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La complejidad de las enfermedades emocionales
El alcoholismo
Es una enfermedad progresiva, incurable y mortal, contagiosa, burlona, es física, mental, espiritual, acumula y genera conductas toxicas, por supuesto y está comprobado, que es genética, los descendientes de abuelos y padres alcohólicos, están propensos a caer en las enfermedades emocionales, genera pensamientos patológicos, sicoticos, obsesivos, la ansiedad y la compulsión se disparan a niveles muy altos, el alcohólico, es un tipo conflictivo, con dificultades para socializar y entender sus miserias espirituales, es neurótico, aislado, tímido, no tiene la actitud de liderazgo su tendencia es la mediocridad, el conformismo y las apatía al cambio, no acepta ni se derrota ante su serio problema por su manera d beber, igual, con este perfil, está el consumidor de marihuana, los farmacodependientes, los heroinómanos, los ludópatas o adictos a cualquier otro tipo de adicción, ya sea, el adicto a las mentiras, como el adicto al sexo o la pornografía, la enfermedad emocional, ese por demás compleja, no se trata de un resfriado.
El marihuano
Muy a pesar de estar plenamente convenido de sus falsos argumentos, de que la marihuana es medicinal, que tiene un efecto espiritual, propia de los monjes del Bosque del Silencio, con el tiempo, esta adicción les roba, seguridad, el marihuano, en la mayoría de los casos, es un ser inseguro, aislado, completado, la droga le roba una actitud positiva, son, muchos de ellos, retardos del reflexionar, pensar y hablar, hablan como que en cámara lenta, caminan con pereza extrema, encurvan la postura y se enjoroban, refugiándose en la recamara, son aislados, raros, al pasar del tiempo, la marihuana genera consecuencias, la piel se torna áspera, seca, amarilla, ceniza, los ojos, tristes, llorosos y lo blanco de los ojos se pinta de un café cenizo, se llama esclerótica, las actitudes son nefastas, no le puedes decir nada, porque explota y te agrede, algunos de ellos, han golpeado a su misma madre, la mala hierba, les roba la serenidad y el sueño tranquilo, el gran riesgo, es que esta droga, es un escalón para el consumo de sustancias más fuertes, como la heroína y el fentanilo, denotan claramente en un marihuano, sus actitudes y mediocridad, pierde el amor propio, sus deseos de superación e higiene personal.
El enfermo emocional
Está lleno de conductas toxicas, somos, como almas gemelas, mitómanos de corazón, apáticos, aislados, refugiados en la melancolía, carecemos de compromiso y de deseos de superación, no cerramos círculos, a la vez, muchos de los adictos, en recuperación o no, somos mecha corta, neuróticos, explosivos, agresivos y entramos a la tendencia de fracasar como pareja, no tenemos capacidad, ni inteligencia emocional para conducirnos por la serenidad y la empatía, somos machistas o en el caso de la mujer, hambrinas, la neurosis, a flor de piel, malos, muy malos para la comunicación, claro, distantes, refugiados en la soledad y el aislamiento.- En la casa de un neurótico como yo, hasta el perro es neurótico, lo que quiero decir, es que vivimos en hogares disfuncionales, donde la neurosis es una carecteristica común y el pan nuestro de cada día, el origen de las enfermedades emocionales y las solución, están en un hogar disfuncional.
Pidiendo ayuda, rogándole a Dios, no encontrarla
Hay adictas a la codependencia, por supuesto que también es una enfermedad emocional, son amantes de las relaciones toxicas, hay adictos al juego, a las apuesta, a la vigorexia, que es la adicción al gimnasio, hay adictos, al trabajo, a la religión, a la comida, a la depresión, hay una variedad muy amplia de adicciones a sustancias y a conductas toxicas, por ejemplo, hay adictos al chisme, a descalificar a criticar, adictos al conflicto a depender de alguien, la mayoría, toca fondo, sufre por las consecuencias, algunos, buscan ayuda, pero quieren una solución exprés, ante el mas mínimo esfuerzo, el máximo resultado, se la saben de todo a todo. Te dicen que sí, pero no te dicen cuándo van a aplicar las sugerencias y al pasar del tiempo, tres años o más, te los encuentras y están peor que antes, es decir, no salieron del hoyo, porque no quisieron o no pudieron, lo mismo sucede en las clínicas y centros de rehabilitación, los conoces como internos, al rato, vuelven a recaer, una y otra vez, es difícil, pero no imposible, el dato negativo es que de cada diez internos de clínicas y centros de rehabilitación, de cada diez, nueve recaen, muchos de ellos, se mantienen limpios, pero sufren al vivir una intensa borrachera seca, emocionalmente siguen en el hoyo pero sin consumir.
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