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Mito del vampiro

  • Por: EUGENIO MILLA
  • 21 NOVIEMBRE 2021
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Mito del vampiro

El mito del vampiro no es una invención nueva ni exclusiva del folclore de los Balcanes. Existen evidencias de criaturas y personajes creados desde tiempos muy remotos y por todo el mundo. La popularidad de este peculiar depredador pasa a la modernidad durante el siglo XIX con un cuento relativamente breve. 

Jhon Pollidori autor de “El vampiro”, da vida a un personaje que refleja el ideal que hoy tenemos acerca de un vampiro (si es que se puede reflejar). Lord Ruthven un noble oportunista con sed de sangre trata de apoderarse de la fortuna de un par de hermanos. En esta historia no es que el vampiro fuera hematófago, sino su intención lo hace ver como un monstruoso ser que manipula con la peor de las intenciones a los miembros de la familia con la finalidad de apoderarse de su fortuna.

El personaje descrito por Pollidori encaja a la perfección en la descripción de un psicópata narcisista. Si conocen las características de este trastorno, les vendrá de maravilla encontrar las similitudes entre Ruthven y los atributos de dicha condición. De hecho en la serie de Netflix, Penny Dreadful aparece el personaje de lord Ruthven, ahí ustedes podrán relacionar varias de las obras de la literatura gótica con lo que  estarán leyendo en este artículo.

Antes de continuar, ya que mencionamos lo gótico quisiera que supieran acerca de las características del género; en primer lugar es importante decir que vendría siendo un subgénero del terror donde el entorno cambia de acuerdo a las emociones del personaje. El uso de un estilo epistolar, es decir, cartas o diarios es otra manifestación típica de esta corriente. Esto claramente se puede apreciar en novelas como Drácula donde la estructura de dicha obra está conformada por diarios y cartas. Cuenta por supuesto con elementos sobrenaturales y la intriga gira en torno a algún castillo o monasterio con el hecho de enriquecer la trama. Tal y como sucede en Drácula donde como ya sabemos Drácula vive en un castillo pero también es dueño de la Abadía de Carfax en Londres, Inglaterra.

Antes de llegar a Drácula es necesario mencionar una novela que a mi gusto ha estado bastante desestimada, me refiero a Carmilla (1872) de Sheridan Lefanu coetáneo y amigo de Bram Stoker autor del Drácula de 1898.

La novela de Lefanu es una historia que está muy bien elaborada y que toca temas que incomodarían a cualquiera en aquella época. La homosexualidad y la pedofilia no son cosas nuevas, pero imaginen esto en pleno decimonónico, sin duda debió haber levantado ámpula entre los lectores. Es por esto que dicha novela no gozo de tanta popularidad.

No es sino hasta 1898 cuando sale a la luz, (válgame la expresión tratándose de vampiros) Drácula en la que Bram Stoker da atributos de vampiro al héroe nacional de Rumania, Vladislav Bassarab o como lo llamaron sus enemigos otomanos Vlad “Tepes” que significa “empalador”, que era una técnica utilizada como arma psicológica  durante la época medieval que consistía en dejar clavada a una persona en una estaca de madera. 

Dada la acción de la novela Drácula ocupó los primeros lugares de popularidad y rápidamente fue traducida a varios idiomas. 

Drácula sirvió como inspiración a muchos escritores, especialmente en Latinoamérica que se vieron fuertemente influenciados por Stoker. Para muestra hay que fijarse en los detalles de el “Almohadón” donde la similitud con la muerte de Lucy Westenra de la primera y el fallecimiento de Alicia en la segunda son muy similares. 

Así pues la influencia de los vampiros ha estado y estará presente siempre, son un arquetipo que nunca morirá ni con una estaca en el corazón.

Para concluir con el artículo me despido esperando que tengas una semana muy aprovechada y llena de mucha lectura y descubrimiento. 

Aprovecha cada día al máximo, “Carpe Diem”.

¡Hasta la lectura siempre!

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