Apuesta por la barbarie

La existencia de un histrión trágico de tan lamentable catadura, sólo puede ser posible en un país civilizado que se rige por las reglas de la democracia. En un régimen dictatorial u opresivo, Juanito ya hubiera desparecido por la vía rápida de la ejecución o, cuando menos, una larga reclusión en mazmorras de las que difícilmente podría salir; sin embargo, anda por la calle como si nada, entra y sale del país a pesar de la orden judicial que se lo prohíbe y ahora ha llamado al uso de las armas.

El chico-chico sabe que jamás podrá llegar a la presidencia por la vía electoral y menos mediante un diálogo claro, preciso y supervisado para que se dé en el marco de las normas institucionales que han sido creadas en la materia. Entiende que su única posibilidad es el uso de las armas con el apoyo y el financiamiento de las fuerzas geopolíticas que tienen interés en poner pie en Venezuela para hacerse de sus enormes recursos. Por ello ha convocado a un levantamiento armado cruento.

Sí; pero, no lo ha hecho colocándose al frente de las masas que habrán de poner el pecho contra las balas; sino, desde la oscura covacha donde se esconde, haciendo más evidente y manifiesta su cobardía. Como el llamado a la insurrección no le dio para más, ha centrado la información del evento en dos videos cortos, uno en el que aparecen cuatro tanquetas que evaden los ataques con bombas Molotov y dan la impresión de agredir a los pocos manifestantes que las enfrentan impunemente.

No hay que quebrarse mucho la cabeza para poder identificar a esos manifestantes: todos ellos son jóvenes de pelo muy corto, con ropa y tenis de marcas americanas, que han decido ganarse la vida de una manera sui géneris, que posteriormente les permita llegar a posiciones de poder desde las cuales evitar por siempre tener que dar golpe para ganar la gorda y llevar una vida con ciertas pretensiones, como las que ha llevado Juanito, un empresario importador de la Guaira.

El otro video es el que corresponde a los aliados y patrocinadores de Juanito, que hablan de su enorme poder de convocatoria, que ha hecho que el pueblo venezolano se levante en contra de la dictadura y la usurpación; pero, sin poder demostrar con hechos y cifras lo que dicen. Otra vez se recurre a las notas de color y las opiniones expuestas como información para crear el espejismo de un evento que no ha ocurrido y que seguramente no ocurrirá por la voluntad de los venezolanos.

Juanito y sus patrocinadores quieren sangre porque ese es el único idioma que entienden. Por ello rehuyen la salida política y evaden el diálogo, inclusive rechazando y condenando a quienes los proponen, como el expresidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, una figura intachable, o como México y Uruguay que propusieron y llevaron a cabo la Ronda de Montevideo, que fue olímpicamente ignorada. Su única posibilidad de llegar al poder es soportada por los arsenales.

Dos elementos son claves en este sainete de Juanito y padrinos: que el histórico líder opositor de Venezuela, Jacinto López, no se puso al lado de Juanito para encabezar el levantamiento armado; sino que, se fue e refugiar a la embajada de España en Caracas, alegando su ascendencia española y se llevó consigo a toda su familia, lo que indica que pronto saldrá de Venezuela para ir a la tierra de las naranjas a disfrutar de una vida tranquila, lejos de las agitaciones y las pasiones caribeñas.

El otro, es que fueron poco más de medio centenar de militares de muy bajo rango los que salieron a la calle a dar su apoyo a Juanito; pero, sin hacer uso de sus armas y corren rumores de que luego, luego se entregaron.  

Total, que el sainete de la apuesta por la barbarie, duró la víspera, ante las iras de quienes ya se lamían los bigotes. Ojalá esta experiencia ponga a Juanito en el lugar que le corresponde y gente con mayor sentido de responsabilidad inicie el diálogo para la reconciliación.