Burla infame
A los males terribles que ha traído al Anáhuac la camarilla al servicio de la plutocracia, viene a sumarse, con gran pesar de quienes aquí viven y trabajan, la bajeza de las diputadas que, con todas su letras, como se puede apreciar con absoluta claridad en los videos que aún no han sido sacados de la red, denostaron a un oponente político que denunciaba el amañamiento de las propuestas presupuestarias, con el grito homofóbico que ha sido condenado universalmente.
Tan procaz y fuera de lugar fue la manifestación de las diputadas priistas, que el coordinador de la cámara baja, Carlos Marín, tuvo que pedir respeto para el tribuno, lo que motivó que, nuevamente y con renovado ímpetu, las seis legisladoras repitieran el insulto de ¡Eeeeehh, puto!, que volvió a retumbar con claridad en el recinto parlamentario en donde se pactó el continuismo de las políticas neoliberales que han despojado a la gran mayoría de los mexicanos de una vida digna.
El evento en sí fue bochornoso, más grave aún porque la jefa de la pandilla de facinerosas, la diputada Arlett Móngora Glover, es integrante del Comité del Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género y forma parte de la Comisión de Alerta de Género. "Pos, sí".
Además de ella, gritaron ¡Eeee, puto!, las diputadas Rocío Díaz Montoya, Gloria Himelda Félix Niebla, Cristina Sánchez Coronel, Jasmine María Bugarín Rodríguez y Xitlalic Ceja García.
Ante la versión, sembrada por el rancherito de Totocuitlapilco, César Camacho, que para eso se pinta solo, de que las diputadas no gritaron ¡Eeee, puto!, sino ¡Bruto!, que ha venido dando a quien quiera oírla la legisladora Móngora (¡Ah, móngora!), se hace obligado volver a escuchar el video y, cuando menos en el sitio de Denisse Maerker, no hay lugar a duda y se escucha con absoluta claridad. Bruto es necio, ignorante, incapaz; nada de eso cuadra al diputado Ariel Juárez.
Querer burlar a los aborígenes, además de haberles encasquetado un presupuesto que favorece a los sectores pudientes en detrimento de la calidad de vida de las clases depauperadas, es cínico y aberrante. Ya no es posible que los gobernantes y las instituciones del Estado remen en contra del interés nacional y luego se quejen de que no merecen respeto alguno y hasta resultan "buleados".
Ariel Juárez explicaba en la tribuna que el coordinador de la bancada priista, Camacho Quiroz, se ufanaba de que ya tenían una bolsa oculta de 10 mil millones de pesos para "comprar conciencias" en las próximas elecciones (Zenli Yee Gon dijo que el dinero encontrado en su casa, 205 millones de dólares, lo había depositado ahí Javier Lozano, coordinador de la campaña del becario de ingrata memoria, luego secretario del Trabajo, para financiar disturbios si ganaba otro candidato).
Esta denuncia pública encendió los ánimos y llevó a las diputadas priistas a utilizar el grito infame y homofóbico que caracteriza a las hordas bárbaras e incultas. No se refutó lo dicho, ni el inculpado negó las acusaciones, quizá porque hubiera resultado igual que escupir al cielo ante el alud de pruebas que hubieran podido presentarse, como el caso de los videos con las diputadas gritando.
Como una reafirmación de la grave falta en que incurrieron las diputadas, siguiendo a la Móngora, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) "exhortó a los legisladores que participaron en el grito homofóbico expresado en la Cámara de Diputados el pasado 9 de noviembre a ofrecer disculpas a la ciudadanía y se comunique de manera amplia y suficiente las medidas que se tomarán, no sólo para evitar su repetición, sino para impulsar una forma de expresión conforme a la Constitución, las leyes reglamentarias y el propio reglamento de la Cámara". No hay para dónde se hagan y lo mejor es que asuman su responsabilidad en el caso.
México y los mexicanos están hartos de que las pandillas unidades en el Congreso sigan afectando al país y favoreciendo los intereses de la plutocracia autóctona amafiada con las grandes empresas trasnacionales. Y que, además de faltar a su deber de mexicanos, hagan burla y escarnio de la inteligencia de los aborígenes. Quizá es tiempo de que mejor vayan a reírse de otros a su casa.
Ya son muchas décadas de despojo, abandono y corrupción. Además de la sorna ultrajante.
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