Editoriales

La voz profunda de América

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 12 JULIO 2019
  • COMPARTIR
La voz profunda de América

Quien en su juventud no tuvo como libro de cabecera Veinte poemas de amor y una canción desesperada (escrito por ese notable poeta nombrado Cónsul para la emigración española), se perdió una de las partes bellas de esa época llena de fantasías e ilusiones. Pudo leerlo después; pero, ya no es igual. El libro fue publicado en 1924 y ha llenado de emoción a los parlantes del habla hispana por casi un siglo. Quizá no sea la mejor obra del poeta; pero, es la más conocida.

El poeta confesó que no podía seguir la moda de los artistas de su tiempo: recorrer mundo para tener de una visión cósmica que fuera más allá del sentido localista de su obra. Ya era reconocido en su tierra; sin embargo, carecía de dinero para viajar, por lo que ingresó al servicio exterior de Chile y en breve fue enviado (en 1927), como cónsul ad honorem en Rangún, Birmania. Después fungió en Colombo, Ceylan; Batavia, Java; Singapur; Barcelona y Madrid, España; Cd. de México.

En España traba amistad con los poetas de la generación del 27 y, de manera muy especial, con Federico García Lorca a quien consideró siempre uno de sus más valiosos amigos. El romancero gitano dijo de Neruda que es: "La voz profunda de América". Pablo regresó la cortesía escribiendo que: "Todas las luces de la inteligencia lo vestían de una manera tan espléndida que brillaba como una piedra preciosa. Su cara gruesa y morena no tenía nada afeminado, su seducción era natural e intelectual". Al fusilamiento del poeta español escribió su Oda a Federico García Lorca.

En abril de 1937, fundó, junto con el poeta peruano César Vallejo, la organización Grupo Hispanoamericano de ayuda a España. En julio de ese mismo año pronunció un discurso de solidaridad para España en el Congreso de las Naciones de América. Participó activamente en la organización del Segundo Congreso Internacional de Escritores por la Defensa de la Cultura. El poeta había reconocido muy pronto que en la Europa de los años treinta estaba en juego el destino de las fuerzas y gobiernos democráticos de toda América Latina. Con otros escritores latinoamericanos, se comprometió más allá de fronteras, con la creación de una conciencia social.

El papel de Pablo Neruda en el salvamento de miles de españoles perseguidos por la falange fascista que instauró un régimen de terror y mantuvo a la Madre Patria sumida en un atraso de cuando menos medio siglo, fue relevante. En 1939 fue nombrado Cónsul para la emigración española, con sede en París. Como parte de sus funciones, concretó la llegada de refugiados españoles a Chile a bordo del "Winnipeg". Buscó sacarlos de España para llevarlos a otros lugares.

 En el discurso de recepción del Premio Nobel de Literatura en 1971, Neruda, de manera retrospectiva, reconstruye la transformación que sufrió su concepción de la función del escritor en la sociedad. Parte de la descripción del estrecho entorno campesino que le proporcionó la experiencia de la soledad, así como de la fuerza y el vigor para sus futuras tareas. El íntimo contacto con los campesinos y sus experiencias seculares en lucha contra las fierezas de la naturaleza proporcionaba confianza y conciencia de sí mismo para las disputas con las fuerzas sociales reaccionarias.

En su discurso, Neruda habla sobre la función de la poesía, partiendo de orígenes telúricos; al igual que en 1937, hace énfasis en sus orígenes autodidactas y alejados de la teoría. Yo no aprendí en los libros ninguna receta para la composición de un poema; y no dejaré impreso a mi vez ni siquiera un consejo, modo o estilo para que los nuevos poetas reciban de mí alguna gota de supuesta sabiduría.

Luego, lapidariamente afirmó: "La relación poeta-hombre se conforma como un proceso de aprendizaje perpetuo, en el cual no existe soledad insuperable, ambos están unidos por la conciencia de un destino común; a partir de esta solidaridad interior y exterior surge para el poeta comprometido la obligación de comprender junto con sus contemporáneos a los más explotados; ésta es la tarea principal del escritor independientemente de fronteras temporales y geográficas".

"Comprendí, metido en el escenario de las luchas de América, que mi misión humana no era otra sino agregarme a la extensa fuerza del pueblo organizado, agregarme con sangre y alma, compasión y esperanza, porque sólo de esa henchida torrentera pueden nacer los cambios necesarios a los escritores y a los pueblos." Pablo Neruda, 12 de julio de 1904-23 de septiembre de 1973.

Continúa leyendo otros autores

DEJA TU COMENTARIO