Paula Pereto: “Dejé la última gota”
A grandeza de Paula Pareto fue conmovedora hasta su última cita en los tatamis.
Tokio, Japón
“Pido perdón por no hacerlos tan felices como en Río”, afirmó la judoka argentina tras sucumbir el sábado ante la portuguesa Catarina Costa en el repechaje de la división de 48 kilogramos.
El revés la dejó fuera de la disputa por la medalla de bronce. Marcaba el punto final de una notable carrera en la que hace cinco años, en Río de Janeiro, se convertía en la primera argentina en ganar un oro en los Juegos Olímpicos. También se colgó una presea de bronce en Beijing 2008.
Una lesión en el codo izquierdo mermó a la “Peque” — el apodo que recibió por su diminuta estatura de 1,50 metros — durante una jornada que inició con un par de victorias por ippon, primero ante la sudafricana Geronay Whitebooi y luego contra la eslovena Marusa Stangar.
La derrota ante la japonesa Funa Tonaki en los cuartos de final apagó la ilusión de revalidar el título y la caída contra Costa fue el punto final.
Con 35 años a cuestas, llegar a Tokio fue una odisea para Pareto. Las lesiones fueron un suplicio tras Río, incluyendo una cirugía en la espalda.
Pareto trabaja como traumatóloga en un hospital de Argentina y el último año fue demasiado duro, empezando con el aplazamiento de los Juegos de Tokio. Tuvo poco rodaje debido a la cancelación de numerosas competiciones. Y estuvo en las trincheras de la batalla contra el COVID-19.
“No me veía compitiendo en estos Juegos. Fui fiel a mis principios de dar todo, hasta la última gota”, dijo Pareto.
No tuvo reproches por su último acto. Quería retirarse compitiendo en unos Juegos Olímpicos.
“Estoy muy contenta por todos los mensajes que recibí, tanto en esta semana como en las previas”, señaló Pareto. “Ese cariño de la gente más allá de la medalla es algo que a mí me hace muy feliz”.
Eso se plasmó en su regreso a la Villa Olímpica, cuando sus compatriotas salieron a hacerle una calle de honor y dedicarle cánticos.