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Migrantes: ¿dejamos que se queden aquí?
Uno de los retos será evitar un brote de xenofobia, especialmente en las regiones con mayor impacto de la población migrante flotante.
La tragedia en Chiapas, con la muerte 55 migrantes bajo condiciones crueles —aplastados por el mismo transporte en que viajaban de forma clandestina—, acelera el debate interno en el gobierno López Obrador para ajustar sus políticas en este campo, lo cual puede incluir que una cifra cercana a 500 mil extranjeros se asiente en nuestro país en los próximos años.
El número de solicitudes de asilo tramitadas ante el gobierno mexicano no ha dejado de crecer, y podría alcanzar las 150 mil al cierre de 2021. En este momento hay aquí al menos un millón de personas con permiso de residencia, la mayoría de ellas de origen estadounidense. Eso se ubica por debajo del 1% de la población total. Expertos consultados aseguraron que existe capacidad de absorber varias veces ese porcentaje, siempre y cuando se haga en forma ordenada.
Un creciente flujo de migrantes no deja de ingresar por el sur, generando condiciones de crisis humanitaria. Después de muchas penurias, muchos de ellos llegan al norte, donde logran asomarse a territorio estadounidense, sólo para ser expulsado en forma masiva y atraer riesgos de colapso social en poblaciones fronterizas. No sin jaloneos, nuestra diplomacia ha concedido a Washington el programa "Quédate en México" ..., lo que tarde o temprano ocurrirá, para muchos, de manera permanente.
Las acciones por seguir exigirán una debida coordinación entre los secretarios de Gobernación, Adán Augusto López, y el canciller Marcelo Ebrard, en busca de una estrategia estable en el tiempo. Uno de los retos lo representará evitar aquí un brote de xenofobia, que ha estado latente en los últimos años, especialmente en las regiones con mayor impacto de la población migrante flotante.
Reportes compartidos con este espacio alertan que son cada vez más ineficaces los apoyos que se extienden para inhibir la migración en especial en el llamado Triángulo Norte centroamericano (Guatemala, El Salvador y Honduras), debido a la violencia en la región, a la corrupción rampante de funcionarios públicos y a la inestabilidad política. Los tres factores imponen un potencial explosivo para la expulsión de personas, familias completas, que se tiran hacia el norte y son presa del crimen organizado, que tiene ya en la exacción a migrantes uno de sus mejores negocios.
La tragedia en Chiapa de Corzo de la pasada semana, donde una caja de tráiler volcó y se estrelló contra un puente llevando a 160 migrantes en su interior, es el mayor drama conocido en este tipo de hechos, pero no el único. Escasos 10 días antes un tracto-camión había volcado en Tecamachalco, Puebla, con 200 centroamericanos en su interior.
De acuerdo con las investigaciones del caso, el episodio reciente arrojó que el crimen organizado utiliza estos tráileres provenientes del centro del país, que entregan mercancías a Guatemala, y los regresan cargados de migrantes, cada uno de los cuales realiza un pago individual que inicia en 3,000 dólares y puede llegar a 15 mil, si se pretende llegar hasta Estados Unidos.
Fue el caso de la caja que volcó, propiedad de la empresa "Zeta Transportes", ubicada en Córdoba, Veracruz, y ligada a la familia Muguira Marenco, de clara trayectoria política dentro del PRI. Integrantes de esa familia han ocupado al menos una diputación local y la alcaldía de Córdoba mismo.
Un mayor deterioro de estas condiciones ampliará el enclave establecido en la zona por las mafias criminales, lo que haría más inmanejable toda la región. El viraje en esta agenda parece inevitable.
Correo: rockroberto@gmail.com