Recuerdan la guerra en Gaza tras un año
Los palestinos recordaron el "horror" de los 50 días de guerra en la Franja de Gaza, justo a un año del inicio de la ofensiva militar israelí, que cobró la vida de más de 2 mil 200 personas, en su mayoría civiles árabes.
En medio de los escombros de sus viviendas destruidas por los bombardeos israelíes y sin la esperanza de un futuro mejor, sobrevivientes de la ofensiva militar narraron lo ocurrido hace un año y las duras condiciones que enfrentan desde entonces.
El grupo israelí B'Tselem, una organización defensora de los derechos humanos, publicó ayer algunos de los testimonios de esos palestinos afectados por la operación militar, denominada "Marco Protector", en los que se hace eco de la devastación de la guerra.
Entre los testimonios destaca el de Maryam Abu Raya, una residente de Ciudad de Gaza, de 65 años de edad que contó a B'Tselem cómo hace justo un año su edificio de apartamentos fue destruido con los primeros ataques de la aviación israelí.
"El teléfono sonó y la esposa de mi hijo Muhammad me dijo que todos teníamos que salir del edificio porque había recibido una llamada diciendo que estaba a punto de ser bombardeada. Abrí la puerta y vi a otros inquilinos bajar por las escaleras con sus pertenencias", recordó.
"Estábamos todos en estado de shock y nadie entendía lo que estaba pasando. Algunas personas dijeron que los misiles se dirigían a la undécima planta, donde Hamás (Movimiento de Resistencia Islámica) tenía una oficina de comunicaciones".
"Unos minutos más tarde oímos dos explosiones y luego la torre se derrumbó. Estaba temblando como una hoja. Mi corazón latía tan rápido, pensé que iba a saltar de mi pecho. Todo fue destruido, nuestros apartamentos", señaló.
Abu Raya, quien en medio de los bombardeos logró huir con su familia a la casa de un amigo cercano, contó que el edificio de apartamentos, que poseía desde hace 17 años, fue destruido sin ninguna razón, según un reporte de la agencia informativa palestina Ma'an.
Otra residente de Ciudad de Gaza, Mayadah Zaqut, de 42 años, describió también el horror que ella y su marido, Ahed, vivieron el año pasado durante la guerra, la tercera en la Franja de Gaza en los últimos años.
"Nos despertamos de repente por el sonido de los bombardeos cerca. Ahed fue a ver lo que había sido golpeado. No vio nada y volvió a la cama. Me fui a la cocina. Unos minutos más tarde, nuestro apartamento fue bombardeado. Todo se llenó de polvo y no sabía exactamente lo que había pasado, estaba viva y había sido herida.
"No fue sino hasta después que vi a mi marido entre los escombros, teniendo su último aliento. Me senté en la escalera y grité y lloré cuando oí al hermano de Ahed decir que estaba muerto. Una de las cosas que duelen más fue que no tuve tiempo de tomar ningún recuerdo de Ahed del apartamento antes de que fuera bombardeado. Todo ardió en llamas, incluso nuestras fotos de boda. Nada me recuerda la vida familiar que una vez tuve", lamentó.
Los 51 días de la guerra del verano pasado fue la tercera lanzada por Israel en la Franja de Gaza en seis años, sin embargo fue por mucho, la más mortal y destructiva que vive el pueblo palestino.
Según estimaciones de las Naciones Unidas (ONU), más de 2 mil 300 palestinos perdieron la vida, entre ellos muchas mujeres y niños, mientras que más de 100 mil viviendas fueron destruidas o quedaron inhabilitadas para vivir.
Los bombardeos para la mayoría de los sobrevivientes fueron muy duros, sin embargo, muchos palestinos consideran que lo más difícil ha sido seguir sobreviviendo en medio de la devastación y la secuelas que dejó la guerra.
"Las condiciones son muy duras aquí. Hace frío en la noche (...) La ropa que tengo es lo único que me queda", dijo Shadi Barakeh, un pequeño palestino de 12 años de edad, cuya casa, ubicada en Abasan al-Jadida, sur de Gaza, fue destruida en los ataques.
El testimonio del menor refleja lo alarmante que ha sido vivir para muchos de los habitantes de Gaza ante la devastación, sin embargo, el dolor de Shadi es haber perdido a su padre en las dos primeras semanas de la guerra y ver sufrir a diario a su madre.
El pequeño, quien vive en una tienda de campaña que su madre y él hicieron con trozos de tela junto a las ruinas de su casa, aseguró que su situación no lo afecta, sino el no tener ya a su progenitor.
"Estoy triste porque mi padre está muerto.
"Si estuviera aquí con nosotros, eso lo compensa todo (...) Siento que mi vida ha cambiado mucho desde que mi padre murió. No tenemos felicidad ahora", aseveró.