Editoriales

El clamor de la naturaleza

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 03 ABRIL 2020
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El clamor de la naturaleza

La siguiente historia es verdadera y servirá de pie para conocer la realidad que vive México y padecen los mexicanos. En el despacho del alcalde estaban reunidos los periodistas de la fuente cuando entró, hecha un basilisco, doña M y, sin más preámbulo, espetó: -¡Fernando, tu sabes perfectamente que nosotros no pagamos impuestos! Así que deja de enviarme recordatorios porque si no, yo te cobraré lo que nos debes-. El presidente municipal sonrió mientras la señora daba un portazo. Ahí terminó el caso.

La resistencia a cumplir con las obligaciones tributarias que competen a cada ciudadano, ha sido objeto de muy sesudos estudios. Uno de los más importantes es el de Klaus Tipke, profesor emérito de Derecho financiero y tributario en la Universidad de Colonia, en Alemania, quien encontró que el homo oeconomicus: "Piensa en su conveniencia económica y no reconoce ningún deber moral de conducta. En su opinión, es lícito todo lo que le beneficia. El valor del dinero constituye para él el único factor determinante de la calidad de vida". Nunca dice toda la verdad, lo que no le produce ningún escrúpulo y en el empeño por evadir el pago de impuestos cuenta con la complicidad oficial del secreto fiscal.

De esta manera, según los resultados de la investigación hecha por el Instituto Belisario Domínguez del Senado, para el 2019: "A pesar de que existe un marco jurídico adecuado, en México no se ha logrado detener la evasión fiscal, delito que representa al país pérdidas por 510 mil millones de pesos anuales.... Sólo en 2016, la tasa de evasión fiscal representó 2.6 por ciento del producto interno bruto. Delito que afecta a las finanzas públicas y limita los recursos para costear políticas públicas y programas sociales". 

Pero, además del no cumplimiento de las obligaciones tributarias, las grandes empresas que operan en México gozan de privilegios casi inauditos. Según el Servicio de Administración Tributaria, durante los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, realizó 9 mil 941 condonaciones de impuestos, lo cual evitó que 172 mil 335 millones 775 mil 366 pesos ingresaran a las arcas del Gobierno Federal entre 2007 y 2015. En el sexenio de Calderón se condonaron 83 mil 077 millones 217 mil 954 pesos; entre 2013 y 2015, en la gestión de Peña Nieto, se condonaron 89 mil 258 millones 557 mil 412 pesos.

El contubernio entre los empresarios y la administración pública para evadir los compromisos fiscales viene de mucho tiempo atrás. Empezó en el 2000, con Vicente Fox (exhibido por Hacienda como uno de los más grandes evasores), cuando se expidió el Código Fiscal de la Federación que contemplaba no sólo condonaciones sino establecía restricciones al Fisco Federal para que se eximiera de ejercer sus facultades de comprobación. Y, si el contribuyente cumplía en el ejercicio 2000, se olvidaba lo anterior.

El mismo esquema de condonación volvió a presentarse en diciembre de 2006 y de ahí ´pal´real´. El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas encontró que entre el 60 y el 100 por ciento de todas las contribuciones, cuotas compensatorias y multas por incumplimiento, así como actualizaciones y accesorios fueron condonados durante el periodo 2007-2018. Así, el 54% del monto total de las condonaciones fiscales del sector privado se concentró en 108 contribuyentes, a quienes se les dejaron de cobrar 213 mil millones de pesos a valor actual. Resultaba demasiado obvio el favoritismo selectivo.

Quizá por ello, en el periodo 2013-2018, se beneficiaron 135,228 contribuyentes. De esta suerte, las demandas de ´estímulos fiscales´ que reclamaron los organismos cupulares de la iniciativa privada, ya no era para unos cuantos magnates y sus empresas diversificadas que dominan la economía nacional, sino para todos los emprendedores, incluyendo a los minis, micros, chicos y medianos que a cambio de muy cuestionables migajas, hacen el caldo gordo a los auténticos tiburones. El New York Times lo dijo.

En un texto de Viri Ríos, publicó que: "Los empresarios mexicanos creen que son ´la élite económica´, pero es una aspiración más que una realidad: la mayoría de ellos son parte de la clase media o baja. Para pertenecer al uno por ciento de los hogares más ricos de este país, necesitarían tener ingresos promedio de al menos 872.000 pesos mensuales (esto sin siquiera incluir en el cálculo a los hogares ultraricos)". El diario neoyorkino hizo la oportuna publicación apenas el 17 de marzo de este año.

Viendo lo que visto está, habría que entender que las demandas de ´estímulos fiscales´ del sector patronal no está fincada en la crisis derivada de la pandemia de Covid-19, sino en su propia naturaleza.

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