Columnas > ERNESTO SALAYANDIA GARCÍA
Hay de cárceles a cárceles
Seres humanos en desgracia
Tengo entre 15 y 10 años frecuentando los Centros de Readaptación Social de la ciudad de Chihuahua, conocidos como CERESOS, principalmente en el femenil, comencé a visitar a las personas privadas de su libertad una vez a la semana, coordinando un grupo de autoayuda el que denominamos, CREFE, crecimiento, esperanza y fe, hacíamos dinámicas de liberación emocional, la mayoría hacia catarsis, que es un vomito emocional, bailábamos, cantábamos, reíamos y llorábamos, disfrutábamos de una taza de café calientito y una pieza de pan de dulce, presentábamos videos y películas, teníamos un circulo de lectura con temas emocionales y espirituales, ello me permitió aprender de ellas, logre un buen número de testimonios que en su oportunidad publique e incluí en mis libros publicados, con vi con sentenciadas por asesinato, secuestro, extorsión, violaciones, narcotráfico y otros delitos graves y leves, palpe un mar de injusticias, corrupción e incongruencias, en la medida de lo posible, trate de ayudarlas de mil manera, siempre de buena voluntad, con los años me encariñado con ellas y dos veces al año, les organizo un festival con música en vivo, el 10 de mayo y en navidad, con exquisita comida y gestiono ante benefactores una serie de artículos de primera necesidad que el gobierno no les da y en mano, hacemos entrega de cada kit.
Pretender tapar el sol con un dedo
Estos CERESO de Chihuahua, no están excluidos del mar de corrupción que prevalece en toda la República Mexicana, ahí todo cuesta, por ejemplo, si alguien le lleva artículos de primera necesidad a un interno, debe de pagar una cuota para que lleguen a sus manos, de igual manera si el reo desea tener visita familiar o conyugal, debe de pagar por el trámite, igual, si quiere una entrevista con su abogado, seguridad internas, baño caliente, hablar por teléfono y en sí, toda una serie de privilegios que se sortean en los pasillos, cuesta la protección, el trato especial, el uso de instalaciones y otras cosas, hay tráfico de influencias, prostitución y violaciones a los derechos humanos y constitucionales, estos seres humanos, reciben, en muchos casos un trato indignante, una comida pésima a base de soya y aunque el Presidente López Obrador afirma que cada preso le cuesta tres mil quinientos pesos diarios, los CERESOS operados por empresas particulares gastan 192 mil pesos al mes, es una verdadera mentira, ese dinero no se palpa ni en instalaciones, vestuario, alimentación, seguridad, tecnología y hay un mundo de carencias, la pregunta sería.- ¿Dónde está todo ese dinero?
Sentenciadas a sufrir
Ahí adentro la vida no es nada fácil, impera la ley de la selva, culpables o inocentes corren la misma mala suerte, muchos abogados se burlan de ellas, les sacan dinero y no hacen nada por sus carpetas, otros se cobran con favores sexuales, los juzgados están empantanados, burocratizados, no son nada flexibles, hay carpetas, reos, olvidados por años, conozco personas inocentes que estuvieron encerradas por más de seis años, incluso, sin sentencia, el hostigamiento existe como las injusticias, la readaptación social no es nula, no hay programas ni facilidades de superación, viven un verdadero infierno, las oportunidades de rehacer la vida son nulas, la mayoría, tiene familia fuera de la ciudad de Chihuahua y se les dificultas venir a visitarla, a traerles lo más mínimo, además, el sello de distinción, en muchos casos, es la pobreza extrema, por ello, la prostitución aflora, como el tráfico de drogas, es debido a las pocas posibilidades económicas de muchas internas. El gobierno es cómplice de las injusticias y la corrupción.-
¿Cuál es el origen del problema?
En esta labor de gestoría, escuchado comentarios tan estúpidos, que por ello, me motive a escribir este artículo, la primera pregunta que le formulo a los criterios enanos, por demás mediocres, seria.- ¿Quién eres tú para criticar, cuál es tu experiencia? Ellas están ahí porque tomaron malas decisiones, inocentes o culpables, están presas, son niñas dañadas con antecedentes genéticos de neurosis, alcoholismo y drogas, nacieron, crecieron en un hogar disfuncional, sin principios ni ejemplo, fueron, muchas de ellas, víctimas de abusos sexuales, su heridas profundas del alma se arraigaron en una tormentosa infancia, están ahí, pagando sus consecuencias pero es un reflejo de lo mal que estamos, de la enfermedad emocional que como sociedad prevalece en nosotros, son seres humanos que estuvieron en la hora, momento y con gente equivocada, hay quienes estarán de por vida por el delito de secuestro. Me ha tocado palpa la indiferencia hacia esta causa con actitudes toxicas como el ignorar mis escritos o llamadas.