Karen Armstrong: “Nuestro laicismo está pasado de moda”
La pensadora británica escribe en defensa de las religiones alejada de los dogmas. El secularismo, advierte, nunca podrá imponerse al mundo musulmán desde el exterior
EL PAÍS
Frente al activismo ateo, un laicismo que considera agresivo y los crecientes recelos contra el islam, Armstrong defiende una visión comprensiva del hecho religioso y, sobre todo, de la tendencia humana a la búsqueda de la espiritualidad. Miembro del grupo de expertos para la Alianza de Civilizaciones en la ONU, Armstrong es autora de 25 libros sobre este tema, articulista en prensa, conferenciante en foros como el TED, que le dio su premio anual en 2008, y promotora de la ‘Carta por la Compasión’, un documento que aboga por el entendimiento entre culturas y credos. Su iniciativa recabó la firma de premios Nobel de la paz como el Dalai Lama o Desmond Tutu, de la reina Rania de Jordania, el empresario Richard Branson o los músicos Peter Gabriel y Paul Simon.
Tiene dos obras traducidas al español en las estanterías de novedades. Una es la reedición de Historia de la Biblia (Debate), escrita en 2007, en la que explica el origen de los libros y la evolución de cómo se ha interpretado desde que se pusieron por escrito tradiciones orales diversas de Israel y Judea hasta hoy. La otra es Campos de sangre. La religión y la historia de la violencia (Paidós Orígenes), de este 2015, en la que combate la idea de que la intolerancia o el terrorismo vengan implícitos en la tradición religiosa. Más bien al contrario, explica cómo el nacimiento de esas creencias favoreció la solidaridad en las muy crueles sociedades agrícolas del primer milenio antes de nuestra era. No es tan reciente, pero sí imprescindible, su Islam, de 2001 (reeditado por Debate en 2013), en el que intenta combatir la ignorancia sobre esa cultura.
Recibe en una coqueta casa adosada, situada en una tranquila calle rodeada de tiendas de antigüedades del barrio londinense de Islington. El hogar parece un museo romántico por su mobiliario tradicional. Y alberga enormes bibliotecas hasta en el hueco de la escalera.
PREGUNTA. Sostiene que las religiones hacen bien a la gente. Pero ¿están en lo cierto? ¿Existe un dios, un cielo?
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RESPUESTA. En el mundo moderno, tenemos una idea muy primitiva de Dios: que hay algo allá arriba que creó el mundo y escribió un libro, que sabe las cosas y piensa como nosotros... Esa idea de los primeros libros de la Biblia es un paquete para principiantes, algo con lo que empezar. Mucha gente en Occidente oye hablar de Dios por primera vez igual que de Papá Noel. Dios refleja una capacidad de los seres humanos, de su mente, de tener experiencias trascendentes.
P. La religión ¿es una creación humana?
R. Sí.
P. ¿Y está perdiendo terreno según avanza la ciencia y el racionalismo?
R. Está perdiendo terreno en Europa, pero Europa se está quedando muy pasada de moda en su secularismo. En otros lugares la gente se está haciendo más religiosa, para bien o para mal. En la religión hay de todo, como en el arte, el sexo o la gastronomía. Hay excelente arte, o sexo, y muy malo. La idea de que la religión es dañina no es muy inteligente.
P. Richard Dawkins nos dijo que no debemos educar a los niños en el pensamiento mágico, ni en dioses ni en hadas.
R. Dawkins tiene una idea muy equivocada de la religión. Creo que los chicos deben ser educados no de una forma sectaria, pero sí para entender la religión porque es un hecho en la vida humana. Igual que la cultura o la economía.
P. ¿El laicismo puede ser intolerante?
R. Sí puede serlo, como la religión, porque somos gente agresiva. Hay quien dice que la religión está detrás de todas las guerras, pero aquí en Occidente tuvimos dos guerras mundiales, el Holocausto, el gulag, Hiroshima. La Revolución Francesa fue un gran momento en la historia europea pero causó miles de muertes.
P. Pero no es intolerante separar religión y política.
R. Creo que esa es una buena idea, y es una buena idea para la religión. Porque una vez que la religión tiende lazos con los aparatos del Estado pierde muchos de sus ideales. El problema es que en muchas partes del mundo la secularización se hizo de forma agresiva. El sha de Irán Reza Phalevi utilizaba a hombres armados para quitar el velo a las mujeres. Y ordenó al Ejército usar las armas contra cientos de manifestantes pacíficos. Hubo cientos de muertos. Tenemos el caso de Egipto, que tuvo campos de concentración para los Hermanos Musulmanes, o de Atatürk, relacionado con prácticas de limpieza étnica. En muchas partes del mundo el secularismo no ha sido liberador. Debemos avanzar en la secularización pero de forma gradual. A nosotros nos llevó tres siglos y se quiere hacer en unas pocas décadas, sin que se desarrolle naturalmente. No es algo que se pueda imponer desde el exterior.
P. Dice que en ausencia de religión, la gente busca experiencias místicas en la música, el sexo o las drogas.
R. Buscamos experiencias trascendentes, salir momentáneamente de nosotros mismos, en el arte, en la belleza, en el sexo. Es algo que forma parte de la humanidad. Antes de que existieran los museos o el disco compacto, la forma de buscar el arte era la religión. Como el mejor arte, la religión da la posibilidad de escapar del horror que nos rodea y buscar sentido para nuestras vidas.
P. Señala que el fundamentalismo es un fenómeno muy moderno, una reacción a la colonización, el laicismo, Darwin o la Ilustración. ¿De verdad nadie interpretaba literalmente los libros sagrados en el pasado?
R. No.
P. Y dice que a los autores de la Biblia no le importaban las incoherencias. ¿De verdad no importan?
R. No. No podemos pensar que esos libros descendieron del cielo. La Biblia es una biblioteca elaborada durante siglos. No sabemos cuál fue el uso original de esos libros. Se convirtieron en algo sagrado después de la caída del templo de Jerusalén en el siglo VI antes de Cristo. Los judíos hicieron de la Biblia su templo. Cada vez que uno se enfrentaba a los textos sagrados tenía que usar su imaginación para encontrar un sentido diferente para su comunidad. Los católicos no leen mucho la Biblia. Es una colección de libros muy difícil. Calvino vio que muchos científicos estaban preocupados porque los descubrimientos contradecían los textos; y él respondió que si Júpiter es más grande que la Luna, no había problema porque la Biblia no está hablando de astronomía. Si quieres saber de astronomía ve a otro lugar. Mucha de la gente que lee la Biblia literalmente es calvinista, pero Calvino no lo habría aprobado. La doctrina de que cada palabra de la Biblia es cierta, como el controvertido dogma católico de la infalibilidad del Papa, surgió a finales del XIX. Fue un deseo de encontrar certezas en un mundo moderno en que todo se cuestionaba, como un niño buscando seguridad.
P. Pero mucho antes de esos fundamentalismos existió, por ejemplo, la Inquisición.
R. Sí, pero eso no iba sobre la Biblia. La Inquisición iba sobre todo sobre política interna en un tiempo en que España se enfrentaba a la amenaza del imperio otomano, estaba en la línea del frente, había caído Granada y el país tenía unas comunidades musulmana y judía. Se intentó unir al país luchando contra un enemigo común. Lo que llamamos herejía es casi siempre política.
P. Tampoco fue un fénomeno limitado a España.
R. No, lo tuvimos también aquí. La Inquisición mató a menos gente que lo que los católicos y protestantes mataron en Europa tras la reforma. Pero se convirtió en un símbolo del catolicismo ante los protestantes, símbolo del horror absoluto.
P. La España de los Reyes católicos ¿perdió una oportunidad histórica de convertirse en un ejemplo de país multicultural para Europa occidental cuando expulsó a musulmanes y judíos?
R. Absolutamente. En España había convivencia. Cuando se introdujeron esas medidas muchos españoles se horrorizaron. El antisemitismo es algo característico de Europa occidental que no tenían los musulmanes.
P. Algunos autores creen que se ha idealizado la convivencia en Al Andalus.
R. Cuando la gente convive siempre hay tensiones. Era mucho mejor de lo que ocurría en el resto de Europa.
P. La cristiandad y el islam llevaban siglos guerreando. Pero ¿cuál es el origen del antisemitismo?
R. El islam era lo que hoy son los Estados Unidos. Estaba en todas partes. En un momento en que, tras la caída del imperio romano, Europa cayó en un nivel muy bajo de civilización y desarrollo, aunque no España gracias al islam. En el siglo XIV, empezó la modernización que nos transformó de una economía agraria en una comercial. Eso ocurrió en las ciudades. A los judíos se les asociaba con esa nueva economía, que fue una ruptura social.
P. Usted defiende que el Corán es un mensaje de paz.
R. Sí.
P. Y que Mahoma fue más un pacificador que un guerrero.
R. A diferencia de Jesús, Mahoma se convirtió en jefe de Estado cuando todo Estado tenía que hacer la guerra.
Cuando fue atacado por La Meca, tuvo que combatir. La historia dice que Mahoma levantó un imperio sobre todo mediante la diplomacia. Nosotros en Occidente tenemos la idea de que el Corán es sobre la yihad. La yihad y sus derivadas aparecen más de 40 veces en el Corán, solo en diez referidas a la guerra. La yihad también es la mejora personal, compartir con los pobres. Mahoma llevó la paz a Arabia y gestionó la unificación mediante la diplomacia.
P. Tanto en el Corán y la vida de Mahoma como en la Biblia uno puede encontrar justificaciones para la violencia.
R. El Corán tiene una actitud mucho más positiva hacia las demás religiones que ninguna escritura hasta ese momento. Dios le dice a Mahoma que la diversidad religiosa es parte de su deseo.
P. ¿Qué piensa cuando grupos violentos como el Estado Islámico proclaman que son los auténticos musulmanes?
R. Mucha de la militancia en el Estado islámico no era particularmente religiosa sino que procede del régimen de Sadam Husein, socialista y laicista.
P. Pero ¿por qué es tan magnético el Estado Islámico para tantos jóvenes occidentales? ¿Hay una motivación religiosa en los que marchan a combatir?
R. Es complicado. A muchos jóvenes que fueron a la yihad contra la Unión Soviética en Afganistán, y luego a Al Qaeda, no les movía la lectura del Corán sino por las imágenes de sufrimiento en el mundo islámico, en Palestina, en Líbano. Más recientemente en Abu Ghraib. Oficiales de la CIA que han entrevistado a personas en Guantánamo, después del 11-S, descubrieron que la mayoría eran conversos que no sabían mucho del islam. Dos jóvenes que abandonaron el Reino Unido hacia Siria hace un año habían encargado en Amazon un libro: Islam for dummies (El islam para torpes), lo que dice mucho del nivel de su compromiso religioso. No es muy distinto a lo ocurrido durante la Guerra Civil española, cuando mucha gente viajó allí a combatir el fascismo. La gente joven ama el combate particularmente. Para muchos es excitante, como un videojuego, se sienten vivos. Una de las cosas que más motiva para la guerra es el aburrimiento. Lo entiendo porque cuando entré en el convento miré a mi alrededor y dije: esto parece algo grande. Quería vivir intensamente. Y muchos miembros de las comunidades musulmanas en las sociedades occidentales no se siente en casa.
P. ¿Es la democracia compatible con el islam? Algunos lo dudan porque esa religión, en teoría, aspira a dominar la vida pública.
R. Sí lo es. Todas las religiones son así, la idea de una religión como algo privado y personal es algo moderno. Hasta el siglo XVIII, era conceptualmente imposible para los cristianos separar la religión de la política. Sería como sacar la ginebra del cóctel. Pero el islam está lleno de tradiciones que encajan con la democracia muy bien. Durante las manifestaciones en París [tras los atentados contra Charlie Hebdo y contra la comunidad judía], se pedía libertad y se defendían valores de la Ilustración, y se decía que los musulmanes no se adaptan al mundo moderno porque no han tenido una Ilustración. La Liberté era un valor de la Ilustración. Pero no había libertad para los esclavos africanos trabajando en las plantaciones americanas, ni para los nativos americanos cuando los fundadores de EE UU se inspiraban en la Ilustración. Para la Ilustración, los derechos humanos eran solo para los europeos. John Locke no solo defendía la esclavitud en las colonias, sino el derecho del amo a matar al esclavo. Otro ejemplo: la democracia en Egipto a partir de la independencia fue un chiste malo.
P. Y parece seguir siéndolo: el expresidente Morsi ha sido condenado a muerte.
R. Por un gobierno secular. Esta gente es peor que Mubarak. Es una dictadura militar. Mucha gente en esa región no tiene tradición democrática, porque han vivido o en el mundo colonial o en dictaduras sostenidas por nosotros. Ellos no tienen autodeterminación.
P. ¿Necesita el Islam una reforma, como ha escrito la escritora holandesa de origen somalí Ayaan Hirsi Ali?
R. Sí, y hay movimientos en ese sentido. Pero cuidado, porque nuestra reforma en el siglo XVI fue catastrófica por las muertes que provocó. A veces la reforma puede ser dura, cruel e intolerante. Lutero no era un hombre tolerante: él odiaba a católicos, judíos, mujeres, turcos y a cualquiera que le llevara la contraria. En cuanto al islam, es muy difícil para la gente ser creativa cuando está siempre a la defensiva. Es difícil encontrar el espacio.
P. ¿Es usted Charlie?
R. Sí.
P. Algunos escritores se han opuesto al premio del PEN a Charlie Hebdo por sus ofensas a los sentimientos religiosos.
R. Es triste que tengamos que expresar nuestra libertad insultando a la gente. Tenemos que recordar que caricaturas de este tipo han sido utilizadas en el pasado contra los judíos antes de que empezara el holocausto, preparando a los alemanes para el genocidio. Es verdad que Charlie Hebdo satirizaba todo, y que gente del periódico dijo que lo último que querían era ser antimusulmanes.
P. Meterse con una religión no es exactamente lo mismo que insultar a personas.
R. De acuerdo. Pero ¿por qué hacerlo? Creo que insultar a cosas o a personas es contraproducente. No me preocupa ese tipo de crítica, pero sí que se fomenten estereotipos que hacen que la gente piense de determinada manera. En un momento en que tratamos, pero no muy en serio, de crear una sociedad global, mostrarnos arrogantes y poco respetuosos es peligroso. En Occidente debemos aprender que compartimos el planeta con iguales y no con inferiores.