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La reproducción de “los segundones”

El libro ‘Sexo en la Tierra’, de Jules Howard, explica la variedad de conductas sexuales de numerosas criaturas

El origen del mundo: una mujer tumbada y abierta de piernas mostrando su sexo oscuro. Gustave Courbet, Museo de Orsay, París. Pero ¿el verdadero origen del mundo? El sexo, desde luego, pero el de nuestro planeta: el gran sexo azul del que surgió la vida millones de años antes de que los científicos acercaran sus lentes o de que Freud acostara en el diván a sus pacientes. Los primeros testimonios sexuales están escritos en los fósiles del precámbrico y el largo viaje que nos ha llevado hasta aquí, con sus sofisticados y variados mecanismos de reproducción, resulta apasionante y perturbador.

La reproducción de “los segundones”

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Rituales diversos

No contiene todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar, pero ‘Sexo en la Tierra’ (Blackie Books) da idea de la variedad de conductas sexuales de numerosas criaturas. Parece que tenemos mucho que aprender de los rituales que gobiernan el cuándo, dónde y cómo de la perpetuación de las especies.

¿POR QUÉ TE ESPERASTE TANTO?

¿Por qué con la edad te acuerdas

de aquello en que no pensaste

cuando le tuviste cerca?

Y tampoco acariciaste,

en toda aquella odisea, 

el arrojo de arriesgarte...

¿Qué pasa en la mente humana?

Ahora que todo es lejos

se aferra más, se afana;

y no se mide lo viejo

cuando te apremian las ganas

que te hacen sentir más nuevo.

La edad no ha pasado en vano;

las canas y las arrugas

siempre asoman con los años

y a diario crece la suma...

¿Por qué te esperaste tanto

soñando bajo la Luna?

¿Qué hubiera pasado si hablas

contando tus sentimientos,

diciéndole que le amabas

en aquel mejor momento,

cuando era más lo que dabas

que lo que hoy permite el tiempo?

¿Por qué te esperaste tanto?

¿Por qué dejaste ir el tiempo

sin tan siquiera intentarlo

allá en tu mejor momento?

¿Qué tal si hubiera pasado

aquello que hoy miras lejos?

“… Porque era apenas la niña

cuando yo tenía mis años

y, aunque la niña crecía,

entre los dos hubo algo

que en aquel tiempo impedía

que pudiésemos lograrlo…”.

“ - El tiempo ya no me espera

para decirte que te amo;

y si aún hay primavera

para este Amor de los Años,

dime que valió la pena

haberme esperado tanto-”

FLAVIO HINOJOSA GUTIÉRREZ

f44.hinojosa@yahoo.com





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