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La era del Feminismo
A pesar que la vida de las mujeres ha cambiado radicalmente en los últimos años, y podríamos decir que ha tenido mejoras importantes, seguimos viviendo inestabilidad, amenazas, desestimación, constantes juicios y al parecer vamos en retroceso.
Algunos ejemplos que podemos mencionar es la ley en el Estado de Wyoming que prohíbe el uso de píldoras abortivas, con penas de hasta seis meses de cárcel para quien las consuma, también se analiza ya en ciertos estados eliminar algunos métodos para el control de la natalidad. Podemos también mencionar la ley antiaborto polaca; considerando que Polonia forma parte de la Unión Europea y ya estamos en la segunda década del siglo XXI.
La batalla del género no terminará a menos que hombres y mujeres planteemos una revolución; y no me refiero a levantarnos en armas, sino a cambiar la manera de pensar; una revolución ideológica que parece ser casi imposible. Tenemos oponentes poderosos: los tres sistemas religiosos masivos. La Iglesia enfermó y paralizó la vida de las mujeres empezando por los mitos que conforman la creación... en donde para muchos sigue siendo válida la historia de la costilla de Adán.
Esta misma Iglesia, exterminó sistemáticamente en las hogueras durante seiscientos años a las mujeres que pensaban diferente, eran hermosas o les gustaba la lectura y la ciencia, o simplemente porque eran libres; las convirtieron en las "brujas" de Europa. Acaso ¿admitió la Iglesia su responsabilidad en algún momento, del mayor genocidio por motivos de género de la historia? ¿Se disculpó alguna vez del crimen que había cometido? Nunca.
La Iglesia se limita a permanecer a lo largo de los siglos instalada en las mismas historias que se inventó para establecer un sistema esclavista y criminal que humillaba a las mujeres para asegurar así el poder de los hombres; sin embargo las mujeres también nos hemos quedado calladas ante el estatus que se nos otorgó dentro de la Iglesia, no se porque nos ha faltado valor. Los principales medios de comunicación se oponen aún más a cualquier evolución en este debate sobre el género, más aún que la propia Iglesia porque no paran de reproducir estereotipos desfasados y tradicionales, que les reditúan enormes ganancias. Es más, podría decirse que las peores y mayores enemigas de estos cambios de los que hablamos somos las mujeres, quienes en muchas ocasiones continuamos siguiendo patrones o estereotipos de mujeres con cuerpos casi inalcanzables a menos de ser sometidas a muchas y dolorosas cirugías, sin pensar que esos cuerpos y rostros también pasaron ya por horas de edición en computadoras... ¿Por qué no romper de una vez con todos estos patrones? Son autodestructivos y muy discriminatorios.
El Feminismos ahora es lo políticamente correcto, todas quieren ser feministas, pero solo de palabra; vemos en los medios de comunicación como las celebridades ricas y famosas hablan de sí mismas como feministas o activistas, pero no usan su influencia o poder para hacer algo por una de las más de un millón de mujeres al año, que según las últimas cifras, son prostituidas.
Hay esclavitud e ilegalidad en todas partes, incluso donde uno no pensaría que hubiese: Ámsterdam, París, Berlín... Al mismo tiempo, son millones las mujeres que, sistemáticamente, son abusadas, esclavizadas, matadas, violadas o privadas de sus derechos básicos en todo el mundo, y a la "sociedad" no parece importarle lo más mínimo.
Las mujeres seguimos viviendo violencia política, en donde se limita, menoscaba o anula el ejercicio efectivo de los derechos políticos y electorales, en México y otros países del mundo.
Sufrimos una discriminación a la inversa donde la minoría que ahora somos los blancos, hetero, con postgrado y trabajo, somos quienes tenemos que tener cuidado de nuestras palabras y acciones porque nos juzgan duramente por no pertenecer al grupo mayoritario. Hablar de injusticia y desigualdad para las mujeres implica muchas páginas de colaboración, sin embargo por algo debemos empezar.
"El cambio social lo logran quienes se atreven y actúan, quienes pueden pensar de manera poco convencional y quienes pueden cortejar la impopularidad". Indira Gandhi