Columnas

La Santa Hermandad

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 13 DICIEMBRE 2014
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El primer cuerpo formal de policía fue la Santa Hermandad, creada por Isabel La Católica, reina de España, con los sabios consejos del Cardenal Cisneros y los buenos oficios de su contador de Cuentas, Alonso de Quintanilla y el sacristán del rey, Juan de Ortega. Ambos, durante la celebración de las Cortes de Madrigal, que debieron comenzar el 6 de abril de 1476 con la llegada de los Reyes, expusieron a los monarcas:

“Muy excelentes Señores, a VA, es notorio cuantos robos, e salteamientos, e muertes, e feridas, e presiones de hombres se hacen e se cometen cada día en estos nuestros Reinos en los caminos e yermos de ellos desde el tiempo que vuestra Real Señoría reina”.

Se ha respetado la ortografía de la época que no difiere mucho de la actual, para mejor comprensión de la situación que vivía España en aquellas épocas, no muy diferentes a las que se observan en los días que corren y que quizá merecen igual tratamiento.

“A lo cual ha dado causa la entrada de vuestro adversario de Portugal en estos vuestros Reinos, y el favor que algunos cavalieros vuestros, rebeldes e desleales, e enemigos de la patria le han dado. Cuyas gentes poniéndose en guarniciones hacen e cometen de cada día los dichos delitos, e otros grandes insultos e maleficios; e como quiera que somos ciertos que V.A. desea poner remedio en esto, e punir los malfechores; pero vemos que la guerra en que estáis metidos, e las necesidades que nos ocurren de proveer a los fechos de ellas, no vos dan lugar a ello, y porque vemos que vuestros Reinos con las tales cosas son maltratados, ovimos pensado en el remedio desto”.

Según el texto, ya en el siglo XV aparecía en escena ‘el extraño enemigo’ que provoca desaguisados en el solar nativo y estimula la comisión de delitos que dañan a la gente.

“E ovimos suplicado a vuestra Alteza que lo mandare proveer, e vuestra Real Señoría mandó a los del vuestro Consejo que platicasen con nosotros sobre la forma que se debía tener en remediar aquesto, a lo menos mientras duraban los dichos movimientos e guerras en estos Reinos, porque entre tanto la gente pacifica oviese seguridad para tratar e buscar su vida, e no fuesen así damnificados e robados”.

Necesario es señalar que Isabel de Castilla, conocida como La Católica buscó la unificación de España y la expansión de su economía con acciones de alta eficacia, como fue el patrocinio de la aventura de Cristóbal Colon para descubrir el Nuevo Mundo navegando hacia el poniente para encontrar un camino directo a las Indias.

“Entre los remedios que para esto se han pensado, parescionos ser el más cierto e más sin costa vuestra que para entretanto se ficiesen Hermandades en todos vuestros Reynos e cada ciudad e villa con su tierra entre sí, e las unas con las otras, e después unos partidos con otros en cierta forma, y de la qual vuestra Alteza mando facer sus Ordenanzas. Por ende suplicamos las mande dar por ley para en todos vuestros Reinos para que hayan mayor fuerza e vigor”.

La institución es considerada como un instrumento que buscó garantizar el orden público. Su función consistía en inhibir la comisión de delitos; perseguir a los delincuentes y, además, juzgar y castigar los delitos cometidos en campo abierto, fuera de pueblos y ciudades.

Se creó inicialmente por un período de tres años. Su jurisdicción era de cinco leguas a la redonda de cada localidad con más de treinta vecinos; conjuntadas en ocho provincias. Su tropa consistía en un jinete por cada cien vecinos y un soldado por cada ciento cincuenta, agrupados en cuadrillas. Sus ámbitos de actuación legal fueron: robos, crímenes, incendios, juicios sumarísimos con aplicación inmediata de la pena. Se le dotó de una estructura económica, política y administrativa que involucró a los propios habitantes y autoridades de cada lugar, aliviando el peso de la seguridad pública sobre la Corona. 

Así logró la reina Isabel concretar su aspiración de un instrumento para restablecer la paz interior mientras se ocupaba de otras empresas de mayor calado como la guerra con sus vecinos, con otros ocupantes de la península y su aventura en ultramar.

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