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Terrorismo en África y guerra en Ucrania: las conexiones
La noción de que Al Qaeda o ISIS han sido "derrotadas" es retada continuamente en sitios como el Sahel en África. El terrorismo muta, en efecto, se dispersa, pero está lejos de terminar. Más aún, hay fuertes conexiones entre ese fenómeno y la guerra en Ucrania o la competencia entre las grandes potencias por zonas de influencia. Acá las notas: En Malí, militantes afiliados a ISIS, han estado capturando vastas capas de territorio, asesinando a cientos de civiles y forzando el desplazamiento de miles. Ahí mismo, hace poco, miles de personas se manifestaban en contra de la ONU y en contra de Francia. Portaban banderas rusas en sus protestas. En el país vecino, Burkina Faso, tuvo lugar un nuevo golpe de Estado. Cientos de seguidores del general golpista, pensando que su rival se alojaba en la embajada francesa, asaltaron la misión gritando consignas antifrancesas, y, nuevamente, portaban banderas de Rusia. ¿Por qué? ¿Qué tiene que ver Rusia en todo esto y cómo se conecta con lo de Ucrania?
Primero, recordar que organizaciones como Al Qaeda o ISIS han conseguido sobrevivir ante las últimas décadas de combate en su contra. Parte importante de ello ha consistido en su capacidad de establecer complejas redes de filiales en distintas regiones de Asía Central, Medio Oriente y África.
Segundo, concretamente en el Sahel, el auge de la actividad militante jihadista en países como Malí o Burkina Faso, ha estado causando estragos los últimos años.
Tercero, esa región también ha experimentado una ola de golpes militares, bajo la promesa de un más eficiente combate en contra del jihadismo.
Cuarto, la competencia entre potencias globales se ha dejado sentir en la zona. El Sahel es una región con una alta influencia histórica de Francia. Ese país ha enviado misiones militares para apoyar en el combate contra estos grupos extremistas, pero la eficacia de estas tropas ha sido enormemente limitada, y Macron ha optado por irse desvinculando de este combate por otro tipo de prioridades que han ido emergiendo. Rusia ha estado aprovechando los vacíos provocados para incrementar su influencia en la región.
Quinto, el método principal empleado por Moscú para hacerlo, es el Grupo Wagner, una empresa militar privada vinculada al Kremlin y al Ministerio de Defensa ruso. La presencia de Wagner en Malí, a donde llegó asistido por el ejército ruso desde 2021, había venido creciendo hasta antes de la invasión rusa a Ucrania. Todo esto, mientras que distintos sectores de las sociedades del Sahel aceptaban el discurso que culpa a Francia y a la ONU por su situación de seguridad.
Sexto, lo anterior explica una parte de la lógica que está moviendo a Putin en Ucrania estas últimas semanas. Moscú, bajo esta perspectiva, simplemente no puede darse el lujo de perder. Ya no solo por la presión interna en Rusia. Sino por esta proyección internacional que señalo. ¿Cómo pretender mantener e incrementar la influencia militar global del Kremlin si el ejército ruso se percibe débil y derrotado como ha ocurrido en estos últimos meses?
Séptimo, esto conecta la guerra en Ucrania con el Grupo Wagner en África. Moscú ha tenido que ir jalando cada vez a más miembros de esta organización de contratistas para apoyar al ejército ruso en Ucrania. Ahora mismo, por ejemplo, el Grupo Wagner ha sido instrumental en el reclutamiento y entrenamiento de expresidiarios rusos para poderlos enviar al frente a reabastecer las filas rusas en combate. Estos repliegues, sumados a las dinámicas locales, son aprovechados por las filiales de ISIS y de Al Qaeda en el Sahel.
Así que Malí y Burkina Faso son dos ejemplos que muestran cómo todo esto está inescapablemente ligado.
(Analista internacional)
Twitter: @maurimm