Editoriales > COLUMNA INVITADA
Los empresarios, la 4T y los bobos
Recientemente recibí a través de redes sociales un video del expresidente de Uruguay José Mujica, en el cual un joven periodista lo entrevista sobre su forma de vida, en eso don Pepe le muestra al reportero una foto, al tiempo que le dice: "Este viejito es un burgués, poderoso, con 96 años fundó una fábrica de 80 millones y pico de dólares, cuando vio que se iba morir les dijo a los hijos: No vayan a parar la fábrica por duelo".
"Veo que usted no criminaliza a los empresarios como a veces hacen algunos sectores de la izquierda", le cuestiona el reportero a lo que don Pepe responde: "No, no, gente como esta resuelve problemas que yo no tengo ni capacidad ni fuerzas para poderlos resolver. Si algún día hay fuerzas que los puedan suplantar con ventaja vamos arriba... pero si no, vas para atrás. Yo seré socialista pero no quiero ser bobo; porque si después por querer repartir exprimo demasiado, tengo menos para repartir... hay enfermedades que son inteligentes; la sífilis nunca mata a la víctima, porque si mata a la víctima no tiene de qué vivir. Entonces, que trabaje el capitalista, él va a hacer plata, pero yo le tengo que cobrar impuestos para repartir".
"¿Está haciendo un paralelismo entre el capitalismo y la sífilis?", lo interrumpe el entrevistador maravillado por la posición de don Pepe, a lo que este contesta: "Ambas son enfermedades, la sífilis es evitable, el capitalismo por ahora no es evitable hay que funcionar con él", concluye sonriendo.
Cómo nos hacen falta socialistas en México que no quieran ser bobos y que valoren el trabajo y el rol fundamental que realiza el empresario en el desarrollo de una sociedad.
El problema es que la izquierda mexicana de la 4T ve a los negocios como un mal y como egoísmo tanto en espíritu como en propósito; mientras las sociedades desarrolladas saben que siempre están en deuda con sus empresarios que las sostienen económicamente y que rara vez consumen para sí una fracción pequeñísima de lo que aportan a sus comunidades.
Los países desarrollados reconocen a sus empresarios como los verdaderos héroes de la vida económica porque son ellos los que crean gran parte de la riqueza sobre la cual se apoyan.
Lo dice con claridad Mujica: "que trabaje el capitalista", esta es la esencia del desarrollo, que el gobierno deje trabajar, que no estorbe la actividad productiva; pero el gobierno, por otro lado, debe cobrar impuestos y ejercer su gasto con criterio distributivo por lo que se hace necesario que genere condiciones para que se creen más y mejores empleos, que se establezca un sistema sólido de seguridad social que incluya servicios de salud de calidad y pensiones de vejez e invalidez, y un sistema educativo que redistribuya las oportunidades generando ascenso social. También debe crearse un verdadero Estado de Derecho que ofrezca certidumbre, justicia y paz social.
¡Urge que en México se deje de satanizar al empresario y que se reconozca que construir una empresa de éxito lleva una gran dosis de energía, talento y trabajo duro... y de buena suerte! Por lo que podemos concluir, parafraseando a Iván Lansberg, que toda empresa de éxito es, en cierta forma, un pequeño milagro. ¡México necesita muchos milagros! Y así tener más y mejores empresas, y más y mejores empresarios.