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La complejidad de Tamaulipas

  • Por: HÉCTOR GARCÉS
  • 25 FEBRERO 2022
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La complejidad de Tamaulipas

A diferencia de otros estados del norte del país, Tamaulipas es un estado integrado por varias ciudades y regiones con dinámicas políticas, económicas, sociales y culturales muy distintas entre sí, situación que deriva en una singular complejidad para administrarlo y gobernarlo.

Nuevo Laredo, por ejemplo, es un municipio con rasgos muy diferentes a los de Ciudad Victoria, capital de una entidad que arrastra rezagos históricos al ser relegado por la visión centralista que ha prevalecido en México desde su nacimiento como país independiente.

Basta ver lo que sucede en la activa zona metropolitana del sur tamaulipeco: de una calle a otra, en la que se establece la división territorial municipal entre Tampico, Madero y Altamira, se registran comportamientos socioculturales distintos que, desde cierta perspectiva, generan un ambiente de pluralidad que, solo para tomarla como referencia, la clase política victorense, acostumbrada a los usos y costumbres de la burocracia institucional, poco o nada entiende.

Reynosa, la ciudad más poblada de Tamaulipas y, por tanto, con múltiples demandas de servicios públicos e infraestructura, es un municipio que creció con un desorden y una rapidez inusitada producto de la migración, fenómeno social estimulado por la búsqueda de oportunidades laborales y de estar lo más cerca posible del 'sueño americano'.

Ese rápido crecimiento poblacional regido por la aspiración migrante también se refleja, con una dinámica propia, impuesta en cierto modo por la economía ilegal fronteriza desde los tiempos del contrabando, en Matamoros.

Además, los tres principales municipios de la frontera tamaulipeca tienen una conexión económica y social directa con las ciudades vecinas texanas, formando una especie de zona conurbada binacional en la que se mezclan, de manera singular, las culturas de México y Estados Unidos y, en particular, de Tamaulipas y Texas.

A toda esa dinámica que se observa en las localidades más importantes del territorio tamaulipeco se deben sumar regiones con características propias como 'La Ribereña', ese conjunto de pequeñas poblaciones fronterizas, o 'El Altiplano', situado en el suroeste de la entidad, considerado como el área con mayores niveles de pobreza.

Por esa heterogeneidad, por esa diversidad social y geográfica, Tamaulipas es un estado muy complejo a la hora de ser administrado y gobernado.

Las necesidades y las demandas son múltiples, imposibles de resolver en el corto plazo que impone el mandato de un sexenio y, sobre todo, un presupuesto limitado, sujeto al criterio centralista o del gobierno federal -sea del color que sea porque esta problemática es histórica-.

En otras palabras, el presupuesto destinado para un estado compuesto por seis regiones con dinámicas económicas y sociales muy distintas es muy poco, simple y sencillamente no alcanza para cubrir lo que cada zona requiere para mejorar sus estándares en materia de obras y servicios.

A diferencia de Nuevo León, estado vecino en el que la economía gira en torno a la zona metropolitana de Monterrey, Tamaulipas es un estado con una diversidad y una complejidad poco o nada entendida desde la Ciudad de México.

Incluso, algunos gobernantes del antiguo sistema política priista que se mantuvo en el poder durante 86 años se mostraron sumamente ignorantes y negligentes del heterogéneo mosaico cultural tamaulipeco.

En ese contexto, los tamaulipecos asistirán una vez más a las urnas el próximo 5 de junio para elegir a un nuevo gobernador, el que tomará decisiones que definirán el rumbo del estado en el periodo 2022-2028.

Hace seis años, por vez primera, los ciudadanos votaron por ponerle fin a un esclerótico sistema político que, a nivel estatal, había prolongado lo más posible su existencia.

Los tamaulipecos optaron en 2016 por la alternancia. El voto, como sucede en toda democracia, aunque ésta sea frágil y tambaleante, renueva la esperanza colectiva.

Sin embargo, como también acontece en toda democracia, las expectativas son demasiado altas, difíciles, prácticamente imposibles de cumplir.

Esas expectativas son fomentadas por diversos factores, entre ellos, la mercadotecnia, la propaganda, la narrativa de los candidatos que prometen un cambio de fondo, sin dejar de lado la ilusión de una sociedad que, pese a todo, trata de confiar en la palabra de la clase política.

Tamaulipas es un estado muy complejo, con ciudades y regiones con dinámicas socioeconómicas muy distintas entre sí, por lo que representa un auténtico reto gobernarlo.

Para tomar las riendas del estado se requiere más que la decisión y la voluntad de un solo hombre, error que también se comete, al fin de cuentas problema cultural, en el escenario nacional. Se necesita, ante todo, la aplicación de políticas públicas que fomenten la integración de Tamaulipas, una entidad con un enorme potencial para crecer.

 

RINDEN TRIBUTO A LA BANDERA, SÍMBOLO DE IDENTIDAD NACIONAL

Los presidentes municipales asistieron y cumplieron con la celebración del Día de la Bandera, fecha en que se rinde tributo a ese símbolo de la identidad nacional.

En Ciudad Madero, Adrián Oseguera Kernion, junto con los representantes del Ejército y la Marina, así como de la Policía Estatal y la Guardia Nacional, se dio cita en el Parque Bicentenario para conmemorar el lábaro patrio.

Chucho Nader, presidente municipal de Tampico, aprovechó para estrenar la remodelación del área donde se encuentra el asta en el recinto ferial. Ahí se alzó, en acto solemne, la bandera con la presencia de las autoridades civiles y militares.

En Altamira, el alcalde Armando Martínez Manríquez hizo lo propio en la explanada del Palacio Municipal. Lanzó, además, un llamado a la unidad, mensaje que simboliza la bandera, referente de identidad de toda nación.

Mario López, en la plaza principal de Matamoros, celebró el 24 de febrero con el abanderamiento de tres escoltas de nivel preescolar, hecho que refleja la importancia que desde la niñez se tenga un especial respeto por la bandera, civismo pues.

 

Y PARA CERRAR...

Un nuevo orden mundial se confirma con la invasión de Rusia a Ucrania. La hegemonía sobre el planeta es ahora compartida por tres naciones: Estados Unidos -un imperio que sigue imponiendo muchas condiciones-, la Rusia de Vladimir Putin y... China, cuyo poderío económico y tecnológico se despliega cada día con mayor intensidad en todo el orbe.

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