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Los 70 días de Pablo Gómez en la UIF
Pablo Gómez cumple hoy 70 días de que fue nombrado por el presidente Andrés Manuel López Obrador como nuevo titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), en lugar de Santiago Nieto, y 54 días de haber sido ratificado por el Congreso. En este tiempo, la curva de aprendizaje ha sido muy larga y poco alentadora para quienes creían que el manejo político sería menor que con sus antecesores.
Esta oficina, que en teoría debe ser puramente técnica, se ha usado por prácticamente todos los gobiernos como una herramienta política de presión y extorsión. Y con Gómez al frente, ahora todo parece encaminado a lo que le dictan desde la Presidencia o la Fiscalía General de la República, pues como lo reconoció él mismo, la UIF "no sirve si no tiene un propósito político".
Esa fue la pauta que marcó Gómez para sus labores en la UIF, consideradas por diversas tesis y resoluciones del Poder Judicial como de seguridad nacional, y reguladas por diversos convenios internacionales cuyos principales lineamientos están depositados en las 40 recomendaciones del Grupo de Acción Financiera Internacional.
En el tiempo que lleva en el cargo, poco se ha escuchado en materia de investigaciones de operaciones financieras ilícitas. Apenas apareció la semana pasada para anunciar que la esposa del exgobernador Javier Duarte, Karime Macías, había ingresado a la Lista de Personas Bloqueadas.
El político, eterno parlamentario, no acaba de agarrar los hilos de su nueva oficina, básicamente por desconocimiento de la técnica que tanto desdeña, por lo que ha dejado la estratégica operación de las indagatorias en uno de sus colaboradores más cercanos, Sandino Luna Almeida, quien se desempeñaba previamente como secretario técnico en la Mesa Directiva del Congreso.
Mientras tanto, Pablo Gómez se dedica a hacer política y a mostrar a través de sus redes sociales el perfil comunista que le ha caracterizado.
Se recuerda cuando defendió a los hijos del Presidente frente a las versiones periodísticas que los señalaban por enriquecimiento ilícito y sólo se limitó a manifestar que "no nos merecemos esa prensa".
El rol y las posturas de Pablo Gómez podrían ser los esperados por el presidente López Obrador, pero han causado preocupación entre las agencias de inteligencia de Estados Unidos, quienes intentan construir una colaboración con sus pares mexicanos. De entrada, no es buen mensaje para la DEA o el FBI que las credenciales que el nuevo titular de la UIF ha querido presumir en su nuevo encargo sean sus liderazgos dentro del Partido Comunista Mexicano y del Partido Mexicano Socialista.
Tampoco es buena señal que el nuevo funcionario tenga entre sus principales objetivos el modernizar un convenio de colaboración con la Fiscalía General de la República, en el que se contempla un acceso inmediato del Ministerio Público a las bases de datos en poder de la Secretaría de Hacienda.
Los contrapesos y la especialización son positivos en la administración pública, sobre todo cuando ésta empieza a ser copada por la política. El titular de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, debería tomar acuse de esto, pues hasta ahora ha brillado por su ausencia en la toma de decisiones, por ejemplo, en los titulares de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, la Subsecretaría de Egresos o la UIF. Tampoco se le ha visto activo en anuncios tan relevantes como la venta de Banamex. Los espacios vacíos del secretario en Hacienda los ha ido llenando el Presidente... imponiéndole políticos e incondicionales.
mario.maldonado.padilla@gmail.com
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