El caballero que se retrató en su mazmorra
Un estudio multidisciplinar recupera los grafitis que los reos dejaron en las paredes de sus calabozos entre la Edad Media y el siglo XVIII
El caballero apresado en el siglo XIV fue lanzado al interior del antiguo aljibe del alcázar de Calatrava la Vieja (Ciudad Real).
La única luz que le llegaba era a través de la abertura del depósito, y siempre y cuando el carcelero lo quisiera. Imposible huir de un receptáculo de paredes lisas creado para aguantar la enorme presión del agua.
El preso, tras días de angustia y sabiendo que iba a morir, comenzó a grabar, prácticamente a ciegas, su retrato.
Pero no fue el único en ocupar ese miserable agujero.
Según el reciente estudio Los graffiti carcelarios de la Edad Media y Moderna en la provincia de Ciudad Real, así como los resultados de las excavaciones efectuadas en los últimos años en Calatrava la Vieja, el interior del aljibe guarda “un enorme número de graffiti tanto pintados como grabados”.
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El informe —de los arqueólogos e historiadores Víctor Manuel López-Menchero , Miguel Ángel Hervás, James Bart, Jeffrey P. Du Vernay, Herbert D. G. Maschner, Manuel Retuerce, Honorio Javier Álvarez y Diego Lucendo— recuerda que los grafitos de los presos del Medievo, excepto en el caso de la Torre de Coudray (Francia), han sido, por lo general, poco estudiados, a pesar de “la fascinación popular que despiertan” y de constituir “un auténtico patrimonio emergente”.
No obstante, los expertos de las universidades Complutense, Castilla-La Mancha, Baraka Arqueólogos y Global Digital Heritage destacan el esfuerzo de algunas Administraciones por rehabilitar y hacer visitables estos espacios patrimoniales en España. Mencionan a Aragón, Segovia, Girona, Badajoz, Córdoba, Granada, Palma de Mallorca o la Comunidad Valenciana.
Hasta ahora, las técnicas de documentación de los graffitis consistían en poco más que “un calco sobre papel de celofán o plástico transparente colocado directamente sobre el soporte y el empleo de rotuladores de colores”.
Pero, últimamente, y gracias a la aparición de las nuevas tecnologías, ya se usa fotografía digital, combinada con fotogrametría 3D y escáner láser. En el caso de los dibujos carcelarios estudiados, ha sido la organización de investigación Global Digital Heritage la que ha llevado a cabo los trabajos de recuperación.
Graffito pintado de guerrero cristiano portando escudo y espada hallado en el castillo de Calatrava la Vieja.Universidad de Castilla-La Mancha
Así, se han descubierto y reinterpretado aljibes-calabozo en diversos lugares de España, como el castillo de Petrer (Alicante), el de Medellín (Badajoz) o el mencionado de Calatrava la Vieja. Algunos de estos oscuros depósitos eran empleados para tal fin, pues, debido a su configuración, “tenían muros de gran espesor para poder soportar las presiones ejercidas por la acumulación de miles de litros de agua”, por lo que no podían ser excavados “mediante un túnel desde el interior y, muy difícil, desde el exterior”. “A efectos prácticos, resulta casi imposible poder escapar de ellos”, señalan los expertos.
Los presos cristianos, según los especialistas que han llevado a cabo el informe, pintaron en su presidio de Calatrava la Vieja “varios caballeros, tanto a pie como a caballo. Uno de ellos luce en su escudo una cruz latina florlisada, que bien podría ser la de la Orden de Calatrava”, una de las que lucharon en la toma de la ciudad andalusí en 1212, pocos días antes de la batalla de Las Navas de Tolosa.