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AMLO y la real politik: prensa fifí o primera crisis de expectativas
omo candidato en campaña -¿qué, perdón, en campaña o presidente electo en funciones adelantadas?-, Andrés Manuel López Obrador aplica su modelo del pez rojo de la distracción: elude el tema en el que se enreda y ataca para que el debate se vaya a sus críticos y no a sus propias contradicciones.
El caso de la prensa fifí es lo suficientemente sólido para comenzar a estudiarse en las escuelas de periodismo y comunicación: el papel de la prensa en una alternancia de élite y la política de comunicación de esa nueva élite para seguir funcionando dentro del mismo sistema político derrotado.
El punto central del caso de la prensa fifí estuvo en la declaración formal del candidato ganador-presidente electo-presidente en funciones adelantadas que caracterizó la situación económica del país como de bancarrota.
Los medios siguieron la nota y buscaron reacciones y todas fueron negativas. Ahora se sabe que López Obrador quería que la prensa apoyara sus dichos y cerrara-censurara sus espacios a los sectores involucrados en el ritmo económico.
El asunto fifí ha revelado cuál será el principal obstáculo en la estrategia de comunicación política del próximo presidente de la república: los medios que se movieron en el régimen priísta, luego en los gobiernos panistas y en el largo caminar del cardenismo-lopezobradorismo.
Pero ya investido con el poder institucional del sistema/régimen/Estado priístas, López Obrador se olvida del papel activo de la prensa escrita -no la electrónica- a favor de la democratización. Después de las elecciones de 1988, Manuel Camacho Solís estuvo preguntando por qué ese periodismo impreso había votado por Cárdenas. Los medios escritos críticos -dentro del sistema, pero adversos a sus valores- operaron la apertura democrática real al derrumbar al presidente de la república como la estatua de Lenin y al PRI como el Muro de Berlín y al demostrar que los reyes priistas estaban desnudos.
La prensa crítica del periodo 1973-2000 es la misma que hoy critica los despropósitos del relevo populista y sobre todo los peligros que encierra el objetivo de AMLO-Morena de restaurar el modelo priista: viejo presidencialismo autoritario y partido de Estado. El caso fifí sólo prueba el retorno, en el voluntarismo autoritario del próximo presidente, del sometimiento de la crítica a los intereses del poder en turno.
Por lo demás, el asunto fifí fue, en realidad, insulso: una declaración espectacular del presidente electo tenía que buscar reacciones entre los sectores involucrados en el funcionamiento de la economía. Sin embargo, sus operadores de prensa y de manera sobresaliente el vocero real Epigmenio Ibarra, desearon que la prensa quedara paralizada y sin darle seguimiento a la nota, como si López Obrador fuera Dios.
El fondo real del asunto fifí fue otro. La conclusión a la que ya pareció llegar el próximo presidente de la república en el sentido de que la política económica y los márgenes presupuestales no le alcanzarán para cumplir sus promesas.
Y ahí, por tanto, el problema no fue la prensa, sino la falta de una estrategia de comunicación institucional de López Obrador sobre sus planes de desarrollo.
López Obrador usó el concepto de bancarrota para adelantar la falta de fondos para todas sus promesas.
Cuando se percató que el concepto de bancarrota había sacudido a la sociedad marginada y potenciado como crisis adelantada en los medios, acudió al modelo del pez rojo: trasladar el debate al escenario del contenido de los medios; sin embargo, la bancarrota confirmó que el modelo económico lopezobradorista es apenas una forma neoliberal-salinista de solidarismo social.
El medio periodístico, económico y político cayó en la trampa: defenderse del ataque fifí. Pero el punto real que debe profundizar la atención es el hecho de que López Obrador no podrá cumplir sus promesas porque su modelo es neoliberal-populista, su primer presupuesto será restrictivo, el PIB del 2019 será menor a 2% y sin una nueva política económica/modelo de desarrollo no podrá alcanzar la meta de 6% de PIB hacia finales de su sexenio.
Así que los medios deben dejar que se resbale el epíteto de fifí y centrar sus baterías de investigación en el incumplimiento de las promesas de campaña.
Para los medios que anden en busca de puntos débiles del lopezobradorismo, el propio presidente electo en funciones adelantadas ya dejó ver dónde le duele.