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Regreso a la normalidad
La incertidumbre generada por esta Pandemia esa para todos, y cuando digo todos, me refiero a todos. Países ricos, naciones en vías de desarrollo, es decir, esta crisis de sanidad, quizá no sea tan mortal como la famosa fiebre española, sin embargo, ahora, la inmediatez de la información, logra que nos encontremos en un estado de “schock”, por decir lo menos.
Pareciera que le tenemos miedo al miedo, y que todo lo que circule en redes o en medios tradicionales pudiera desbordar sentimientos incluso pasiones encontradas y vaya que no exagero.
“Quédate en casa”, “sana distancia” y varios elementos de este tipo han contribuido a que al menos en el caso de los mexicanos, estemos por un lado alarmados y por otro lado relajados. Es increíble como en ocasiones ante las cifras evidentes de casos positivos, confirmados y defunciones, todavía la ciudadanía se atreva a preguntar, Tu conocías al muerto? Y digo yo, acaso es necesario conocer al muerto para determinar que efectivamente el covid 19 existe?
“La culpa no la tiene el indio, sino el que lo hace compadre”, dice un viejo refrán popular mexicano y es que mis queridos y estimados lectores, somos incrédulos, escépticos, no creemos en nada y en nadie, hasta que nos pasa, entonces si decimos, ¡ a caray ¡ esto si es verdadero.
No considero que tenga la culpa el ciudadano, más bien estimo, que ante tanto daño que ha sufrido nuestra nación por años de tanto saqueo y robo descarado, pues la gente por supuesto que va perdiendo credibilidad en las instituciones, políticos y partidos, ya nadie quiere creer en nada y de paso se llevan a los medios de comunicación.
Quiero aprovechar estas líneas para subrayar varias cosas, en primer lugar, todos conocemos o tenemos un doctor o profesionista de la medicina en la familia o conocido y sabemos que se están jugando la vida a diario en las atenciones a los pacientes de esta pandemia.
De allí surge mi inquietud, cual es el motivo por el cual algunas personas han golpeado, perseguido, intimidado, incluso han llegado a quemar casas de doctores o enfermeras.
Es increíble el nivel de insatisfacción que existe en la población, pero recordemos que el personal medido está dando la batalla, y muchas veces les faltan los insumos necesarios en los propios hospitales públicos o privados.
Aun así están dando lo mejor de sí, reconozco el esfuerzo de los médicos es un apostolado, es un juramento que tienen desde que se graduaron de la universidad y con ellos hay que reconocer el valioso trabajo de las enfermeras y de todo el personal administrativo y desde luego intendentes y guardias de seguridad, en su conjunto todo lo que tiene que ver con la medicina están en la línea de fuego.
Que nos pasa? como diría el recién fallecido Héctor Suarez, no debemos ser malas personas con quienes están haciendo lo posible por salvar vidas, recapacitemos un poco y exhortemos a todos nuestros amigos vecinos y parientes a mínimo echarle porras a los médicos o bien quien pueda dase el tiempo de hacer una oración por ellos o incluso y quien tenga la manera de aportar y llevarles insumos claro eso sería fabuloso, pero por supuesto, cada quien sabe su accionar.
Dicho esto les comento, que revisen en varios seminarios en línea que ahora les llaman “webinar” la forma de regresar a la normalidad, de manera gradual, las actividades esenciales y las no esenciales, sin embargo en mi muy modesta opinión, no existen una verdadera coordinación en este aspecto y con ello puede darse un mayor número de contagios o de nuevos brotes de covid 19. Esperemos que este fenómeno y la famosa curva que le llaman de infectados pare ya y disminuya por el bien de todos.
Les mando un abrazo con mucho afecto a los médicos y doctoras y por supuesto al personal hospitalario y a ustedes estimados lectores, además estemos atentos y a cuidarnos y extremar precauciones para evitar contagios, nadie queremos ser parte de la estadística.