierno de Tamaulipas. En los últimos años, Estados Unidos ha puesto en marcha un sistema de cuotas diarias en el número de solicitudes de asilo procesadas en los accesos que ha generado listas de espera de semanas en peligrosas ciudades fronterizas.

“La madre nos contó que su marido se había metido con su hija a cruzar el río hasta Brownsville [en Texas] y cuando regresó para que cruzase la mujer, la niña se lanzó al agua. No sé si pensó que estaba jugando, pero cuando se la llevó la corriente les dijo adiós”, cuenta a este periódico Julia Le Duc, una de las fotógrafas que retrató los cadáveres.

Los gritos y la desesperación de la mujer atrajeron a los que pasaban por el lugar, que terminaron por llamar a las fuerzas de seguridad. Durante la tarde del domingo se montó un operativo, pero al llegar la noche se suspendió hasta el lunes por la mañana, cuando los agentes dieron con los dos cuerpos sin vida a unos 500 metros del lugar donde desaparecieron.

En la imagen se puede ver el cadáver de la niña dentro de la camiseta de su padre y con un brazo sobre su cuello. “Parece que en su desesperación metió a la niña en la camiseta para no perderla en la corriente, y lo que sucedió es que la corriente se los llevó y los dos se ahogaron”, señala Le Duc.

El papa Francisco expresó ayer su conmoción por las muertes. “El Papa está profundamente triste por sus muertes y reza por ellos y por todos los migrantes que han perdido sus vidas mientras huyen de la guerra y la miseria”, dijo ayer su portavoz, Alessandro Gisotti. El periódico del Vaticano, L’Osservatore Romano, llevó la imagen a su primera página.

La agencia de la ONU para los refugiados, Acnur, comparó la imagen con la del niño Aylan. El Alto Comisionado de la ONU para los refugiados, Flippo Grandi, recordó ayer que padre e hija arriesgaron sus vidas porque no podían recibir la protección internacional que les correspondía de acuerdo al derecho internacional. “Las muertes de Óscar y Valeria simbolizan el fracaso para dar solución a la violencia y desesperación que empuja a la gente a emprender viajes peligrosos en busca de seguridad y dignidad”, señaló en un comunicado.

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, calificó lo sucedido de lamentable. “Siempre lo hemos condenado, de cómo por mayor rechazo en Estados Unidos hay gente que pierde la vida en el desierto o cruzando el río Bravo”, aseguró. Las palabras del presidente mexicano llegan apenas un día después de que su Gobierno anunciara el envío de 26.000 soldados a la frontera norte. “Era un polvorín, una tragedia que se veía venir por lo que se está viviendo en los campamentos de migrantes en Matamoros”, apunta Le Duc sobre el colapso del sistema migratorio en México.

La familia había partido en abril de El Salvador. Entró en México a través del cruce fronterizo en Tapachula, Chiapas, donde habían recibido un visado humanitario que les permitía residir legalmente en el país mientras tramitaban su solicitud de asilo en Estados Unidos.

Una parte de la familia que permanece en El Salvador ha solicitado ayuda al presidente Nayib Bukele. “Le quiero pedir de favor que nos ayude a repatriar el cuerpo de mi primo Óscar Alberto y de nuestra pequeña Angie Valeria, que por motivos de escasos recursos decidieron emprender camino hacia Estados Unidos”, publicó este lunes en Twitter Enrique Gómez, primo del padre fallecido. El Ejecutivo salvadoreño respondió afirmativamente a la solicitud. “Nos unimos al dolor por esta pérdida irreparable. Ningún salvadoreño debería verse en la necesidad de dejar su país por falta de oportunidades”. Por el momento, la mujer permanece en Matamoros a la espera de la entrega de los cuerpos para volver a su país.

EL ADIÓS A ÓSCAR Y VALERIA SE CONVIERTE EN UN ASUNTO DE ESTADO EN EL SALVADOR

El Salvador despidió el pasado lunes a Óscar y Valeria Martínez, los migrantes que murieron ahogados en el río Bravo al intentar cruzar hacia Estados Unidos. Tras el impacto planetario de la imagen de ambos cuerpos boca abajo en el agua, las autoridades salvadoreñas desplegaron un gran operativo ante la llegada de los cuerpos del hombre de 25 años y su hija de casi dos. Altos funcionarios del gobierno junto a decenas de vecinos se acercaron desde muy temprano a la humilde colonia donde está el panteón para despedir a los Martínez.

"Yo vengo a apoyar a esta familia, que ya ha pasado por mucho", dice una vecina que se acercó junto a su marido a La Bermeja, la funeraria del centro de San Salvador. Como ella, un puñado de personas caminaron hasta el lugar para dar el pésame a la familia. "Es muy triste lo que ha pasado, solo buscaban una vida mejor", señala otro vecino. Tras estar en el foco mediático durante días, la familia optó por realizar servicio fúnebre a puertas cerradas, solo familiares, amigos y políticos pudieron ingresar. Abimael Gómez, primo de Óscar, lamentó la pérdida y aseguró que lo importante era mantener "la familia muy unida" en este momento de dolor.

Por la tarde del pasado domingo, una decena de autobuses colmados de vecinos llegaron desde Altavista, la colonia donde vivían, para participar en el sepelio. Muchos de ellos, miembros de la comunidad evangélica de la región, llegaron acompañados incluso de un pastor cercano a la familia. La alcaldía local gestionó además una donación de dos mil tamales para brindar a los asistentes.

El país centroamericano llevaba tres días esperando la repatriación de los cuerpos sin vida desde el río Bravo. Tras muchas especulaciones y en medio de un gran expectación mediática, la vuelta de Óscar y Valeria a casa se produjo finalmente el domingo a las ocho de la mañana. En la frontera entre Guatemala y El Salvador, por donde ingresaron los féretros después de viajar por tierra, los esperaba Mario Durán, ministro de El Salvador y uno de los hombres de mayor confianza del presidente. El despliegue policial fue abrumador. “No había visto nada similar en mi vida”, comentó un policía sobre el operativo que acompañaba al ataúd, escoltado por agentes y soldados del Ejército salvadoreño.

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En medio de un ambiente de consternación, los salvadoreños Óscar Alberto Martínez y su hija Angie Valeria, fueron sepultados el pasado lunes.




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