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Vientos de Cambio

  • Por: ERNESTO VILLANUEVA
  • 07 MAYO 2019
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Vientos de Cambio

Tenemos buenas noticias en la NBA. Estoy convencido que la temporada entrante el circuito del mejor baloncesto del mundo ya no será regido por un Thanos, unos cuantos Goliaths y un sin número de Davids. 

Y en términos de postemporada, es grato presenciar encuentros emocionantes, vibrantes y cerrados, como el juego tres entre Portland y Denver (¡Cuatro tiempos extras!) o el correspondiente entre Houston versus Golden State. 

Una dinámica ausente o muy poco presente en los "play-offs" del año pasado, mismos que se llevaron con galardones el adjetivo de insípidos en su máxima expresión. 

¿Por qué pienso que esa era de desigualdad está próxima a esfumarse? Por dos razones primordialmente: Los Warriors de Golden State enfrentarán una reestructuración muy onerosa, en virtud de que será muy complicado para esta organización mantener a Kevin Durant, y en caso de que lograran retenerlo, sería con una costosa factura de elementos clave de su plantilla. 

Su poderío, supremacía y dominio se basan en una suma de factores que sólo en ocasiones muy particulares se aterrizan en el deporte profesional: equipos plagados de liderazgo, inteligencia y conexión en estrategia del entrenador y jugadores en cancha, talento de alto nivel, toma de decisiones asertivas en momentos cruciales, filosofía de saberse ganadores, hambre de campeonatos, saber atacar en la misma proporción que saber defender, juego compartido y en conjunto, pináculo atlético de sus principales integrantes y sobre todo, balance de egos. 

Duncan, Parker, Ginobili, Popovich de Spurs de San Antonio; Brady-Belichick et al de los  Patriotas de Nueva Inglaterra o Jordan, Pippen, Jackson de los Bills de Chicago, entre otros, son claros ejemplos de ello. Es una fórmula, una concatenación de variables, que erige a la grandeza y a las dinastías a ciertas franquicias. 

Pues bien, dicha ecuación se va a convulsionar para la próxima campaña para los de la bahía. Sin embargo, a pesar de que tendrán una travesía compleja contra los Rockets y otra posterior ante Portland o Denver, sin duda, en este momento, siguen siendo los absolutos reyes de la colina. 

Estoy seguro que despacharán a Harden y compañía en seis juegos como máximo y en la misma proporción (tal vez en siete) a sus posibles restantes adversarios de la conferencia del Oeste , la cual sabemos es muy superior a su contraparte del Este. 

Así que en una hipotética final, Warriors contra Toronto o Filadelfia o Milwaukee e inclusive Boston, Curry, Kerr y compañía, se llevarán sin grandes problemas y por cuarta ocasión en cinco años, el trofeo Larry O´Brien. Termina una dinastía. 

La segunda razón, es precisamente el hecho de que al implosionar Warriors (observación: seguirán siendo contendientes), varios equipos que han emulado su sistema, que además cuentan con mayor juventud y excelentes entrenadores, estarán levantando la mano para ser los nuevos contendientes, insisto, en una competencia mucho más cerrada y por consiguiente espectacular. 

La NBA ha evolucionado y los Warriors han sido pioneros de esa revolución. Pronto ya no habrá posiciones específicas, todos los elementos de un quinteto serán súper híbridos. 

Apuesto de la misma manera que se instaurará una jugada que permita hasta cuatro puntos por posesión, etc... en fin, vienen buenas cosas para una liga que en términos de  audiencia y competencia estaba varada en un pequeño bache, y ello, es algo positivo desde el ángulo del que se quiera evaluar. 

Abundaremos. 




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