Editoriales

La Dama de la Lámpara

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 12 MAYO 2020
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La Dama de la Lámpara

Una mujer que dice con absoluta convicción: "Yo nunca di ni acepté ninguna excusa", no es una mujer cualquiera. Nacida en el seno de una familia rica que le brindó una educación esmerada con especial énfasis en historia, filosofía, literatura, matemáticas e idiomas, en su juventud fue catalogada como ´una mujer atractiva y elegante, de personalidad encantadora y sonrisa coqueta´, que; sin embargo, imbuida de una piedad infinita, dedicó su vida a servir con entrega y amor a los más necesitados, los enfermos.

En esta fecha, 12 de mayo, se cumplen los 200 años del nacimiento de Florencia Nightingale, precisamente en la ciudad italiana que le dio su nombre. Durante sus primeras tres décadas de vida debió luchar contra las fuertes presiones de la familia, sus amistades y su círculo social por que dejara de lado sus propósitos de ser enfermera y como toda ´niña bien´ aspirara al matrimonio con ´un buen partido´, que le diera muchos hijos. Fue hasta 1850, que se inscribió en la Institución de Diaconisas Protestantes en Kaiserswerth, Alemania, para aprender las habilidades básicas de la enfermería, así como los principios de la importancia de la observación del paciente y la buena organización hospitalaria.

Al término de sus estudios, se trasladó a Londres, donde obtuvo un trabajo como enfermera en un hospital de Harley Street para atender a los enfermos desvalidos. Su desempeño en el lugar impresionó tanto a sus empleadores, que pronto la promovieron al cargo de superintendente. Ella se sintió cada vez más motivada por la tarea de reducir el sufrimiento humano, en el servicio de la humanidad y de Dios. Al mismo tiempo se ofreció como voluntaria en un hospital de Middlesex, lidiando con un brote de cólera. Ahí se percató de las condiciones insalubres que ocasionaron la propagación de la enfermedad.

En 1853 fue invitada por el secretario de Guerra británico, Sidney Herbert, de quien había sido asistente en asuntos de enfermería, para trasladarse al frente de un grupo de enfermeras a la península de Crimea, donde se libraba la guerra entre el Imperio Ruso y el Imperio Otomano y sus aliados. Ahí se percató de que había más muertes de soldados por negligencia médica, falta de higiene, de suministros y provisiones, que por efectos del combate. Ahí se le conoció como La Dama de la Lámpara, pues a la luz de un quinqué recorría los pabellones de enfermos y heridos dándoles una atención personalizada.

Poco bastó para templar su carácter. Aseguraba que: "Ningún hombre, ni siquiera un médico, ha dado alguna vez una mejor definición de lo que una enfermera debería ser: ¡Devota y obediente! Es la misma definición que sería aplicable a un portero, e incluso podría serlo también para un caballo" y "Si una enfermera se niega a ayudar a un paciente porque ´no es asunto de ella´, entonces debo decir que la enfermería no es su vocación". Los momentos de descanso y relajación los aprovechaba para ampliar sus estudios y conocimientos. De esta manera escribió dos libros clave: Notas sobre enfermería y Sugerencias para el pensamiento, además de arriba de 200 artículos en revistas especializadas del tema.

Si Florencia abrió camino a una nueva profesión profundamente humanista, casi al grado del apostolado (en estos tiempos heroico), también incursionó en asuntos de filosofía. Dijo: "Nadie puede imaginarse los horrores de la guerra. No son las heridas, la sangre, la fiebre, las erupciones, la disentería aguda y crónica, el frío, el calor ni el hambre. Son la intoxicación, la ebriedad, la brutalidad y la desmoralización que revelan los grados inferiores y los celos, las mezquindades, la indiferencia y el egoísmo brutal de los superiores". ¡Ohh!

¡Y no se diga de las matemáticas! Luego de formar parte de una comisión investigadora del elevado número de muertos en el Ejército ingles, Nightingale fue recibida por la reina Victoria, a la que logró persuadir, con datos estadísticos, de la conveniencia de establecer una comisión para investigar las condiciones sanitarias del instituto armado. El resultado del estudio fue impactante: la causa de 16 mil de las 18 mil muertes no se debían a heridas en batalla sino a enfermedades previsibles y falta de higiene.

Con el apoyo de matemáticos y especialistas en estadística, logró crear el método que lleva su nombre, conocido también como histograma circular. El diagrama de área polar se utiliza para representar los fenómenos cíclicos, como las epidemias de aquellos años y la pandemia de estos.

Si pudiera resumirse el legado de Florencia Nightingale, habría que recordar lo que dijo: "La observación indica cómo está el paciente; la reflexión indica qué hay que hacer; la destreza práctica indica cómo hay que hacerlo. La formación y la experiencia son necesarias para saber cómo observar y qué observar; cómo pensar y que pensar".

Al conmemorar hoy el natalicio de la Dama de la Lámpara, se celebra también el Día Internacional de la Enfermera, esplendida ocasión para felicitar a las mujeres y varones que se afanan cotidianamente por salvar vidas y hacer más llevadero el sufrimiento de los enfermos. 

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