Editoriales

El caso Lozoya y sus efectos colaterales

  • Por: AMÉRICO VILLARREAL ANAYA
  • 31 AGOSTO 2020
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El caso Lozoya y sus efectos colaterales

Recientemente, en la ruta del combate a la corrupción, estalló la bomba sobre el caso Emilio Lozoya relacionado a los sobornos con recursos públicos donde se involucra a diversos personajes de la vida política del país, siendo este el escándalo que se perfila como el más emblemático y de mayor relevancia en los últimos tiempos.

El revelarse el asunto, fue un golpe contundente que cimbró a círculos políticos y sus ramificaciones en distintas regiones de México, causando inestabilidad y desconcierto al saberse de los vínculos que el ex director de Pemex había tejido antes y durante su desempeño como director de la paraestatal para lograr la  "Reforma Energética", que ahora sabemos  fue comprada para la obtención de un triunfo político de la anterior administración federal. 

Al salir todo a la luz y tras las investigaciones de la Fiscalía General de la República, los involucrados se victimizaron cuando la evidencia los señala como responsables de un entramado malicioso y perverso, en el que sus gobiernos permitieron desde el más alto nivel una corrupción galopante, donde no hubo límites con la pretensión de continuar engañando al pueblo, quedando expuesta su fragilidad y nerviosismo ante la incertidumbre de lo que más delante podrá salir a relucir.  

No se trata de un linchamiento político, pero el caso Lozoya tendrá sus efectos colaterales y los mexicanos tenemos el derecho de conocer la verdad y los métodos que por muchos años de impunidad se empleaban de manera injustificable, y así, evitar en lo inmediato que se repitan.      

Mucho se ha logrado al avanzar en este difícil camino para poner una solución definitiva al problema que aqueja a la nación y  en donde todos debemos participar en la reparación de lo que no ha funcionado correctamente.  

Debemos entender el hartazgo manifestado por la sociedad que cada día exige que los graves hechos se hagan públicos y se dejen al descubierto a sus participantes y las malas prácticas realizadas sin escrúpulos, como lo refiere el presidente Andrés Manuel López Obrador al afirmar que este tipo de casos deben ser expuestos públicamente para estigmatizar la corrupción. 

Este es un proceso complicado porque si lo explicamos en términos médicos sería como combatir un cáncer en un paciente, donde el tratamiento es muy severo y doloroso, pero necesario para restablecer su salud.  

Así el gobierno de la 4T actúa como un médico que atiende la salud de un país que encontró enfermo de gravedad, y va en serio con acciones sin precedentes para erradicar las injusticias y arbitrariedades de una clase política que durante 36 años sacó provecho económico mientras el pueblo estaba abandonado y en condiciones de pobreza. 

Queda claro, que el compromiso del Gobierno de México es el de acabar con estas conductas que son rechazadas por una sociedad necesitada de respuestas y resultados.  

(Hago propicio el momento para agradecer al Licenciado Hildebrando Deándar Ayala por la apertura en su casa editora "El Mañana de Reynosa" para expresar mis opiniones)

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