Columnas -

No, la paz no es posible: ante abrazos, hay balazos.

  • Por: JUAN PABLO BECERRA-ACOSTA
  • 26 JUNIO 2022
  • COMPARTIR
No, la paz no es posible: ante abrazos, hay balazos.

No, sus señorías, perdón por el desconsuelo que les voy a generar, pero la paz no es posible en México.

No hay la menor oportunidad.

Vivimos en el país de "El Chueco", de José Noriel Portillo Gil (30 años), alias "El Chueco", el presunto homicida de dos sacerdotes jesuitas, Javier Campos y Joaquín Mora, así como del guía turístico Pedro Palma, a quienes ejecutó en una iglesia de Cerocahui, Sierra Tarahumara, en el municipio de Urique. 

Desde hace muchos años esos dos sacerdotes, alejados de riquezas y abusos de la jerarquía católica, decidieron ir a esa zona sufriente para dar consuelo y acompañar a la gente más desvalida, no solo por la miseria y marginación ancestral, sino por la crueldad de los criminales que gobiernan ahí. 

Ellos dos, los jesuitas, sí, Presidente, daban abrazos... y los mataron a balazos. No podía ser de otra manera en el país de los miles de Chuecos, de esos seres despiadados que en un arrebato de machismo van y liquidan a dos viejos curas así, como si nada.  

Antier, los curas católicos mexicanos, a través de la Conferencia del Episcopado Mexicano, emitieron un comunicado en el que, al final, se lee esto:  "Creemos que la paz es posible, que tiene que ser posible. En esta tarea todos los ciudadanos de buena voluntad podemos ser aliados. ¡No perdamos esta oportunidad!".

No, sus señorías, perdón por el desconsuelo que les voy a generar, pero la paz no es posible en México. No hay la menor oportunidad. Ya no.  

No en décadas, aunque yo creo que decir nunca es lo correcto. Es lo honesto. 

Los criminales mexicanos son monstruosos y no cesarán de hacer lo que hacen... nunca. Jamás. Perdón de nuevo por descorazonarlos, pero así será. Su Dios no tiene nada que hacer acá, en esta la durísima tierra narca mexicana. Acá rifa la Santa Muerte, no la Virgen de Guadalupe. Y las confesiones, no son más que ostentaciones para sentirse absueltos y seguir asesinando.  

Eso no va a cambiar. Ellos seguirán desapareciendo, violando, destazando, quemando, torturando, ejecutando y no se detendrán. Niños, jóvenes, mujeres, adultos, ancianos, da igual. Qué le hace, es bisnes. Mercancía. Enemigos. No cesarán. No lo hicieron con Miguel de la Madrid (cuando nació el infierno), con Carlos Salinas de Gortari, con Ernesto Zedillo, menos con Vicente Fox, mucho menos con Felipe Calderón, tampoco con Enrique Peña Nieto, ni lo harán con López Obrador.  

Y con quien venga, mujer u hombre, se llame Claudia, Marcelo, Luis Donaldo, Ricardo, Enrique, o como ustedes escojan, será lo mismo. La comentocracia no quiere aceptarlo, pero así es: gobierne quien gobierne en México, se ha esparcido tanta maldad que no hay redención posible. Es una forma de vivir, es una aspiración social irrefrenable en grandes porciones de la república. Vaya, aquí mismo, en la orgullosa CDMX, vaya usted al Centro Histórico y, si observa bien, hallará a la fauna malvada a sus anchas, extorsionando a todo mundo.   

¿Detenerse? ¿Por qué lo harían? ¿Por qué el sicario dejaría de ser sicario si gana tan bien y su maldad es tanta que ya no mira su propia maldad? Tantos abismos ha visto que es el propio abismo. No reconoce la crueldad y por tanto no se arrepiente porque no la ve. Él solo trata de ser más macho para ser más malo para ser más temido y ascender en su infierno de vilezas. Eso lo aprendió desde niño, desde joven, de otros Chuecos como él, que ahora son capos que viven más que complacidos de sus vertiginosos éxitos.  

Lo mismo el extorsionador. No tiene incentivos ni miedos para cesar sus crueldades. ¿Por qué se volvería bueno y pacífico y honrado y dejaría la hueva si la impunidad le garantiza triunfos totales y grandes beneficios para sus familiares y amigos y colonias y barrios y municipios y estados cada vez que pasa a cobrar piso luego de estar una semana en la hamaca o en el antro?  

Y así, multiplíquenlo por miles, sus señorías. Pues eso, Dios nos agarre confesados como se nos arrime un "Chueco". 

Felicidades, gobernadores y presidentes de ayer y hoy, la misa ha terminado: hemos perdido al país gracias a ustedes, que no contuvieron ni castigaron a "El Chueco", a los miles y miles de Chuecos.  

jp.becerra.acosta.m@gmail.com 

Twitter: @jpbecerraacosta 

Continúa leyendo otros autores

DEJA TU COMENTARIO