Columnas > EN LA PELOTA
Otra carta llega desde el más allá de Casey Stengel a Carlos Mendoza
Coral Gables, Florida (VIP WIRE). Mi apreciado Carlucho:
Muy bueno que nacieras para ser mánager. Pero mejor aún que te dieras cuenta bien temprano.
Creo que, a los 44 juveniles años de edad, eres genial manejando el equipo, y especialmente en la colocación de los lanzadores.
Me creo capaz de opinar así, ya que no solo dirigí tres mil 766 juegos de Grandes Ligas, para mil 905 victorias, mil 842 derrotas y 19 empates, era época sin alumbrados, sino que también fui, en 1962, el primer mánager en la historia de los Mets, el equipo que te ha dado la bienvenida como mariscal de campo y con un buen róster.
Al contrario, cuando jugaban por primera vez, y con el Polo Grounds como hogar, me tocó dirigir a los Mets y en esa inauguración, ganamos solamente 40 juegos y perdimos 120.
Ahora, la propietaria de entonces era la viuda, Joan Whitney Payson, quien había comprado la franquicia, pensando en que, por ser un comienzo, iría poca gente al estadio y perdería millones de dólares, lo que necesitaba porque había heredado una fortuna muy grande y, si no creaba puestos de trabajo, si no perdía dinero, los impuestos la dejarían pobre.
Lo malo para la viuda fue que, sí, perdíamos juegos muy seguidos, pero de todas maneras, primero en Polo Grounds y desde 1964, Shea Stadium, se llenaban, se agotaban los boletos. La viuda se hizo mucho más rica y la gente de los impuestos mucho más felices.
Ahora tú, en época muy positiva de la franquicia, porque a los dueños, Steve Cohen y a su esposa, les encanta invertir en los protagonistas de Citi Field, pareces en camino a convertir Flushing en escenario de la Serie Mundial.
En los últimos 39 años, solamente dos veces han visto ese máximo espectáculo en los jardines de Queens y no ganan la Serie Mundial desde 1986, a los Medias Rojas, con quienes la perdieron en 2015.
Pero tú sí puedes. Eres habilidoso y paciente para convertir en estelares a tus peloteros.
Un notable ejemplo ha sido el del puertorriqueño, Francisco Lindor, ahora en sus 30 años. Parecía hundirse en sus payasadas, pero tú, en solo una temporada, lo has convencido de que dedique el mayor esfuerzo al juego y al equipo.
El resultado: uno de los mejores shortstops del momento y un bateador de 277, con 248 jonrones y 770 impulsadas.
Muchos temían que Lindor sería un caso como el del dominicano José Reyes, también shortstop de los Mets, quien vio desaparecer sus inmensas facultades, hasta tener que retirarse. De batear para 337 en 2011, bajó y bajó hasta 189 en 2018, porque se entregó al faranduleo y abandonó al beisbol.
Ya sabes, Carlucho, el beisbol espera lo mejor de ti... Abrazos, Casey.
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@juanvene55