Sigue la mata dando

Ese notable filósofo empírico que fue Piporro decía que: “Deuda vieja, no se paga; la nueva, se deja envejecer”. Los políticos y empresarios huehuenches no tienen nada de la gracia de este notable cómico que supo llevar a la capital, y de ahí al mundo, el estilo de vida campirano del noreste del país, fuertemente enlazado con la gente del otro lado de la frontera; pero, siguen el pie de la letra esa fórmula mágica que los hace riquísimos.
Las deudas que dejaron pendientes Salinas, Diego Fernández, Cabal Peniche, Oscar Espinosa y los otros pillos del último cuarto del siglo pasado, están olvidadas. Incluso, varios de los grandes truhanes, como Raúl Salinas, han recibido disculpas públicas y el retorno de los dineros que sustrajo del erario público. Igual habrá de suceder con los que en este momento se encuentran indiciados y son disque perseguidos, como los Duarte.
Así funciona el sistema de procuración y administración de justicia en este país. Al que roba un pan para calman el gruñidero de tripas de la prole, lo refunden en la prisión por largos años; en cambio, los ladrones de saco y corbata se pasean orondos en los muchos saraos que organiza la casta dorada, sin que las autoridades judiciales puedan verlos, no obstante que son quienes les abren la puerta del carro, se los cuidan y hasta les limpian los zapatos cuando es necesario. Anuncian fichas de localización teniéndolos a la mano.
De los grandes delincuentes de este país, solamente Elba Esther Gordillo está en prisión y pronto en su departamento de lujo; pero, no por haber creado un descomunal imperio de corrupción, que le hizo inmensamente rica y poderosa, sino por haberse puesto con Sansón a las patadas por pura ambición. No estuvo conforme con lo que le ofrecieron y buscó hacer el caldo gordo a otros que le mejoraran la oferta, como hizo con el becario.
Sus ahijados y émulos, como Humberto Moreira, sigue tan campantes y amenazan con volver a la política; Miguel Ángel Yúnes, ya es gobernador de Veracruz, mientras que Javier Duarte de Ochoa fue protegido desde la alturas para que lograra volverse ojo de hormiga. La faramalla que se le sigue a Rodrigo Medina de la Cruz por daño contra el patrimonio público del estado de Nuevo León aproximado a los 3,128 millones de pesos, más parece la trama simplona de una telenovela, sin que la justicia se aparezca.
Los ejemplos llegan hasta el infinito, pues en todo el país el sistema de corrupción que se ha generalizado, deja mucha tela de dónde cortar. Paradójicamente, las palabras de Jesús cuando dijo que: “El que esté libre de culpas, que arroje la primera piedra”, se toman al pie de la letra y no hay uno sólo de los que pueden y deben, que se atreva a descobijar a la caterva de sinvergüenzas apoderada de la otrora gran nación mexicana.
En las últimas licitaciones que se han realizado para reactivar a la industria petrolera, ahora en manos de inversionistas extranjeros, nuevamente aparece la corrupción, pues la mayor parte de los contratos adjudicados, ya fueron subastados de manera particular a empresas fantasmas que no tienen capacidad ni experiencia para ese tipo de trabajos. Es lo mismo que con la reconfiguración de las refinerías de Ciudad Madero y Cadereyta que llevaron a cabo las empresas Pemopro y Comproco, que jamás han rendido cuentas.
Desde luego, nada de eso es gratuito. Todos los enjuagues se hacen con la complacencia de los funcionarios disque responsables, que, en la realidad son todo lo contrario; como el exdirector de Pemex, Emilio Lozoya Austin, quien hizo transa media y tomó las instalaciones y equipos de la industria como patrimonio propio para hacer y deshacer, sin que se le haya tocado, ni se le tocará, con la sutileza de un mal pensamiento.
Orita mismo, ya se prepara una nueva colocación de deuda en los mercados de Europa, a fin de completar el gasto de los patricios de la patria, que siguen con su tren de vida escandaloso y engañoso, con enormes carretadas de dinero para salir en la televisión.
A las deudas viejas, producto de la corrupción y el saqueo, vienen a sumarse las deudas nuevas, que servirán para seguir hinchando los bolsillos de políticos, funcionarios y empresarios coludidos.
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