Columnas - Eric Valdez Gómez

La República de Sheinbaum

  • Por: ERIC VALDEZ GÓMEZ
  • 12 FEBRERO 2025
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La República de Sheinbaum

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha enviado una reforma constitucional que busca poner fin a la reelección y erradicar el nepotismo en la política. Con esta iniciativa, la mandataria retoma un principio fundamental de la Revolución Mexicana: "Sufragio efectivo, no reelección", la máxima que guió a Francisco I. Madero en la lucha contra la perpetuidad en el poder. Pero esta reforma no solo se dirige a los políticos en funciones, sino también a todos los partidos, los verdaderos vehículos que llevan a los candidatos a los cargos de elección popular. Es un mensaje a toda la nación, un intento de transformar las reglas del juego y reafirmar que el poder debe renovarse.

Dicen que la sangre llama y, en política, no es la excepción; en ocasiones, este vínculo pesa más que la trayectoria. La herencia de poder en nuestro país ha sido histórica, por eso Sheinbaum ha propuesto una serie de reformas para frenar dos de los mecanismos que han permitido esta "monarquización" de la política mexicana: el nepotismo y la reelección.

Aunque esta reforma no aplicará en el proceso electoral inmediato, su significado político es innegable. La presidenta no solo está planteando un cambio en la Constitución, sino un mensaje sobre el futuro de la política en México. La iniciativa coloca en el debate nacional la importancia de garantizar que el poder se distribuya de manera equitativa y que no se convierta en un privilegio vitalicio. Más allá de su viabilidad legislativa, este movimiento redefine la relación entre gobernantes, partidos y ciudadanía, estableciendo un precedente que marcará el rumbo de futuras reformas.

Desde la comunicación política, esta propuesta tiene un impacto significativo. Sheinbaum, quien ha sido cuestionada en sus primeros meses de gobierno, logra con esta iniciativa un mensaje claro de combate a las viejas estructuras que han frenado el desarrollo democrático. No solo se trata de una reforma legal, sino de un símbolo de transformación política que refuerza su narrativa.

El desafío ahora será la implementación. Prohibir el nepotismo y la reelección no basta si no se crean mecanismos efectivos para evitar simulaciones y estrategias que burlen la ley. La ciudadanía deberá ser vigilante para que estas reformas no queden como una promesa vacía, sino como el inicio de una nueva etapa en la política mexicana, donde los cargos públicos no se hereden como títulos nobiliarios, sino que se ganen con trabajo y capacidad.

Sheinbaum ha enviado una señal clara de que su administración busca consolidar una democracia, donde el poder sea verdaderamente del pueblo. Como dijo Thomas Jefferson: "Siempre que el pueblo esté bien informado, se le puede confiar su propio gobierno." México ha dado el primer paso para erradicar las dinámicas monárquicas en su política, pero el verdadero cambio dependerá de que la sociedad exija que el poder siga siendo, como dicta la esencia de una república, del pueblo y para el pueblo.

El autor es consultor en comunicación política

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