La tormenta económica que se avecina

La recesión ya no es una hipótesis, es un diagnóstico adelantado. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha encendido las alarmas, si los aranceles de 25% que Donald Trump ha prometido aplicar a México entran en vigor en abril, la economía mexicana sufrirá una contracción del 1.3% en 2025 y del 0.6% en 2026. Entre los países del G20, México es uno de los más afectados por la guerra comercial.
El golpe será demoledor. En un país donde el 80% de las exportaciones tienen como destino Estados Unidos, encarecer los productos mexicanos equivale a desajustar la estructura misma de la economía. La OCDE ha recalculado sus proyecciones en apenas tres meses, asumiendo que este nuevo muro comercial alterará las reglas de juego. La clave del problema no está solo en las tarifas, sino en la incertidumbre.
Tamaulipas se encuentra en una posición especialmente vulnerable. Como uno de los cinco principales estados exportadores del país, con un comercio exterior de 34 mil millones de dólares en 2024, la entidad depende del flujo constante de bienes hacia Estados Unidos. La manufactura, la industria maquiladora y la logística transfronteriza son ejes de su economía, pero con las nuevas tarifas, la competitividad de estos sectores se verá comprometida. Las empresas que operan en la frontera podrían enfrentar costos más altos, tiempos de entrega más largos y una incertidumbre que frena las inversiones.
En ciudades como Reynosa, Matamoros y Nuevo Laredo, donde una parte importante de la actividad económica está ligada al comercio exterior, el riesgo es aún mayor. La industria automotriz, de autopartes y la manufactura electrónica podrían ser las primeras en resentir la crisis, con ajustes en producción y potenciales despidos. La tensión también se trasladará al sector logístico, ya que Tamaulipas es la puerta de entrada para miles de camiones que cruzan diariamente a Texas. Si la economía del estado desacelera, el impacto será inmediato en el empleo y en la estabilidad de cientos de empresas que dependen de la exportación. El estado, que por su ubicación estratégica, ha sido una pieza clave del comercio con EE.UU., se encuentra en la primera línea de esta tormenta comercial.
En tanto, el gobierno de Claudia Sheinbaum se aferra a la posibilidad de que la amenaza no se concrete. La mandataria ha insistido en que los decomisos de fentanilo han disminuido y en que México no aplica aranceles a Estados Unidos, lo que en teoría debería frenar la imposición de represalias comerciales. Recordemos que el pasado viernes afirmó que, si de todas maneras Estados Unidos decidía poner tarifas en ciertos productos, su gobierno tomaría medidas de manera recíproca.
Pero el daño ya está hecho. La sola posibilidad de los aranceles ha paralizado inversiones, ha encarecido planes de expansión y ha puesto a las empresas en modo de supervivencia.
Las consecuencias no se limitan al PIB. La OCDE también advierte que la inflación en México permanecerá elevada, alcanzando el 4.4% en 2025 y el 3.5% en 2026, cifras más altas de lo proyectado hace apenas unos meses. El encarecimiento de los productos importados y la caída en la producción nacional generarían un círculo vicioso en el que los precios subirían, pero el crecimiento se estancaría.
El impacto en el empleo será inmediato. La incertidumbre ahuyenta inversiones y paraliza decisiones de contratación. Sectores como el automotriz y el de autopartes, que dependen de la integración con Estados Unidos, enfrentan un dilema, asumir los costos o trasladarlos a los consumidores. Eric Farnsworth, vicepresidente del Council of the Americas, no deja margen para la duda: "La economía mexicana ya estaba en apuros y los nuevos aranceles podrían hundir al país en una profunda recesión".
La OCDE plantea dos escenarios: en el primero, la guerra comercial escala y México enfrenta un periodo prolongado de contracción económica; en el segundo, se logra una negociación en el marco del T-MEC que atenúa el impacto de los aranceles. Pero, incluso en este último caso, el crecimiento proyectado sigue siendo mediocre, 0.1% en 2025 y 0.8% en 2026.
México no puede permitirse entrar en una guerra de represalias, pero tampoco puede quedarse inmóvil ante un castigo económico unilateral. La próxima ronda de negociaciones será decisiva para definir si el país logra contener la crisis, o si, como anticipa la OCDE, enfrenta su primera recesión en una década.
La economía se mueve entre la cautela y el miedo. ¿Trump provocará un nuevo giro de última hora o se de-
satará la tormenta económica en ambas naciones?
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