México en el corazón de Rusia
La ciudad rusa de Ekaterimburgo se convirtió durante seis días en un reflejo de México
La Semana de México tuvo lugar del 1 al 6 de junio en Ekaterimburgo, situada 1.600 kilómetros al sureste de Moscú. La tercera ciudad de Rusia, es el centro cultural e industrial de Urales, que separan Europa de Asia. Aquí se han celebrado foros de negocios, exposiciones y se ha podido disfrutar de la cocina mexicana.
La simpatía es mutua. El presidente de la Cámara de comercio e industria de los Urales, Andréi Besedin, admitió que es un ferviente admirador de México desde hace tiempo.
“¡Este país es único e irrepetible! ¡Visítenlo sin falta si a ustedes no les es ajeno el espíritu romántico! Es la Meca para los fotógrafos y para los operadores de cine. Una sucesión infinita de ciudades bellas”, explicó entusiasmado a los asistentes a uno de los primeros actos oficiales.
México ocupa el puesto número 40 entre los 124 socios comerciales de la región media de los montes Urales. Representantes de 40 empresas, 25 de los Urales y 15 mexicanas, se reunieron durante un foro de negocios.
“Lo que se ha discutido durante estos días puede aportar grandes beneficios para ambos países. Por ejemplo, en un futuro México podría ampliar la gama de suministros de producción de maquinaria y de materias primas minerales que tanta falta hacen a nuestra industria”, explicó Andrei Besedin.
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Los participantes decidieron poner un énfasis especial en el desarrollo del turismo. “Una cuarta parte de todos los turistas rusos llegan a nuestro país procedentes de la región de los Urales”, declaró el embajador.
Además hubo eventos culturales. En la Casa del Actor del centro de Ekaterimburgo ha tenido lugar una exposición de grabados del artista mexicano José Guadalupe Posada.
En uno de los hoteles más pomposos de Ekaterimburgo, Hyatt, se celebró la semana de la cocina mexicana, aunque no se observó una gran afluencia de gente.
“La cocina mexicana no se ha promocionado tanto como, por ejemplo, la italiana. La hemos adaptado un poco para que los platos no sean extremadamente picantes ya que los rusos no son propensos a la comida picante”, explica a RBTH el director de Hyatt Regency Ekaterinburg, Andrei Soldatov.
Por su parte, el secretario del departamento de Sverdlovsk de la Sociedad “Conocimiento” de Rusia, Serguei Radchenko, compartió sus impresiones con RBTH.
“Los mexicanos se parecen a pueblos que viven en Rusia, los tártaros y los bashkirios, con los que crecí cerca. Antropológicamente son cercanos entre ellos por las formas de comportamiento y por las preferencias culinarias. Si los invitados de México hablarán en ruso pensaría que son nuestra gente”, reflexiona Radchenko.
Las observaciones inspiraron a los organizadores a realizar un proyecto cultural conjunto para estudiar las raíces históricas comunes ruso-mexicanas y la búsqueda en México de la tumba del famoso conquistador de los Urales y de Siberia, el atamán cosaco Yermak.
“En la ciencia histórica de Rusia existe la versión que dice que el atamán Yermak y el conquistador de México, Hernán Cortés, son la misma persona. Este hecho, que las famosas marchas de Yermak y Cortés, sean actos de una misma persona nos permitiría mirar la historia de la conquista de América y las relaciones entre Rusia y México de una forma totalmente nueva”, conjetura Sérguei Radchenko.
Durante los Días de México los habitantes de Ekaterimburgo conocieron la cultura de nuestro país – desde grabados de José Guadalupe Posada hasta películas emblemáticas, como Arráncame la vida, Como agua para chocolate y Su excelencia y 12 cortometrajes de animación.
En los actos que se celebraron en el Hotel Hyatt, hubo también música, comida y tequila, así como varias exposiciones de fotografía. “Voy a traer todo México a los Urales”, prometió el embajador de México durante las negociaciones con el gobernador de Sverdlovsk, “pero fallé. No traje el equipo de fútbol”, agregó sonriendo.
La ubicación estratégica de Ekaterimburgo, su potencial económico y desarrollo industrial han sido las causas para escoger esta región. “Conociendo lo que hace Sverdlovsk confiamos en que lo que haga México aquí se convierta en una caja de resonancia y que el ruido pueda amplificarse y escucharse en toda Rusia”, dijo el embajador.
El embajador destacó también que este año se cumplen 125 años de relaciones diplomáticas ruso-mexicanas. “No es poca cosa pensar que ambos países pasamos por distintas épocas. De la Rusia zarista a la soviética y a la Rusia moderna de hoy en día. En México, desde la época de Porfirio Díaz, prerrevolucionaria, posrevolucionaria al México moderno. La perspectiva histórica nos dice que las relaciones entre Rusia y México son excelentes, es una relación consolidada a través de decenas y decenas de años”, agregó el embajador. Respecto a los acuerdos con la región rusa destacó que “es un esfuerzo sin precedentes, por lo menos de parte de México en los últimos 20 ó 30 años”, subrayó.
“La cultura y las tradiciones no tienen precio”, declaró el representante de la gobernación del óblast de Sverdlovsk, Alexander Ovchárov. “En cuanto conozcamos la cultura del otro podemos proceder a cooperar con nuestros socios en otros ámbitos”. Según dijo, para la región es particularmente importante cooperar con México en los ámbitos petrolero, químico y académico.
El funcionario ruso también resaltó la importancia de la apertura de la oficina económica mexicana, Promexico, en Ekaterimburgo.
Jaime Arias, representante de Promexico, destacó el aumento del intercambio comercial entre los dos países, que pasó de los 600 millones de dólares en 2005 a 1.620 millones de dólares en 2012, mientras con las cifras con el óblast de Sverdlovsk ascienden a 50 millones de dólares.
Al mismo tiempo, se realizará un seminario de turismo dirigido a profesionales del sector. También habrá conferencias de historia y cultura mexicanas en diferentes sedes como la Universidad Federal de los Urales y la Universidad Estatal Económica de los Urales.
Puente entre Puerto Vallarta y los Urales
Por Daría Kézina
La “Semana de México en la región de Sverdlovsk” ha regalado a los habitantes de la capital de los Urales la oportunidad de echar un vistazo a un rincón de este soleado país a través de los ojos de uno de los artistas más brillantes de Ekaterimburgo, Alexéi Efrémov. Este pintor oriundo de los Urales vivió un mes en Puerto Vallarta y de allí se llevó 25 paisajes, reunidos en el proyecto “Romantic bridge: Ural-Mexico”.
Alexéi, ¿cómo se le ocurrió la idea de viajar a México?
Recibí la llamada de unos empresarios rusos, a los que ni siquiera conocía personalmente, que me dijeron: “Alexéi, nos gustan mucho sus paisajes de los Urales, ¿le gustaría trabajar un tiempo en México?” Yo respondí: “Si puedo ir con mi esposa y mi hijo, no hay nada más que hablar”. Y me fui durante un mes.
Por su parte, se trataba de un proyecto de mecenazgo absolutamente desinteresado cuyo fin era mostrar a sus amigos mexicanos a un pintor de los Urales y, al mismo tiempo, abrir en los Urales la puerta a un México desconocido.
Estuve trabajando en Puerto Vallarta: creé 25 paisajes de esta pintoresca y tranquila ciudad hotelera y sus alrededores. Al volver a casa decidí tender un “puente” cultural entre los Urales y México, encontrar alguna cosa en común entre estos dos países, estos dos continentes tan radicalmente distintos, y mostrársela a la gente.
¿Lo consiguió?
Sí. Resultó que, a pesar de que el arte realista no es precisamente una estrella guía en México (allí tienen sus propios “dioses”, como el surrealismo, el impresionismo, etc.), me di cuenta de que las gentes de México y las de los Urales son muy parecidas. Valoramos igualmente el calor del hogar, la salud de nuestros seres queridos.
El nombre del proyecto procede de una historia mexicana que cuenta cómo entre dos casas, de tejado a tejado, se construye un puente. Me contaron que Elizabeth Taylor vivió a mediados de los 60 en una casa en México, y en la casa de enfrente vivía Richard Burton, su enamorado y futuro marido. Este, como regalo para su mujer amada, construyó un puente “de corazón a corazón”. Así nació mi idea del “puente” fuera del tiempo y del espacio.
¿Qué fue lo que más le sorprendió de México?
Es un país muy diverso. Por un lado existe México DF. Después existen ciudades muy apacibles en las que incluso los desconocidos se saludan por la calle. Yo vivía en una ciudad así. Me sorprendió el espectáculo de una tormenta sobre el océano, así como el culto a la idea de la muerte...
¿Qué encuentros en México recuerda especialmente?
En una ocasión, estaba pintando en la calle y se me acercó una señora mayor. Estuvimos hablando y le pregunté, en broma: “Do you speak Russian?”. Y de pronto me responde en ruso: “¡Sí!” - ¡y comienza a hablar en un ruso perfecto! Al parecer, ella no había estado en Rusia en su vida, pero sus padres habían huido tras la Revolución a través de Turquía y EU a México.
¿Trabó amistad con algún pintor mexicano?
Los pintores que conocí en México pueden pintar en su taller un agave de color rosa fucsia tranquilamente. Y cuando les enseñaba mis estudios pintados en un día, abrían los ojos de par en par y comenzaban a sacar fotografías. Para ellos el paisajismo ruso es como un mundo desconocido e inalcanzable.
En México, el autor es el centro del proceso artístico: su estética y su visión del mundo conforman su estilo. Para mí, en cambio, el arte y el alma son inseparables, solo cuando se funden nacen la armonía y la belleza.