´Dios, patria, rey´, una mirada global al carlismo: transnacional, heterogéneo y antimasónico
La antología de Jordi Canal suma conocimientos a un movimiento que ha tenido una particularmente brillante atención literaria, desde Pérez-Galdós a Baroja y Valle-Inclán
La historiografía sigue prestando notable atención al carlismo. Dentro de esta bibliografía ocupa un lugar destacado Jordi Canal. En 2000 publicó una espléndida síntesis sobre el fenómeno a la que siguió en 2006 Banderas blancas, boinas rojas, recopilación de estudios sobre aspectos significativos de la historia del carlismo.
Publica ahora una nueva antología: un valioso complemento en la visión global de la cuestión por parte del autor.
Se inicia Dios, patria, rey con un trabajo general sobre las guerras civiles, para abordar después aspectos del carlismo a lo largo de los siglos XIX y XX.
Sectores Sociales Heterogéneos
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Llama la atención el autor sobre el carácter transnacional de la protesta legitimista, tal como ponen de manifiesto los casos portugués y francés.
Canal subraya la coexistencia en su seno de sectores sociales heterogéneos y de opciones políticas distintas, unidos, sin embargo, contra el liberalismo como expresión de un orden urbano, burgués y capitalista, sin olvidar, como subrayó Vicens Vives, su carácter de brazo armado del catolicismo español.
- El añadido de la causa foral al lema "Dios, patria y rey" no permitiría conectar directamente al fenómeno con la expresión de sentimientos nacionalistas de signo periférico. Porque carlismo hubo también fuera del reducto vasco-navarro y catalán y su intención fue siempre la de operar en el conjunto de España, entronizando a su pretendiente en el trono.
En este sentido, parece más acertada la visión de los primeros teorizadores del nacionalismo vasco como el propio Sabino Arana o Arturo Campión que algunas interpretaciones posteriores de la historiografía nacionalista.
El libro presta particular atención a la obsesión antimasónica del movimiento, a la mitificación de la imagen de los sucesivos pretendientes, particularmente Carlos VII, y del palacio veneciano de Loredan, refugio de la realeza proscrita.
Notable interés tiene el estudio de la visión del carlismo en los Episodios de Pérez Galdós. El carlismo ha tenido una particularmente brillante atención literaria.
No solamente en la obra galdosiana, sino en la larga serie de las novelas de Baroja dedicadas a la vida del conspirador Eugenio de Avinareta o en las novelas carlistas de Valle-Inclán.
Exceptuado el filocarlismo más o menos estetizante de este último, Galdós y Baroja coincidirán en la visión liberal dominante en nuestra historiografía decimonónica del largo contencioso carlista presente a lo largo de dos siglos. Será necesario el sorprendente giro introducido en él a lo largo del tardofranquismo y la transición para contribuir al punto final de una de las más largas corrientes políticas de nuestra historia.