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Claves culturales para comprender la guerra de Gaza

Una tensión latente y enquistada durante lustros ha estallado: la escalada de violencia convierte la zona en centro de interés geopolítico, pero también en espacio prioritario de reflexión cultural

Suheir Hammad en La sal de este mar (2008), de Annemarie Jacir.Claves culturales para comprender la guerra de Gaza

Palestina, de Joe Sacco, la novela gráfica más famosa sobre el conflicto de Oriente Próximo, había quedado condenada a ser uno de esos títulos que se exponen en las ferias literarias confiando sobre todo en que el adulto que lo leyó en su momento lo vea y se lo regale a hijos o sobrinos. Entonces, llegó el 7 de octubre de 2023, Hamás sorprendió al mundo con su ataque masivo, Israel comenzó su invasión de Gaza y la región se contagió de un ciclo de violencia que forma parte ya de los libros de historia.

Aunque el cómic refleja una Gaza bastante distinta a la que se desangra estos días (Sacco narra sus experiencias durante la Primera Intifada, entre 1987 y 1993), la editorial, la estadounidense Fantagraphics, vio de repente cómo librerías y distribuidores le pedían miles de ejemplares. Se quedó sin stock y el pasado diciembre encargó algo inusual: una reimpresión 22 años después de la primera edición.

El caso ejemplifica el recobrado interés por un conflicto que venía rozando el olvido y carga el sambenito de intratable o incomprensible. De demasiado complejo y demasiado siglo XX. Otras guerras (Irak, Siria, Afganistán, Ucrania...), una pandemia y la ausencia de un estallido brutal (como el del 7 de octubre) apuntalaron la ficción de que el statu quo entre israelíes y palestinos no era, al fin y al cabo, tan insostenible. Desde entonces, palabras como Gaza, Hamás, sionismo, Fronteras del 67, colonos o Desde el río hasta el mar han pasado de las baldas especializadas a las tertulias, mientras las editoriales se apresuran a actualizar ediciones antiguas o sacar ensayos breves de urgencia. Este es el vocabulario básico para, al menos, no perderse.

Franja de Gaza. Hoy es sinónimo de muerte y escombros, pero fue un vibrante puerto comercial en el mar Mediterráneo, ya mencionado en el Antiguo Testamento. Se trata de un territorio minúsculo (41 kilómetros de norte a sur, y 13 de oeste a este, en su punto más ancho) cuyos 2,3 millones de habitantes descienden en su mayoría de quienes tuvieron que dejar atrás sus hogares en el actual Israel.

Israel lo tomó en la Guerra de los Seis Días de 1967 y construyó 21 asentamientos judíos. Acabó convertido en un dolor de cabeza de protestas y ataques. "Me gustaría que Gaza se hundiese en el mar, pero no va a pasar, así que habrá que encontrar una solución", admitió en 1992 el primer ministro israelí, Isaac Rabin.

En 2005, el Gobierno de Ariel Sharón tomó unilateralmente una decisión que la derecha nacionalista (con el apoyo de un 22% de israelíes) lucha hoy por revertir: la retirada de todos los soldados y colonos. Un año más tarde, Hamás ganó las elecciones (las últimas que han celebrado los palestinos) y acabó haciéndose por la fuerza con el control de la Franja. Desde entonces, 2007, dos Gobiernos palestinos se arrogan la legitimidad. El segundo, el que reconoce la comunidad internacional, lo preside Mahmud Abbas en Cisjordania.

Fronteras del 67. Una de las fórmulas que suelen aparecer en los comunicados de las cancillerías. ¿Por qué? Porque, sin ser una frontera oficial, son las que -para todos los países del mundo, salvo Israel- delimitan el territorio reconocido del Estado judío y el que debería convertirse en Estado palestino e Israel mantiene bajo ocupación: Gaza y Cisjordania, incluido Jerusalén Este.

Es la famosa Línea Verde marcada en los armisticios de 1949 que pusieron fin a la primera guerra árabe-israelí. Se llaman del 67 porque es el año en que se vinieron abajo, con la Guerra de los Seis Días. El historiador Tom Segev narra en 1967 la euforia tras la incontestable victoria, en la que Israel triplicó el territorio bajo control, con el Sinaí (que devolvió a Egipto al firmar la paz), los Altos del Golán sirios, Gaza y Cisjordania. El resultado, medio siglo más tarde, está en uno de los mejores documentales: Los hijos de Arna, de Juliano Mer Khamis y Danniel Danniel y ambientado en Yenín.

Ningún mapa oficial israelí muestra la Línea Verde, según una decisión gubernamental de 1967. En 2022, el Ayuntamiento de Tel Aviv-Yaffa envió a las escuelas un kit con mapas que la incluían. El Ministerio de Educación prohibió colgarlo, incluso como póster. Fue con el llamado "Gobierno del cambio", en el que no estaba Netanyahu ni sus socios ultras, sino el Israel considerado más liberal.

Hamás. Es un acrónimo de su nombre oficial, Movimiento de Resistencia Islámica, que a la vez significa entusiasmo. Nació en los años ochenta, en una época de impulso islamista en el mundo árabe-musulmán y en la que a Israel le convenía una alternativa a Yasir Arafat. Fue ganando popularidad. No solo por su red asistencial o su fama de honestidad y piedad, frente a la corrupción de Al Fatah. También porque muchos palestinos ven la violencia armada como un acto de dignidad y justicia frente a un enemigo muy superior. Incluso cuando se trata de la explosión de autobuses y cafeterías llenas de civiles en territorio israelí, como las que efectuó. Por eso, ganó en 2006 las elecciones.

En teoría, rechaza la existencia de Israel, pero lleva años dispuesta a aceptar un Estado palestino solo en Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este. Gobernaba Gaza con mano de hierro, aplicó puntualmente la pena de muerte y perseguía la homosexualidad, pero no impuso el velo y daba espacio a otras facciones. EE UU y la UE lo consideran en su conjunto organización terrorista. Otras decenas de países, solo al brazo armado.

Es, a la vez, partido política y milicia. Y tiene medio corazón pragmático y otro medio, más radical. Los segundos se han ido comiendo a los primeros, como demuestra la elección este martes de Yahia Sinwar como líder, en sustitución de Ismail Haniya, asesinado en Teherán, previsiblemente por Israel. Tras el ataque del 7 de octubre, Carmen López Alonso ha actualizado su ensayo sobre Hamás, retitulándolo como De la marcha hacia el poder al vuelo de Ícaro (Catarata).

Eretz Israel. La Tierra de Israel. Es un concepto territorial, de origen bíblico, que trasciende las fronteras del propio Estado y no está muy claro qué incluye. Abarcaría seguro, enteras, las actuales Israel y Palestina, pero también partes de Jordania, Líbano, Siria, Irak... Lo mencionó el padre fundador de Israel, David Ben Gurión, al declarar la independencia, pero hoy lo emplea más, políticamente, el nacionalismo religioso. El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, sembró la polémica el año pasado por hablar en un atril con un mapa de Eretz Israel.


Para leer

Palestina

Joe Sacco

1967 

Tom Segev 

Hamás. De la marcha hacia el poder al vuelo de Ícaro

Carmen López Alonso

Dispara, yo ya estoy muerto

Julia Navarro

Maus

Art Spiegelman

Traducción de Cruz Rodríguez Juiz

Mi tierra prometida 

Ari Shavit


imagen-cuerpo

Un soldado egipcio muerto y un tanque destrozado, en el desierto del Sinaí, el 6 de junio de 1967. 


Suheir Hammad en 'La sal de este mar' (2008), de Annemarie Jacir.